Síguenos
José Luis Rubio

Qué sensación tan poderosa aporta propinar un buen insulto. Y si no me creen, prueben a decir en voz alta (pero sin gritar, por favor) palabras como “imbécil”. Y díganlo regodeándose en los sonidos, sobre todo en las consonantes, pero sin descuidar ningún fonema. Hay que pronunciarlo sin prisa porque, seguramente, si corremos en su dicción la persona a la que se le dirige no alcance a comprender la profundidad del calificativo.

Un buen “imbécil”, en el que el fonema “m” se arrastre atrapado por la oclusión de nuestros labios, aporta mucho más que lo que la Real Academia describe. Díganlo deleitándose: “Imbécil”. Y cuanto más arrastren la eme, cuánto más contengan el insulto dentro de su boca para soltarlo después de golpe, más énfasis pondrán en la falta de inteligencia de la persona a la que lo dediquen.

Y es que, como casi todo en esta vida, también el insultar puede convertirse en un arte. E incluso en terapia. “Imbécil”, así, llenando la boca, arrastrando el sonido y dejando que la segunda mitad del calificativo se proyecte desde la glotis como con prisa, no sea que el sujeto pierda el hilo de lo que se quiere decir.

Recuerdo una conferencia del coach Emilio Duró en la que insistía en la importancia de las primeras impresiones. Decía Duró que estas obedecen al instinto primario de supervivencia, que alertan de situaciones potencialmente negativas. Y concluía el ponente que habitualmente la primera impresión es la acertada. Y es que cuando una persona parece imbécil a primera vista es muy fácil que la tozuda realidad se empeñe en confirmarlo.

Sí, lo sé. Ahora la palabra “imbécil” no deja de resonar en su cabeza. Y poco a poco ese murmullo se hará antropomórfico y tendrá cara. Y pensando en esa cara usted repetirá, casi en voz alta, un  “imbécil” casi tan corpóreo como merecido.

Porque hay personas tan versátiles que pueden parecer imbéciles y, además,  serlo.

Defendía el otro día la conveniencia de hablar bonito, pero en ocasiones hablar grueso puede ser igual de gratificante, o incluso más.