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La gente humilde La gente humilde

La gente humilde

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Raquel Fuertes

Hay un fin de semana al año en el que yo no debería pisar un supermercado. Si el año pasado salí con lágrimas en los ojos tras escuchar la historia de aquella cajera que me contó que ella había estado en la cola del Banco de Alimentos para darle de comer a su hija con una dignidad y una cabeza tan alta que me impresionaron, este año ha sido por ver cómo somos.

El sábado fui al supermercado varias veces. Una de ellas a coger un par de cosas para casa y el resto para el Banco de Alimentos. Como cada vez que se hacen estas recogidas mi cabeza se va a aquella cola que presencié hace años en primera línea llena de historias de gente como usted y como yo a las que un día la vida les dio la espalda y tuvieron que recurrir a esta gran labor social para poder comer.

Tan dramático como real y cercano, aquellas historias de gente corriente vuelven a recordarme que nada es seguro y que en nuestras manos está ayudar siempre que nos sea posible. Por generosidad. Y, si no la tienen, por egoísmo: el día de mañana usted (yo) puede estar al otro lado y necesitar de los demás para salir adelante.

Vuelvo al supermercado. El sábado. Cogí algunas de las cosas que me dijeron que solían hacer falta y más reticentes somos a comprar (aceite, leche, conservas) y los típicos kilos de arroz pasta o galletas. Cuando llegué a la zona de los voluntarios le dije a la chica que podía coger lo del carrito y cogió una caja de cereales que sobresalía de la bolsa. Le dije que no, que lo cogiera todo y me dijo algo así como “Ya era hora. El año pasado estuve en otro supermercado de un barrio más humilde y la gente traía bolsas llenas de comida. Hoy…”.

La gente humilde. La que tiene que mirar cada semana lo que compra para llegar a fin de mes no tenía problema en dejarse la mitad de su presupuesto en ayudar a los demás mientras que en el barrio de “gente bien” (?) solo daban algo parecido a una limosna. Así somos. Y si la humildad conlleva solidaridad, compasión y generosidad quizás deberíamos esforzarnos todos por ser así: menos fachada y mejores personas.