Catalina invertirá 1.850 millones de euros en Andorra y hará el 12,5 % del hidrógeno verde nacional

El Proyecto Catalina para la producción de hidrógeno verde a gran escala inyectará una inversión inicial de 1.850 millones de euros en Andorra que situarán a Teruel como referente internacional de este gas renovable. La provincia abastecerá el 12,5 por ciento de la demanda nacional a partir de 2027, y empleará a 824 personas durante la fase de operación y 2.874 operarios anuales durante la construcción.

Así se desprende de la documentación que el grupo promotor Copenhagen Infraestructure Partners (CIP), junto con Enagás y otros socios expertos en la materia, han presentado ante el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) para iniciar la tramitación administrativa, actualmente en consultas previas del Plan de Interés General de Aragón (PIGA) que agilizará esta ambiciosa iniciativa llamada a transformar el sistema energético nacional.

CIP aspira a que el PIGA esté aprobado definitivamente en marzo de 2025 y, tras la tramitación ambiental y urbanística, las obras puedan comenzar en 2026 para la puesta en servicio del complejo en 2027.

El expediente presentado, en información pública hasta la semana que viene, tiene como objetivo el desarrollo urbanístico de la planta de hidrógeno renovable, una instalación industrial que se ubicará en una superficie total de 772.913 metros cuadrados en el Parque Empresarial de Andorra (PEAN), junto a la central térmica en desmontaje.

Planta y centrales

El proyecto, que cuenta desde 2023 con las declaraciones de Interés Autonómico e Interés General por parte del Gobierno de Aragón, comprende dos elementos diferenciados. En primer lugar, la planta de hidrógeno renovable propiamente dicha, con una capacidad inicial instalada de 500 megavatios (MW), cuadruplicable en sucesivas fases hasta los 2 gigavatios (GW). Producirá hidrógeno mediante el proceso de electrólisis, tecnología que permite producir hidrógeno ultrapuro de forma no contaminante. En la primera fase, la planta generará un máximo de  84.000 toneladas anuales, que se verían incrementadas hasta las 336.000 a partir de 2030 con la ampliación e inversión adicional.

El suelo urbanizable no delimitado del PEAN elegido limita al oeste con la carretera A-1415, en la que habrá una nueva rotonda, al sur con la carretera de acceso de vehículos pesados a la central térmica, y al norte y este con terrenos de labor de secano muy próximos a la térmica.

En segundo lugar, la energía renovable con la que se abastecerá la planta procederá de siete parques eólicos (900 MW) y otros tantos fotovoltaicos (800 MW), con sus correspondientes infraestructuras de evacuación eléctrica, distribuidos entre Alcañiz, Alcorisa, Alloza, Andorra, Ariño, Calanda, Cañizar del Olivar, Castel de Cabra, Estercuel, Foz Calanda, La Mata de los Olmos, Los Olmos y Torre de las Arcas. Los activos renovables afectarían a cerca de 2.500 hectáreas, según el proyecto.

Ya se presentaron al Nudo

Unas cifras similares a las del proyecto con el que Endesa se adjudicó el concurso para la conexión a red de 1.202 MW en el Nudo Mudéjar, al que CIP también se presentó. Una vez perdida esta opción, el fondo de inversiones danés mantiene su apuesta. Aunque no verterá a red, sí usará la energía en circuito cerrado para la producción de hidrógeno renovable “a un precio competitivo que se utilizará como vector energético para satisfacer la demanda en la industria local, regional y nacional, principalmente en el sector de los fertilizantes, así como en la inyección en la red nacional de gas natural e hidrógeno”, indica la compañía en su documentación. De hecho, el objetivo final es conectar los electrolizadores de Andorra con una planta de amoníaco en el Levante español a través de una tubería de hidrógeno.

Adicionalmente, producirá un alto volumen de oxígeno como consecuencia del proceso de electrolisis con destino a la industria del metal, el tratamiento de aguas, o las producciones de plástico, ácido nítrico y fertilizantes –conversión del amoniaco en urea o nitrato amónico–.

Oportunidad estratégica

CIP asegura que, dada la situación actual de la comarca y de Andorra en particular, cuya población ha decrecido en más de un millar de personas en los últimos diez años, Catalina “supone una oportunidad sin precedentes para el desarrollo del tejido industrial local y regional, potenciando la creación de empleo de larga duración, la captación de talento joven, la especialización en energías renovables e hidrógeno, el desarrollo demográfico y la cohesión social de la zona”.

Desde el punto de vista económico, el promotor defiende que Teruel se constituirá “como un clúster industrial e innovador dedicado al desarrollo de hidrógeno renovable que, al margen de su impacto en la renta regional, provocará efectos de arrastre sobre diversas actividades económicas complementarias”.

En cuanto a los puestos de trabajo, se estiman 2.874 empleos anuales durante la fase de construcción (1.192 en la planta de hidrógeno y 1.682 en los parques renovables) y 824 –directos, indirectos e inducidos– durante la operación (430 y 394).

El proyecto contribuirá a la reducción de las emisiones de CO2 con más de 3,5 millones de toneladas en diez años.

Además, facilitará la consecución de las metas comunitarias de producción de hidrógeno renovable para 2030: el 12,5% del objetivo a nivel nacional y el 1,25% a nivel europeo.

Por último, desde una visión territorial, contribuye “al desarrollo del espacio rural y al equilibrio territorial”, alineándose con el Convenio de Transición Justa  de Aragón. Con todo, CIP concluye que es sostenible socialmente.