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La falta de personal en Correos incrementa  el aislamiento postal del Bajo Aragón La falta de personal en Correos incrementa  el aislamiento postal del Bajo Aragón
Imagen de archivo de la oficina de Correos de Alcañiz. Europa Press

La falta de personal en Correos incrementa el aislamiento postal del Bajo Aragón

CGT denuncia que la empresa busca reducir el gasto de los empleados del 90% al 70%
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La reducción de efectivos en Correos, que ya empezaba a notarse en ciudades y capitales de provincia, ha terminado por golpear de lleno al medio rural. En comarcas como el Bajo Aragón, Matarraña, Bajo Martín y Andorra-Sierra de Arcos la situación se ha agravado durante este último año y sobre todo con la entrada del verano, con oficinas cerradas durante días y vecinos que ven cómo su correspondencia ordinaria se retrasa sin plazo fijo.

Así lo adviertió David Sauras, delegado sindical de la Confederación General del Trabajo (CGT) en Teruel y cartero en la zona, quien describe un escenario cada vez más preocupante. “Hace unos años, en cuanto un trabajador cogía vacaciones o se daba una baja, la empresa cubría inmediatamente ese puesto. Ahora, simplemente no lo hace, y eso se traduce en oficinas cerradas durante días o semanas y en más carga para los compañeros que siguen al pie del cañón”.

Según explica Sauras, el problema tiene raíces profundas. Desde hace tiempo la empresa ha adoptado un enfoque empresarial que prioriza el recorte de costes por encima de la calidad del servicio. “Antes Correos se concebía como un servicio público esencial, ahora funciona como si fuera una empresa privada, donde lo importante es cuadrar balances, aunque sea a costa de recortar plantillas”, subrayó. De hecho, según indica CGT, el gasto en personal supone actualmente un 90% del total, y el objetivo que se persigue es rebajarlo hasta el 70%. “Eso solo se consigue no sustituyendo jubilaciones, no cubriendo vacaciones y con un mantenimiento casi nulo de la flota de vehículos”, añadió Sauras.

Retrasos en cartas

El impacto en el territorio es directo. En Alcañiz ya hay dos plazas de reparto a pie que han quedado vacantes tras jubilaciones, además de otras dos sin cubrir por vacaciones, lo que ha obligado a los carteros restantes a asumir más zonas. “Es un sobreesfuerzo que termina pasando factura a los tiempos de reparto y a la calidad del servicio”, señalóSauras.

En Calanda, de tres carteros solo queda uno operativo. En Alcorisa, una cartera trasladada a Andorra dejó sin cubrir un servicio que daba cobertura a varios municipios cercanos. Y en Ariño, la oficina postal estuvo cerrada quince días por las vacaciones del único trabajador, afectando también a los habitantes de esa parte de la cuenca minera.

Pero el caso más claro se vivió en Mazaleón, donde la cartera responsable de esta localidad, de Lledó y de Arens de Lledó estuvo de vacaciones sin sustitución alguna, con lo que la oficina permaneció cerrada durante dos semanas. “Antes se procuraba mantener siempre el servicio, ahora la empresa simplemente deja de prestar atención a esos pueblos hasta que vuelve el titular”, dijo.

El cartero, un nexo

La falta de personal debilita un vínculo fundamental para muchos pueblos pequeños. “En zonas rurales, el cartero es mucho más que un repartidor, conoce a cada vecino, sabe dónde vive cada cual aunque no haya número en la puerta, y acaba convirtiéndose en un punto de referencia para avisos y gestiones”, comentó Sauras.

La pérdida de estos puestos o su sustitución irregular conlleva que esos lazos se rompan, en localidades donde el reparto postal sigue siendo esencial para el día a día y lleva a quejas por parte de los usuarios.

Por otro lado, según explicó, se está priorizando la paquetería y las notificaciones porque son productos que aportan ingresos directos.

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