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Gasolinera del pueblo Gasolinera del pueblo

Gasolinera del pueblo

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Javier Arnal

El Toro, un pequeño pueblo de la provincia de Castellón de 260 habitantes que linda con la provincia de Teruel, ha tenido una idea original: tener su propia gasolinera para atajar los elevados precios de los combustibles.

Los vecinos tienen que ir a repostar a 6 kilómetros. El proyecto ha empezado a andar, pues el ayuntamiento ha abierto un registro para que los vecinos interesados, o cualquier ciudadano interesado, puedan ser socios de la futura sociedad pública que construirá y gestionará con participación vecinal.

Una sociedad mixta ayuntamiento-particulares, con el fin de mejores tarifas. Desde luego, el terreno no es ningún problema, como no lo es en esa zona tan deshabitada y no lo sería si en la provincia de Teruel se lo planteara algún pueblo.

El hecho de que en El Toro se planteen una iniciativa de este tipo me parece positivo, porque es empeñarse en buscar soluciones que aporten una mejora económica y social a los habitantes del pequeño pueblo, o alrededores. Si sale adelante y el precio hace competitiva esta gasolinera, acudirán de pueblos cercanos.

Las quejas de los vecinos por el precio del combustible y el diálogo con el ayuntamiento han hecho posible este proyecto. Suena bien, porque es lo contrario a la inercia, la queja estéril o la resignación pasiva.

Ahora falta ver cuántos vecinos u otros ciudadanos están interesados, y evaluar gastos y mantenimiento. Puede que salga adelante o no, que sea algo duradero o no, pero en una sociedad tan cambiante y en zonas muy poco pobladas hay que plantearse soluciones si se quiere ese tipo de vida.

En diversos ámbitos, se alude a que la colaboración público-privada, por ejemplo en el caso de la vivienda, tan disparada ahora en sus precios de alquiler y de compra, es algo esencial. Hace tiempo que la enseñanza tiene dos brazos, la pública y la privada, aunque algunos por motivos sectarios desearían que solamente existiera la pública o estatal, porque “pública” es tanto la estatal como la privada o concertada, que es reconocer que se presta un servicio general, social, público.

Entre el Estado del bienestar o los grandes grupos empresariales, nos podemos sentir como pigmeos sociales, a expensas de sus decisiones e intereses. La iniciativa parece condenada al fracaso. Sin embargo, el futuro no está escrito, y se escribe con proyectos.

Sin embargo, en el mencionado terreno de la enseñanza, hace tiempo que hay centros que son cooperativas, de profesores o de padres. En las residencias de mayores también va habiendo cooperativas, como la de la Residencia San Hermenegildo en Teruel, que ofrece unas instalaciones, precios y servicios muy reconocidos, para cooperativistas y/o residentes que estén interesados.

Iniciativas de la sociedad, con originalidad y cierta dosis de atrevimiento. No esperar todo de las administraciones, trabajar soluciones conjuntamente, también porque viven de nuestros impuestos. Una piscina municipal, una gasolinera municipal: veremos.