

Jesús Lechón, cronista de Calamocha y mantenedor de las fiestas: “Siendo mantenedor, contaré la crónica con todos los entresijos hasta donde se pueda contar”
"Hay que nombrar cronistas porque ahora con la inteligencia artificial se nos van a comer”Jesús Lechón es el cronista de Calamocha y, desde el pasado mes de junio, el mantenedor de las fiestas en honor a Nuestra Señora de la Asunción y San Roque.
-¿Cómo se le comunicó que iba a ser el mantenedor de las fiestas de Calamocha?
-A pesar de que el pleno del Ayuntamiento lo hizo público en junio, el alcalde ya me había dicho que sería mantenedor, ni más ni menos que en noviembre del año pasado porque el día cuando me nombraron cronista, en el 2022, pues hizo un tiempo muy desapacible y entonces no pude hablar. Entonces, nada más bajar de las gradas, el alcalde me dijo que me iba a nombrar mantenedor y, aunque yo le dije que son muchos los calamochinos y pocos los reconocimientos y que no hacía falta porque yo ya tengo el título de cronista, ya tengo epitafio y no necesito nada más.
-¿Qué emociones sintió a saber que se le dispensaba ese reconocimiento?
-La verdad que sentí responsabilidad. Por supuesto, es un orgullo, es lo máximo que se puede ser por tu pueblo. Pero sobre todo, lo que siento ahora, seguramente por tener también el título de cronista, lo que siento es responsabilidad.
-¿Cuáles fueron las líneas maestras del pregón que pronunció el pasado 27 de julio?
-El pregón fue básicamente una crónica sanroquera desde que se nombra patrón a San Roque en Calamocha y hasta nuestros días. Es una crónica de cuatro siglos tratando de aclarar también lo que realmente conocemos hasta ahora del baile de San Roque. En 1802 ya se bailaba y luego, poco a poco, ha ido evolucionando. Lógicamente, hablé de la epidemia de cólera de 1885, de la gripe de 1918 y ahora estamos un poco a expensas de cómo evolucionará la fiesta a raíz del covid, o evolucionará entre comillas, porque la fiesta va para arriba.
-¿Cuál es su relación con las fiestas? ¿Cómo vive tradicionalmente los días grandes de Calamocha?
-Nunca he bailado ni he dicho dichos tampoco, pero sí que he estado siempre presente en todas las procesiones. Siempre me ha gustado ir a las procesiones, ir a los corrillos de misa a ver qué se cuentan unos y otros, y seguir la procesión, ver quién baila, escuchar los dichos, y vivir la fiesta aparte de lo que son las peñas. Pero lo que es participar en la procesión con dichos o bailar no lo he hecho nunca. Este año he preparado dichos y si hay hueco pues los echaré.
-¿Y de qué tratarán esos dichos?
-Lo que he venido haciendo es recopilar. Lógicamente, he leído todos los dichos tradicionales antiguos y he tratado de adaptarlos un poco a la actualidad y hacer dichos amenos a propósito del Santo, de la lotería que nunca nos toca, del fútbol, dichos que han salido del alcalde o del ayuntamiento, dichos que han sido un poco típicos en las procesiones, a la antigua usanza y que se están perdiendo.
-¿Cómo es escribir la crónica de las fiestas de este año con usted como protagonista?
-Llevo ya escritas las crónicas de los últimos 10 o 15 Sanroques, pero, claro, con la visión de las fiestas que vives pues como una persona de a pie. Ahora, siendo mantenedor, pues lógicamente contaré la crónica con todos los entresijos hasta donde se pueda contar, porque al fin y al cabo las procesiones las haré con las autoridades y siempre se entera uno de algo, de cómo funciona la fiesta y dejarlo escrito para que dentro de 100 años se pueda ver qué hacía el mantenedor o cómo era la procesión, dejando constancia detallada de todo.
-Entonces, la narración de esta edición, ¿será en primera persona del singular?
-Será en primera persona, pero siempre en tono cordial.
-Usted es el último cronista en activo de la provincia.
-Cuando me nombraron cronista, me di de alta en la Real Asociación de Cronistas Oficiales de España. Estaba el cronista de Albarracín, que debió de morir al poco en tiempos del covid, y también estaba el cronista de Teruel, Vidal Muñoz. Lo primero que hice cuando fui nombrado fue estudiar a la competencia y vi que el cronista de Teruel había hecho una crónica de 900 páginas y me dije que la crónica de Calamocha tenía que tener 905 por lo menos porque tenía que batir a Teruel. Pero no lo conseguí, me quedaron unas 800. Desde que falleció Vidal Muñoz solo hago que esperar, digo, a ver si nombra Teruel a su nuevo cronista para no estar solo también. Ahora cuando me dieron el Batallador, como el primer Batallador de (peña) La Unión, como estaba lleno de autoridades recordé que hay que nombrar cronistas porque ahora con la inteligencia artificial se nos van a comer. Necesitamos a alguien que en tono personal escriba.