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Carentan, la semana en la que comenzó  el final del Reich que iba a durar mil años Carentan, la semana en la que comenzó  el final del Reich que iba a durar mil años
Soldados aliados abaten a un oficial alemán que trataba de escapar, tras la liberación definitiva de Carentan. MA

Carentan, la semana en la que comenzó el final del Reich que iba a durar mil años

La recreación histórica que organiza Screaming Eagles Valencia en Albentosa reunió a 200 aficionados
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El 6 de junio de 1944, durante la primera jornada del desembarco de Normandía -el Día D-, paracaidistas de la 101ª División de Infantería Aerotransportada del ejército de EE UU tomaron Carentan, un pueblo francés a unos 10 kilómetros de la playa de Utah, una de las cinco en la que se produjo el desembarco decisivo para la Segunda Guerra Mundial. El punto era clave para asegurar el control de las carreteras desde donde se distribuirían las tropas desembarcadas, pero estas tardaron cuatro días en cubrir esos 10 kilómetros por culpa de la férrea resistencia alemana.

Los paracaidistas estadounidenses aguantaron como pudieron los ataques alemanes que trataban de reconquistar Carentan, hasta que los blindados desembarcados al norte lograron llegar y aseguraron la población para las tropas aliadas. Faltaban poco más de ocho semanas para que París fuera liberado y el III Reich comenzara su definitivo declive.

La asociación de recreacionistas Screaming Eagles Valencia celebró este fin de semana la VII edición del Memorial March que tradicionalmente se realiza en Albentosa, ya por fin sin restricciones producto de la pandemia. Se reunieron más de 200 recreacionistas de 17 asociaciones de toda España con un impresionante realismo en sus uniformes, vehículos, armas y aspecto, que durante el sábado y el domingo representaron varias escaramuzas basadas en la toma y defensa de esta ciudad por parte de las unidades aliadas.

Cada año el Memorial March se realiza recreando una batalla o episodio bélico relacionado con la Segunda Guerra Mundial. En este caso la agrupación Screaming Eagles, que recrea la Compañía E del Regimiento 506 de la 101ª División de Infantería Aerotransportada, eligió la Batalla de Carentan, especial porque cuando se creó este Memorial de Albentosa en 2015 se hizo con la intención de hacer una versión española del Carentan March, muy conocido en Francia.

Soldados de la Wehrmacht defienden su posición ante el empuje de tropas aliadas desembarcadas en Normandía. MA

Soldados de Albentosa

Este año también fue muy especial porque, en el tradicional homenaje a los caídos que se realiza, se incluyó nada menos que a dos albentosinos, Abilio Marqués y Pascual León, tío y sobrino entre sí, que tomaron parte en la Segunda Guerra Mundial, el primero de ellos en el propio desembarco.

El año pasado el saguntino Jorge Benet León descubrió que su tío abuelo, Abilio, y el tío de este, Pascual, habían servido en el ejército de Estados Unidos. La casualidad quiso además que la documentación que rastreó demostrara que Abilio se alistó en el 506 Regimiento de la 101ª Aerotransportada, el mismo -aunque en diferente compañía- que recrea la asociación Screaming Eagles. “Es increíble que en un pueblo donde llevamos siete años haciendo una recreación histórica nos hayamos encontrado con que tuvo dos hijos que combatieron en la Segunda Guerra Mundial”, explicaba José Miguel Alfonso, uno de los recreacionistas. “Pero es que en un ejército con 5 millones de soldados y más de 100 divisiones, resulta que Abilio Marqués estuvo en nuestro mismo regimiento”.

La historia es absolutamente rocambolesca, porque tras un minucioso trabajo de documentación de Jorge Benet en el que ha colaborado Screaming Eagles, el valenciano descubrió que Abilio había nacido en Estados Unidos, adónde habían emigrado sus padres y su tío Pascual, nacidos los tres en Albentosa. Cuando el niño tenía tres años regresaron a Albentosa y su padre, que había ganado una fortuna en EE.UU., compró una gran casa que todavía hoy se llama la Casa del Americano, “y que casualmente es donde se reúnen los recreacionistas aliados”, explica Jorge Benet. En 1937 Abilio regresó a EE.UU. “Tengo algún familiar que dice que luchó en la Guerra Civil con el bando republicano, pero no lo tengo muy claro, porque Abilio era entonces muy joven (19 años). Yo creo que sus padres lo mandaron para allí, donde se había quedado su tío Pascual, para que estuviera a salvo”. Pocos años después Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial y Abilio Marqués se alistó voluntario en la 101 División, una unidad de élite, donde sirvió como tirador de ametralladoras en la Compañía Baker. Abilio participó en el Día D, en la Operación Market Garden de Holanda y en Bélgica. Falleció en 1983.

Jorge Benet León, que estuvo por primera vez como espectador en la recreación de Albentosa, mantiene su investigación abierta, recopilando fotografías e información que le permitan conocer más a fondo la trayectoria exacta que llevaron durante la guerra sus familiares Abilio Marqués y Pascual León, con cuyos descendientes americanos -Pascual tuvo un hijo que luchó en Vietnam y una hija que fue de las primeras mujeres piloto en las carreras de Nascar- mantiene contacto a través de Whatsapp.

Los recreacionistas hicieron un gran acopio en Albentosa de uniformes, vehículos y material bélico histórico. M. A. 

Exposiciones

Jorge Benet ha expuesto durante este fin de semana en el Ayuntamiento de Albentosa numerosa documentación sobre los dos albentosinos en la U.S. Army, con fotografías, partidas de nacimiento y otros documentos, Además Screaming Eagles instaló otra exposición sobre el desembarco de Normandía y sobre mujeres que fueron heroínas en la Guerra Mundial, como Niuta Teitelbaum, polaca que seducía a oficiales de la Gestapo para acabar con ellos, Marie-Madeleine Fourcade, que organizó la red de espías de la resistencia francesa, la gallega María Vázquez Blanco, que participó en la liberación de Rouen en 1944, o Faye Schulman, que formó parte de la resistencia y documentó fotográficamente las aberraciones que cometieron los nazis en los campos de concentración y en los guetos.

Y es que por encima de todo la Screaming Eagles “pretende ser un museo vivo para todo el mundo”, asegura José Ángel Alfonso. “Queremos que la gente no olvide la historia, sea buena o mala, y para eso la reproducimos y queremos que la gente la vea, con todo lujo de detalles”.

Son tantos detalles que casi asusta. Por supuesto durante la recreación todos los uniformes e insignias corresponden escrupulosamente a unidades, tanto alemanas como aliadas, que efectivamente tomaron parte en la batalla de Carentan. Un soldado de la 101 División aparece con buena parte de la cara vendada, y no es sino porque si la barba, demasiado poblada, de ese recreacionista estuviera a la vista sería un anacronismo dentro de la unidad. Gafas, relojes, ausencia de tatuajes visibles, cortes de pelo, vello facial... absolutamente todos los detalles visuales que portan los más de 200 recreacionistas son escrupulosamente realistas, incluso los paquetes de cigarrillos de aquellos que fuman imitan a los de la época.

Aprovechando su presencia, Screaming Eagles Valencia realizó la pasada semana una actividad en el colegio de Albentosa, con uniformes y material bélico, “donde explicamos quiénes fueron Abilio Marqués y Pascual León, y qué ocurrió durante el Desembarco de Normandía”. “Igual es porque íbamos con el uniforme”, bromea Alfonso, “pero los profesores nos dijeron que ojalá los 24 niños les prestaran tanta atención a ellos como a nosotros”.

Una niña con el uniforme de la Cruz Roja obsequia una flor a un soldado alemán

Los recreacionistas valencianos llevaban preparando la actividad desde el miércoles, ya que requiere un ingente trabajo de intendencia y de coordinación, puesto que cada una de las escaramuzas está guionizada e interpretada a la perfección.

Durante la escena final de ayer por la mañana, que representó la llegada de los refuerzos aliados desembarcados en Playa Utah y la toma definitiva de Carentan por las tropas aliadas, se reprodujo una tensa escena en la que los norteamericanos, presa de la ira y el miedo, acorralan contra un paredón y están a punto de fusilar a un grupo de soldados nazis una vez han sido capturados. Un oficial de la Wehrmacht, la infantería alemana, interviene y consigue convencer a los americanos de que cumplan su promesa y no asesinen a sangre fría a sus soldados desarmados, algunos de ellos poco más que unos críos. Por esta vez los ánimos se calman y los fusiles no truenan. Segundos después concluye la recreación, y con un gran aplauso por parte del público, oficiales de las SS y militares norteamericanos se dan un gran abrazo como viejos amigos. Los muertos se levantan y los heridos retiran sus vendajes con una sonrisa. Un final bien diferente a las escenas que ocurren a poco más de 3.500 kilómetros al este de Albentosa, en Ucrania. Y allí no llevan cartuchos de fogueo.

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