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Ya si eso Ya si eso
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Raquel Fuertes

He comido pasadas las 4. Sé que no les importará mucho, pero el retraso de casi dos horas se ha debido a que había que finalizar el trabajo y hasta que no se ha acabado nadie se ha levantado. Por muy teletrabajo-telemático-virtual que sea, todos los compañeros hemos estado ahí hasta que el último archivo estaba listo para imprenta. Más de uno andaría con el hambre rugiendo, alguno que otro con el “¿cómo hemos podido acumular este retraso?”, otro consolándose con el “menos mal que es viernes” y todos con un objetivo: sacar el periódico como cada semana.

Nadie se ha planteado cerrar el ordenador, mandarlo todo a tomar viento o dejarlo estar porque es la hora. Con situaciones de forzoso trabajo a distancia, al que nos hemos adaptado sin tiempo ni instrucciones y con salarios que en nada se parecen a los de nuestros políticos, nadie ha dado un paso atrás por pura responsabilidad y, una vez más, el periódico saldrá. 

No somos héroes ni un caso aislado. Los trabajadores que tenemos la suerte de conservar el empleo atendemos nuestra oficina, nuestra clase, nuestro campo, nuestro comercio, nuestro bar, a nuestros clientes… trabajando quizás más, seguro que en peores condiciones (el que no teletrabaja está todo el día con la mascarilla o con el riesgo de verse con más personas de lo sanitariamente recomendable) y sin renunciar a nuestra responsabilidad. Una entrega que, probablemente, las empresas acabarán olvidando, pero que acompañará a la buena conciencia de los que hacen lo que deben.

Así que me da mucha vergüenza ver cómo los políticos que dirigen (más que nunca) nuestros destinos manejan una crisis inconmensurable sin ser capaces de dejar sus rencillas a un lado. El gran logro es que, mientras el coronavirus se come Madrid avanzando exponencialmente, Ayuso y Sánchez, por fin, han encontrado hueco para verse, ya si eso, el lunes. Por lo visto, las agendas de ambos tienen muchas citas más importantes y, por supuesto, no van quedar en fin de semana. Mientras algunos no nos lo pensamos ni vemos mérito adicional alguno en comer a las 4 con el trabajo finalizado, ellos demoran días y días una reunión para salvar miles de vidas. 

No pedimos nada que no hagamos cualquier trabajador: responsabilidad y prurito profesional. ¿Tan difícil es?