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No vas tarde No vas tarde

No vas tarde

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Raquel Fuertes

Esta semana la carta a la directora de El País con la que nos han viralizado (pueden sustituir por “idiotizado” porque cada cierto tiempo lanzan una capsulita de estas y nos tienen entretenidos mientras en la Cámara Baja las cosas van como van) es la de una joven periodista de 26 años que sigue trabajando como becaria y que ya considera que nunca va a poder tener una casa o ser madre.

Sobre la propiedad inmobiliaria tengo mis dudas (en Europa se alquila con alegría y aún no les han crecido antenas), pero sobre presuponer a los 26 que no va a poder ser madre (no por temas biológicos sino socioeconómicos) me parece adelantarse demasiado a los acontecimientos. O carecer de espíritu, empuje, ambición… ¿No?

Aducía la joven colega que veía a sus amigos como un grupo infantilizado (creo que se incluía) e imagino que de ahí hay que deducir que no se ven con capacidad suficiente para asumir riesgos o tomar decisiones vitales.

Desde luego, el panorama no es halagüeño: la edad de emancipación más tardía de entre los países de nuestro entorno, alquileres y precios de vivienda inasequibles siquiera con dos sueldos y precariedad laboral (me fascina ver cómo algunos creen que cambiando el tipo de contrato los empleos están blindados, qué poco mundo). Y no olvidemos las herencias como la sobretitulación, la sobreprotección y las escasas herramientas que les hemos dado para gestionarse (palabra muy de esa generación) en el mundo real. Y sí, como discutía esta mañana con algunos compañeros, la culpa de muchas de estas cosas las tiene el Gobierno (pongan fecha, me vale cualquiera de los de este siglo), pero también nosotros como padres, educadores, sociedad no hemos hecho lo suficiente para insuflarles energía, resiliencia, conocimientos, capacidad de lucha, de superar las frustraciones… De saber que van a caer y que tienen que encontrar fuerzas para levantarse y seguir.

No, Ainhoa, con 26 años no puedes asumir la vida como una derrota segura. Pelea. La vida te ofrecerá mil batallas y les harás frente. Quizás las cosas no vayan en los tiempos que marcan los sueños o las convenciones, pero la vida siempre se abre paso y nunca, nunca puedes decir con esa edad que vas tarde. Es más, la actitud, siempre, es que lo mejor está por llegar.