Síguenos
A crédito A crédito
banner click 244 banner 244
Raquel Fuertes

Vivir hoy con el dinero que, seguramente, tendremos mañana. ¿Y si el seguramente no se convierte nunca en dinero contante y sonante? ¿En qué nos convertimos entonces? Supongo que en algún tipo de delincuentes o, cuanto menos, en deudores de aquellos que nos emitieron aquel plástico envenenado.

Siempre me ha asombrado ver en las películas americanas la cantidad de tarjetas no respaldadas por dinero existente sino potencial que maneja cualquiera por allí. Parece como si uno siempre viviera financieramente al menos un mes por delante de su edad biológica.

Algo parecido pasa con las personas. Los de naturaleza ingenua y confiada extienden líneas de crédito generosas que sus conocidos pueden usar a discreción e, incluso, recargar a menudo si muestran que tienen bondad para ir aumentando su cuenta. Los más desconfiados van operando desde cero, incluso desde un crédito negativo, hasta que el interlocutor, a fuerza de probar su valía o integridad va generando un crédito que, en el caso de los más desconfiados, puede volverse a poner a cero en el primer fallo u omisión.

Personalmente, peco de ingenua. Prefiero presumir que mi interlocutor actúa de buena fe y es un buen tipo. El problema, claro está, es que así te encuentras con más decepciones que los escépticos. Pero aún creo que merece la pena. Llámenme inocente.

Con la clase política, sin embargo, me pasa todo lo contrario. Mi crédito de partida hacia un político es negativo por defecto. Creo que desde que tengo capacidad de voto no ha habido nadie que me sedujera a la primera o que me convenciera de su honestidad. Bueno, echando la vista muy atrás, puedo recordar que Adolfo Suárez sí me pareció un auténtico caballero en un mitín de aquellos multitudinarios (aunque también he de decir que luego no le voté).

De los que se están viendo las caras estos días (entiéndase la ironía) ya lo he dicho varias veces: ninguno es merecedor de mi absoluta entrega y convicción. Lo cierto es que, aun sin crédito, después del Domingo de Resurrección iré a las urnas a cumplir con lo que como ciudadana se me ha pedido. Aunque mis papeletas supongan un adelanto de crédito. Por favor, voten lo que quieran, pero voten. Ya nos quedará tiempo de disfrutar de lo votado…