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En pelotas En pelotas
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Raquel Fuertes
Estando en estas fechas y siendo esta mi primera columna de 2024 iba a continuar con mi tono moña para hablar de la magia de la noche de Reyes. Y de ese maravilloso consenso adulto que permite que la ilusión permanezca intacta generación tras generación… hasta que llega el espabilao de la clase.

Pero no voy a hablar de los Reyes ni de la inocencia perdida. Voy a hablar del único consenso  que parece que podemos alcanzar (al menos así lo entienden los responsables de las cadenas de televisión) en este país en el que la palabra del año es “polarización”: las campanadas hay que darlas con la mínima expresión de tela. Cada año se araña un poquito más y así acabarán (las señoras) en pelotas.

No se trata de esgrimir argumentos de recato, mojigatería y modestia. La nochevieja se presta a lucir las mejores galas y, por qué no, un toque sexy. Faltaría más. Pero parece que no hemos superado el icónico momento de la teta de Sabrina (si la reina dice “pechos”, puedo poner “teta” sin pecar de ordinaria) y los estilistas (guiados por los intereses espurios de las cadenas) hacen diseños cada vez más al límite ¿para ver si se escapa algo en un descuido entre uvas?

¿En serio? Nos tratan como si tuviéramos tanta hambre de carne como en la época del destape, cuando todo estaba por ver tras décadas de ostracismo que llegaba a lo carnal. Sin embargo, esa etapa la tenemos bastante superada y lo único que consiguen es algo que ya está olvidado para el medio televisión: generar conversación.

Como en la canción, es la única vez que los españolitos hacemos algo a la vez. Y al día siguiente toca hablar, leer y comentar alrededor de los esperpentos o la carne expuesta. Porque mucho incidir en el mensaje, pero eso, sinceramente, es lo que menos cala. Más cuando el formato sigue favoreciendo la imagen casposa: señor de mediana edad, simpático, pero no necesariamente atractivo (un abrazo para el renacido Ramón García) y una (o varias) señoras mucho más jóvenes y espectaculares casi en pelotas. ¿A que nos toman por tontos? Al menos en esto hay consenso.