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Un trabajo de la Universidad Autónoma de Barcelona insiste en la inmigración como única alternativa a la despoblación Un trabajo de la Universidad Autónoma de Barcelona insiste en la inmigración como única alternativa a la despoblación
El problema de la despoblación rural está siendo abordado por el mundo académico desde una perspectiva realista

Un trabajo de la Universidad Autónoma de Barcelona insiste en la inmigración como única alternativa a la despoblación

El Centro de Estudios Demográficos cree difícil la regeneración demográfica
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Un nuevo trabajo académico sobre despoblación rural en España ve la inmigración como la única alternativa posible para hacer frente al reto demográfico. La investigación, que firma el profesor de Geografía de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Joaquín Recaño, y que ha sido publicada por el Centro de Estudios Demográficos, ve difícil la regeneració demográfica en las zonas rurales y considera que solo la inmigración puede afrontar ese problema. Además, señala que la línea de defensa frente al reto demográfico ya no está en los pueblos pequeños sino en las ciudades intermedias y las cabeceras de comarca del interior peninsular.

El trabajo se titula Despoblación 1.0: la geografía y los factores del declive demográfico rural en la España del desarrollismo y ha sido publicado en la revista en línea Perspectives Demogràfiques que edita el Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona.

La investigación parte de la premisa de que en el debate existente en España sobre el despoblamiento rural existe un consenso sobre sus raíces históricas, pero en cambio es necesario abordar con detalle los factores sociodemográficos de ese origen para entenderlo y abordarlo en la actualidad.

Al tratarlo desde esa perspectiva llega a la conclusión de que la inmigración es la “única alternativa realista para recuperar los territorios despoblados”. En el mismo sentido señala que la línea de defensa contra la despoblación ya no se halla en los pueblos pequeños, sino que se ha trasladado a las ciudades intermedias y cabeceras de comarca de muchas provincias del interior peninsular. Incide en la necesidad de abordar la situación con realismo, y en este sentido las conclusiones del estudio apuntan a que las políticas contra la despoblación deben abordarse de acuerdo con el territorio afectado porque es la única forma posible para que sean eficientes.

El autor, Joaquín Recaño Valverde, es investigador (CED-CERCA) y profesor titular del Departamento de Geografía de la UAB. El Centro de Estudios Demográficos de esta Universidad en la que se ha publicado el estudio es una institución fundada en el año 1984 con la intención de promover la investigación básica y aplicada, la docencia en demografía y la difusión del conocimiento a la sociedad.

El trabajo apunta a que entre los factores que propiciaron el declive demográfico en las zonas rurales estuvo el aislamiento geográfico de las áreas de montaña, la pobreza, el capital humano y la dependencia casi exclusiva de la agricultura. Por el contrario, sostiene que “la diversidad económica, la dimensión demográfica de los núcleos rurales, el poblamiento disperso y denso y unas buenas infraestructuras públicas favorecieron la resiliencia demográfica frente a la despoblación”.

Más allá de circunscribir el análisis de la despoblación o vaciado de las zonas rurales al poder de captación de las ciudades desde mediados del siglo pasado, el autor plantea que “la tesis de una sobrepoblación rural previa a la despoblación no es descabellada, aunque nos faltan todavía investigaciones que corroboren esa hipótesis”.

En ese sentido, apunta que que en la década de los cincuenta el campo rural apenas había experimentado cambios estructurales en la agricultura y se enfrentaba a dificultades para mantener una población que había crecido por encima de la capacidad de los territorios. “La emigración hacia las ciudades supuso entonces un alivio y la apertura de oportunidades vitales para hombres y mujeres que no hubieran podido desarrollarse en los espacios rurales”, indica el trabajo.

Argumenta a este respecto que si el principal mecanismo de declive entre 1960 y 1981 en el campo fue el éxodo migratorio, ahora es el decrecimiento natural de la población asociado al envejecimiento demográfico. Un cambio que no es baladí, afirma el investigador, que sostiene que “si la emigración puede ser mitigada con innovadoras y costosas medidas económicas, la recuperación de la natalidad no aparece en el horizonte”.

Eso, unido al envejecimiento de la población, deja como única alternativa “realista” la inmigración. Sostiene el investigador que “el mundo rural en los sesenta era tan diverso como el actual y su declive demográfico fue también muy variado”. En consonancia con ello argumenta que “las políticas de lucha contra la despoblación no pueden ser idénticas, deben responder a las peculiaridades de cada territorio”.

Sobre la situación del aislamiento geográfico por la falta de infraestructuras, el investigador sostiene que ahora han mejorado, pero en cambio ese mundo rural está “vacío con escasas expectativas de regeneración demográfica”.

El mundo académico ofrece una visión del reto demográfico desde el rigor científico

Tras el aluvión de estudios e informes que se produjeron al principio cuando el reto demográfico entró en la agenda política, buena parte de ellos auspiciados por las instituciones, ahora está empezando a hablar el mundo académico para ofrecer una visión de la despoblación desde el rigor científico y el realismo.