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125 días 125 días
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Raquel Fuertes

Tal vez chispee este viernes o el sábado. Seguro que alguno recuerda que le cayeron cuatro gotas hace algunos días. Lo justo para ensuciar el coche o para recordar que, a veces, del cielo cae agua, granizo y hasta nieve. Porque se nos va a olvidar.

No me gustan los días grises. Y la lluvia solo con moderación y frecuencia adecuadas. Pero lo de este año clama al cielo. Este año no ha llovido en Teruel. Algunos lo han contado y han sumado 125 días sin precipitaciones de más de 2,5 l.

Campos yermos, flores minúsculas, hierbecillas tímidas y un tono ocre que lo va cubriendo todo como si de finales de agosto se tratara. Una sensación que se acentúa con temperaturas prematuramente cálidas. Pero, ojo, no se vengan a la costa con ánimo de toalla y chapuzón porque por aquí las temperaturas son de abril estricto la mayor parte de los días (eso sí: tampoco llueve).

La sequía parece, al principio, algo que solo afecta a unos pocos. Una curiosidad campestre. Que si el campo esto que si los embalses lo otro. Con distancia. Como si no tuviéramos que comer y beber todos todos los días. Una vez más, en la era Netflix nos parece que con Wifi y un par de plataformas de contenidos tenemos la vida solucionada. ¿Ven como no aprendimos nada en la pandemia?

Si en 2020 un bicho en el límite de lo que es considerado ser vivo nos cambió la vida para siempre, no descarten ahora la capacidad de cambiar nuestra existencia de una sequía que, teniendo en cuenta que en clima pintan bastos, puede que no quede en flor de un año sino que se extienda en el tiempo.

Un desierto cuando el agua es el principio de todo. No podemos vivir sin agua. Literalmente. Las sequías generan mermas en las cosechas y de ahí pueden empezar espirales de desarrollo incierto que en otros países (en la historia antigua, pero también en la más próxima con casos como el de Siria) han desencadenado hambrunas e incluso conflictos bélicos. Que las guerras del pan existen.

Seguiremos mirando al cielo y diremos aquello de que ojalá que llueva. Pronto y bien. Que de años aciagos ya estamos cubiertos.