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Periodismo artificial Periodismo artificial

Periodismo artificial

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Raquel Fuertes

Ya lo vimos hace meses. Una bella, impoluta y elegante presentadora podía dar las noticias en televisión sin ser siquiera persona. Una imagen creada por inteligencia artificial podía cumplir perfectamente el papel de busto parlante. Por no hablar de los editores de textos inteligentes.

Visto este panorama y ante el bombardeo diario de informaciones sobre IA parece que nos enfrentamos a la sexta extinción del periodismo. ¿O no?

Pues pienso (y en pensar está la clave) que no. Desde luego, es del género tonto no aprovechar la tecnología. Igual que pasamos de escribir a mano para escribir a máquina y luego en ordenador, fue natural pasar a usar internet como una ventana abierta al mundo. Datos, informaciones, detalles, contactos… Negarnos a utilizar la herramienta tendría poco sentido y ninguna eficiencia. Aunque también es cierto que estamos menos espabilados que cuando teníamos que llamar al bar de un pueblo para localizar a alguien para contrastar una información…

En casi todas las profesiones asistimos con cierto miedo a la llegada implacable de la IA como presunto sustituto de nuestras habilidades (una vez más, mi abrazo y mi admiración hacia todos los que tenéis un oficio y sabéis hacer cosas, desde el fontanero al electricista, pasando por el albañil o el carpintero, desde luego, sois imprescindibles e insustituibles). Y, total, los periodistas no hacemos más que escribir, ¿no? Cualquier programa gratuito de acceso online puede escribir una columna gramáticamente perfecta si le doy cuatro pautas y la extensión. ¿O no?

Pues no, señores. No podemos creer que un periodismo artificial pueda sustituir las labores de búsqueda de la noticia, recopilación de datos, selección de lo más importante para nuestra audiencia y todas las dudas que como humanos nos planteamos. Y no hablemos de literatura. O de opinión. Nuestra capacidad de plantearnos preguntas, de relacionarnos y de buscar soluciones, por no hablar de la empatía y la astucia (llámenlo comunicar) nos da un poder insustituible. Entretanto, bienvenidas sean las herramientas que nos ayudan a trabajar humanamente mejor.