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La arqueóloga Montserrat Martínez desvela la historia del Kalathos en el Centro de Interpretación de Alcorisa La arqueóloga Montserrat Martínez desvela la historia del Kalathos en el Centro de Interpretación de Alcorisa
Visita al centro de visitantes en Alcorisa, es martes por la tarde. Sara Giner

La arqueóloga Montserrat Martínez desvela la historia del Kalathos en el Centro de Interpretación de Alcorisa

La población responde a los actos del 50 aniversario del descubrimiento de la vasija ibérica
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Los actos de conmemoración del 50 aniversario del Kalathos de La Guardia continúan. Ayer, la arqueóloga ya jubilada que descubrió la vasija, Montserrat Martínez, guió una visita al Centro de Interpretación de la Cultura Ibérica en Alcorisa con la que vecinos y visitantes tomaron conciencia del importante pasado de la localidad bajoaragonesa.

Fue el 27 de abril de 1973 cuando la entonces estudiante de arqueología, tutelada por la exdirectora del Museo de Teruel Purificación Atrián, halló en el yacimiento el célebre Kalathos, una vasija de barro de más de dos milenios de antigüedad cocida en los cercanos hornos de Mas de Moreno (Foz Calanda) que contiene “uno de los más valiosos ejemplares de la pintura ibérica en Aragón”, con “proyección hacia el mundo Mediterráneo”.

Así lo lleva explicando la historiadora durante todo este año en que se conmemora medio siglo del notable hallazgo, desde la Semana Cultural de enero hasta unas jornadas científicas que tendrán lugar dentro de unos meses acerca de la interpretación religiosa de la cerámica. La gala de presentación de las fiestas de Alcorisa, el primer fin de semana de septiembre, tendrá una decoración especial con elementos del Kalathos, como los caballeros, los jinetes y las personas que se saludan para cerrar un trato agrícola, explicó ayer la arqueóloga.

“La vasija es la paisana más viajada de Alcorisa. Desde el Museo de Teruel ha ido a Alemania, a París... Es un elemento fundamental de la cerámica íbera, junto con los restos aparecidos en Azaila. Tenemos prevista una visita al Museo de Teruel para ver el Kalathos, porque en Alcorisa tenemos una réplica pero el original mucha gente no lo ha visto”.

El destacado elemento apareció en un cabezo próximo a la confluencia de los ríos Alchozas y Guadalopillo, visitable desde el kilómetro 218,600 de la N-211 en dirección a Alcañiz. Fue confeccionado a torno, cocido y pintado entre los siglos II y I antes de Cristo (a.C.) en el “polígono industrial” del Cabezo de la Guardia, como Martínez se refiere a los completos hornos íberos de Foz Calanda que ella misma también contribuyó a excavar a comienzos de la década de los 80 del siglo pasado.

Iconografía

La pieza, de 35,4 centímetros de altura y diámetro máximo de 40,3 centímetros, constituye “un claro ejemplo de la iconografía y la complejidad simbólica de las decoraciones pintadas en la cerámica”, explica el Museo de Teruel en su página web. “Se utilizó como contenedor de productos como miel o frutos secos, seguramente en banquetes y ceremonias de carácter ritual o religioso”, añade el centro expositivo, fruto de la manera de representar las costumbres y formas de vida de los pueblos ibéricos desde comienzos del siglo III a.C.

En este caso, aparecen dos parejas de personajes que pudieran estar sellando un pacto agrícola; un hombre trabajando la tierra con bueyes y rodeado de aves; y dos jinetes con lanza dispuestos a cazar jabalíes, perseguidos por perros, además de otro grupo de aves y un pez en la parte inferior.

Este Kalathos (traducido del griego como ‘cesto’), posiblemente fuera utilizado en determinados ritos, no de la vida cotidiana, en los que se consumiría una bebida especial: la hidromiel.

En el centro de Alcorisa de la Ruta Íberos en Aragón se ubica una pequeña sala circular en la que se expone una reproducción del Kalathos, con su desarrollo decorativo impreso a gran tamaño y explicación del significado de esta singular pieza. El centro divulgativo, que ayer vivió una tarde célebre, está dedicado a los alfares y hornos cerámicos. Se ubica en la iglesia de San Sebastián, hoy reconvertida en centro museístico que alberga también el Centro de la Semana Santa y el Museo de la Escuela.

 

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