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José María de Jaime Loren, farmacéutico y miembro de número de la Academia de Farmacia de Valencia: “La farmacia rural es un lujo y un mérito  muy grande el farmacéutico que está allí” José María de Jaime Loren, farmacéutico y miembro de número de la Academia de Farmacia de Valencia: “La farmacia rural es un lujo y un mérito  muy grande el farmacéutico que está allí”
José María de Jaime Lorén ingresará como miembro de número de la Academia de Farmacia de la Comunidad Valenciana

José María de Jaime Loren, farmacéutico y miembro de número de la Academia de Farmacia de Valencia: “La farmacia rural es un lujo y un mérito muy grande el farmacéutico que está allí”

De Jaime reivindica “el importante papel que han tenido las farmacias en la pandemia”
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El farmacéutico calamochino José María de Jaime Loren ingresará como académico de Número en la Academia de Farmacia de la Comunidad Valenciana el próximo 8 de marzo, una distinción a su dilatada carrera profesional. El turolense reivindica el papel de la farmacia durante la pandemia y en el mundo rural y asegura que es una profesión en continua evolución.

-¿Qué supone para su trayectoria este nombramiento?

-Es un honor muy grande. Es una academia que es bastante reciente, hay otras más antiguas, pero tiene mucha fuerza. En Valencia la farmacia tiene una fuerza muy grande. Académicos de número hay pocos, voy a ocupar el número 18 o 19.

-¿Qué destacaría de esta trayectoria?

-Llevo ya casi 50 años con oficina de farmacia. El mayor mérito mío creo que es el haberme dedicado a temas de historia de la farmacia, de historia de la ciencia. Estas investigaciones han supuesto cierto reconocimiento. Soy profesor emérito en la Universidad Cardenal Herrera. Este es un reconocimiento a muchos años de trabajo y vocación.

-¿Cómo ha sido la evolución de la farmacia en este tiempo?

-Mi farmacia la abrí de nueva apertura muy en las afueras de la ciudad de Valencia. Estuve muchos años sin empleados, yo solo y fueron años un poco duros porque había que hacer guardias con mucha frecuencia. En los turnos de urgencias, cada 20 o 22 días, te tenías que quedar a dormir allí. Fueron años además para los que teníamos las oficinas de farmacia en el extrarradio un poco a merced de atracos, de robos. Los momentos más duros fueron esos. Luego también acoplarte a la profesión que tienes que aprenderla bien. A pesar de estas cosas, tengo muy buenos recuerdos profesionales.

-El farmacéutico tiene un papel muy importante en el ámbito rural.

-Sí. Ya he dicho que me instalé en una oficina de farmacia en el extrarradio de una ciudad, de Valencia. El problema más gordo era en aquella época cuando muchos tenían que abrir las farmacias de nueva apertura en lugares mucho más pequeños. Yo me quejaba de una guardia cada 22 días, pero los que están en el mundo rural están de guardia día sí día también. Bueno, ahora está ya más organizado pero tienen un mérito muy grande. Yo me fui a un barrio donde no había nada, me recibieron muy bien porque como no había nada. En los pueblos pasa exactamente igual. La farmacia rural es de las pocas cosas que quedan en los pueblos, que ya no quedan ni bares. Donde hay una farmacia es un lujo muy grande y es un mérito muy grande también para el farmacéutico el estar allí.

-¿Qué destacaría de la farmacia turolense?

-La farmacia de Teruel es importante. Hay que reivindicar la labor que se hace en el mundo rural y que desde el mundo rural los farmacéuticos turolenses han demostrado históricamente que tiene una capacidad científica de primera línea.

-En la pandemia las farmacias fueron muy importantes.

-La farmacia ha jugado un papel muy importante en la pandemia. El discurso de ingreso en la academia lo hago sobre eso. Se llevaron los medicamentos a casa de los ancianos. Tengo en la farmacia mía trabajando a mi hijo Pepe y a mi nuera Eva y ha habido que trabajar mucho. La labor de la farmacia hay que destacarla mucho en el mundo rural y por la labor que ha hecho y hace de atención farmacéutica, de asesoría, de resolver problemas. Ese el papel que voy a reivindicar en mi discurso.

-¿La sociedad conoce bien ese papel?

-Creo que la impresión que tiene la sociedad de los farmacéuticos es muy positiva. Que no te lo van diciendo, pero que, sin embargo, la opinión del farmacéutico cuenta mucho. Es bastante influyente. Es una persona que está siempre ahí, no es una persona que cambia porque en los ambulatorios los médicos cambian. Conoces muchísimo a los pacientes y les dices: “Tú ya sabes que esto no te lo puedes tomar” o “¿cómo te vas a tomar esto si estás tomando aquello? Se hace un papel muy importante.

-La tecnología también ha llegado a las farmacias.

-Se ha informatizado toda la Sanidad. La farmacia ha tenido también que ir al compás de los adelantos, de la receta electrónica. Lo han hecho las administraciones y nosotros por nuestra cuenta también. Creo que funcionamos muy bien la administración con las oficinas de farmacia y con los colegios de farmacéuticos para llevar a cabo los cambios y coordinar. La farmacia ha cambiado mucho. A mis alumnos les digo: “No os penséis que lo que hoy está vigente va a seguir vigente siempre. Hay que estar muy abierto a novedades y a estar al día, a leer artículos. Hay que seguir siendo curiosos siempre.

-¿El desabastecimiento también es otro reto para los profesionales?

-Es ir de cabeza. Tienes primero a los proveedores habituales (a los almacenes de distribución) luego por encima de ellos a los laboratorios y luego entre nosotros mismos buscando apoyos que decimos: “Oye, me falta esto, te falta o tengo aquello”. Esto ha pasado siempre. Recuerdo desabastecimiento de antibióticos hace años. Es cierto que el abanico terapéutico es amplio y se pueden sustituir muchas veces, tiene que haber un poco de flexibilidad y decirle al paciente que es lo mismo.

-¿Qué papel va a desarrollar desde la Academia de Farmacia?

-La academia es una institución científica que cumple un papel fundamentalmente de asesoría. Son las que más al día suelen estar de las novedades que se están produciendo.-

-¿Sigue investigando sobre la historia de la farmacia?

-Sí. En marzo tuvimos las jornadas en Calamocha y ahora acabamos de sacar las actas; publicamos un libro sobre historia de la farmacia en Teruel.

-Llevarlo a su pueblo le haría mucha ilusión.

- Claro. También soy miembro de la Academia de Farmacia de Aragón. Cualquier cosa de estas enseguida me gusta estar en Calamocha. Es un motivo de satisfacción que lo quiero compartir con mis paisanos de Calamocha y de Teruel. Soy del Centro de Estudios del Jiloca que lo fundamos nosotros y lo presidí durante bastantes años y tengo en Calamocha familia, casa, amigos, mis raíces. Y también en Segorbe, donde fui a vivir muy joven.

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