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Aber Aber
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Raquel Fuertes
La verdad es que los actuales métodos de conocimiento, conversación, relación de la gente a veces te dicen mucho más del que está al otro lado que cuando lo tienes cara a cara, mirada contra mirada. Antes sólo algunos marcianos nos poníamos con aquello tan antiguo y tan maravilloso de escribir cartas. Un intercambio en el que revelabas mucho del remitente y mucho de ti. No hay nada como leer cartas propias del pasado para redescubrir cómo éramos y cuáles eran los sentimientos de nuestro yo de ayer. Pero esto en los 90 lo hacíamos cuatro y pocos quedaban expuestos a que se les viese el plumero del suspenso en ortografía o del aprobado raspado en expresión escrita.

Ahora vivimos con el teléfono como apéndice vital, como mochila de oxígeno sin la cual nos sentimos perdidos, huérfanos, ansiosos… pero no hablamos. Hablar por teléfono, sobre todo a los más jóvenes, se les hace un mundo. Una intromisión. Así que escribimos. Incluso entre personas que mantienen una relación.

Ahí se ve que el cambio de tendencia en las definiciones de intimidad o intromisión es algo imparable y que el paradigma de las relaciones se establece entre un mundo absolutamente digital, ese metaverso en el que uno puede inventarse al personaje, y unos encuentros que cada vez se nos hacen más cuesta arriba. El cara a cara cada vez pesa más, nos hace sentirnos más vulnerables.

Y es curioso porque, justo de esos textos de chats de aplicaciones variopintas (o en correos megaprofesionales, no se crean) uno puede extraer mucha más información del otro en la forma que en el fondo. El uso indiscriminado de a ver, haber y aber (¿no les duelen los ojos en este punto?) puede rebajar las expectativas de cualquiera. Por no hablar de la emoción de encontrar a alguien que usa la coma del vocativo.

Soy ingenua, lo sé. Pero tal vez si conseguimos ir aumentando el nivel de exigencia en esos gestos cotidianos al final podamos revertir esa sensación de caída en picado de las exigencias en fondo y forma de todo lo que nos rodea. Y es que, mirando lo que sucede en estos días y como dijo aquel (perdonen que no recuerde la fuente), “en la forma está el fondo”. Aber si no…