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Generar arraigo y disponer de soberanía para elegir el futuro, los pilares para mantener con vida los pueblos Generar arraigo y disponer de soberanía para elegir el futuro, los pilares para mantener con vida los pueblos
Decenas de personas bailaron en Allepuz al ritmo de la Batukada de Ojos Negros

Generar arraigo y disponer de soberanía para elegir el futuro, los pilares para mantener con vida los pueblos

El Festival Contra la Despoblación de Allepuz es, un año más, el foro de referencia para analizar la situación del mundo rural
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Cruz Aguilar

Generar arraigo con el impulso de la cultura y las actividades sociales y creando comunidad es fundamental para fijar población al territorio, como también lo es que sean los propios vecinos los que decidan los proyectos sobre los que pivote su futuro. El Festival Contra la Despoblación de Allepuz abrió de nuevo en su V edición el melón de qué se debe hacer para frenar la sangría demográfica y lo hizo dando la palabra a las personas que viven en el medio rural y son, por tanto, las auténticas voces autorizadas para hacerlo.

Entre los temas más relevantes que se abordaron en la mesa redonda de la mañana sabatina está la necesidad de que las personas se asienten en el territorio y la fórmula pasa por crear arraigo y comunidad, a la vez que se apuesta por las actividades que dinamizan el territorio y establecen lazos entre sus habitantes. En este sentido la ceramista Malia Pérez, que vive en Oliete, planteó hacer del pueblo algo “apetitoso y atractivo, con un movimiento activo de gente, proyectos y una comunidad haciendo cosas”, porque eso es lo que verdaderamente ancla población “y no montar una macroempresa”, aseguró.

El festival, por el que han pasado más de un millar de personas, se inició el viernes con la grabación del podcast radiofónico Carne Cruda y con un concierto en Cantavieja, porque este año se ha descentralizado la actividad, y concluirá hoy con una andada popular por el entorno de Allepuz. Además de la música y los espectáculos de todo tipo, el evento se caracteriza por analizar y debatir sobre las principales problemáticas que afrontan los pueblos.

Coloquio

En el coloquio tomó parte Diego San Gabriel, del colectivo Cantabria no se vende, quien planteó la necesidad de que sean los propios lugareños los que marquen la hoja de ruta a seguir puesto que, lamentó, muchas veces son las ciudades las que imponen su criterio en temas como la despoblación, la extinción de incendios o la convivencia con el lobo.

San Gabriel abogó por utilizar el término vaciado y no vacío al referirse al territorio despoblado porque “vacío hace referencia a algo lógico por el devenir de los tiempos cuando no lo es, el territorio se ha vaciado por una situación de discriminación”, aseguró. Instó a “tomar conciencia como sujeto político rural” y planteó que los desequilibrios enriquecen aún más a los poderosos, que los fomentan. “Un eje de opresión es la ruralidad, las personas de los pueblos por el mero hecho de serlo sufrimos menos acceso a los servicios públicos y por tanto tenemos menos derechos reconocidos, esta discriminación del rural es mundial”, justificó.

En este sentido el moderador de la mesa redonda, el director de DIARIO DE TERUEL, Chema López Juderías, recordó que precisamente fue en la primera edición del Festival Contra la Despoblación de Allepuz, celebrado en 2018, donde se acuñó ese término de España vaciada.

Begoña Sierra, que es la gerente de la Asociación Turismo Sierra de Albarracín y activista de la Plataforma en Defensa de los Paisajes de Teruel, indicó que lleva 25 años viviendo en Moscardón, donde llegó para montar una empresa con otros cuatro jóvenes y encontró el apoyo de un  Ayuntamiento que apostó no por atraer familias sino por personas “muy jóvenes y con ideas un poco locas” de las que tres viven aún hoy en el pueblo.

Marta Gimeno, coordinadora del colectivo Mujeres Artistas Rurales (MAR), lamentó las dificultades que tienen los artistas del medio rural, cuyo trabajo está infravalorado y discriminado con respecto al de los creadores urbanos. En este aspecto coincidió Cristina Mallén, que es técnico de Turismo y Cultura en la comarca del Maestrazgo y aseguró desde el público que “en los pueblos cuesta mucho más que se valore tu trabajo”. Sin embargo, señaló que el movimiento del orgullo rural, surgido en los últimos años, ha sido de gran importancia para que “en los pueblos cojamos las rindas de nuestro futuro”.

Durante el debate salieron a relucir algunas ideas sobre las que se lleva mucho tiempo hablando, como la imagen bucólica que tiene la gente de vivir en el pueblo. Malia Pérez planteó que “hay estereotipos que siguen muy anclados”, y sentenció que “hay vida más allá de las gallinas o el huerto, hacemos muchas cosas más”.

Sobre esta actitud despectiva hacia los habitantes del rural habló San Gabriel, quien matizó que al igual que otros colectivos han apostado fuerte por el cambio incluso en el lenguaje, también los habitantes de los pueblos deben hacerlo. El integrante de la plataforma Cantabria no se vende alabó el trabajo que se está haciendo desde la provincia de Teruel para dar visibilidad a los territorios despoblados: “Sois vanguardia en la conciencia de lo rural y lo pueblerino, de debatir sobre lo que se necesita”, indicó.

El foro

Durante el debate se hizo referencia en varias ocasiones a que el de Allepuz es el único foro en el que realmente se da voz a los expertos en despoblación. En este sentido Sierra planteó que resulta “exótico” que hablen de despoblación la gente que vive en los pueblos, “lo habitual es que lo hagan los urbanitas”.

En el turno de preguntas Pilar Edo, ganadera de Bañón, planteó las numerosas trabas burocráticas con las que se encuentran: “Estamos presionados por la administración, por las políticas agrarias comunitarias y encima menosprecian la agricultura y ganadería familiar, que es la que da vida a los pueblos, con concentraciones parcelarias que se hacen sin ningún criterio y amenazan el paisaje junto con las renovables”, denunció.

Desde el público, el delegado del Gobierno de Aragón en Teruel, Benito Ros, planteó las dificultades que hay en muchos pueblos para cubrir puestos de trabajo. Lamentó que muchas familias de migrantes que han llegado desde otros países han utilizado el medio rural como trampolín de llegada para acabar estableciéndose en las ciudades, por lo que la solución aportada al rural ha sido únicamente temporal.

La mesa redonda concluyó con la proyección del documental Los últimos de la Mejana. Rebeldía y Esperanza, y el coloquio con el autor y ganador de un Goya Patxi Uriz. En el trabajo proyectado el viernes en Allepuz se aborda, entre otros muchos temas vinculados al medio rural, esa connotación negativa que tiene el trabajo en el campo.

La tarde estuvo repleta de actividad con espectáculos de lo más variopinto, como Los Ases del Jiloca, que hicieron bailar a mayores y pequeños a ritmo de corrido mejicano, o la Muixeranga del Ports, un grupo que construye castillos humanos.

Los platos fuertes fueron Nativa por la tarde y Mafalda ya de noche, grupos con gran tirón entre los jóvenes. Entre los que acudieron atraídos por el ambicioso cartel estaba Alicia Sebastián, que acudió por primera vez al Festival Contra la Despoblación junto a dos amigas y reconoció que le había resultado interesante conocer “otras opciones y vivencias” en torno a la vida en los pueblos, que deben apostar “por el movimiento social y la cultura” para atraer a gente joven. Sebastián indicó que se habla mucho de la llegada de nuevos pobladores mientras se olvida a la gente que es de los pueblos y se ha tenido que marchar: “Los que somos de aquí sabemos cómo es la vida, cómo son los inviernos; traer gente de fuera está bien, pero es más fácil que se vayan algún tiempo después”.

Sebastián salió de Calamocha para estudiar, algo que hacen cada año casi todas las jóvenes de los pueblos y que les plantea a muchas la tesitura de, tras acabar la formación, “vivir en el lugar que quieres o trabajar de lo que te gusta”. La ecuación se resolvió con éxito, en su caso, gracias al teletrabajo, que le ha dado la estabilidad laboral que buscaba como ingeniera de Energía y la opción de residir en el Jiloca. Precisamente de las dificultades que hallan las personas que teletrabajan habló la alcaldesa de Allepuz, María Isabel Fernández, durante la presentación, y matizó que, en su caso, es el medio que le permitió “cumplir el sueño” de irse a vivir a un pueblo hace cuatro años.

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