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Los expositores afirman que “Antiquarius es una de las cinco mejores ferias de antigüedades de España” Los expositores afirman que “Antiquarius es una de las cinco mejores ferias de antigüedades de España”
El expositor José Romero (izq.), coleccionista de militaria, enseña algunos objetos a unos clientes

Los expositores afirman que “Antiquarius es una de las cinco mejores ferias de antigüedades de España”

El salón celebra su XIII edición en Calamocha con todo el espacio ocupado y varios anticuarios en lista de espera
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José Luis Rubio

Entre un “uy” y muchos “¡anda, mira!”, la Feria de Calamocha recuperó el olor a barniz y madera vieja, a metal herrumbroso, a naftalina e Historia con la apertura este sábado de la XIII Feria de las Antigüedades Antiquarius de Calamocha. Un salón en auge que cada vez es más valorado por los visitantes pero, sobre todo, por los expositores, que ven en el ferial del Jiloca “una de las mejores ferias de antigüedades de España”.

Vista general de la Feria Antiquarius, que abrió ayer sus puertas


La muestra abrió este sábado sus puertas y desde primera hora fueron muchos los visitantes que se entretuvieron visitando cada stand. Se trata de una feria en la que los expositores, llegados de todos los rincones de la geografía española, llevan, sobre todo, producto menudo invitando al deleite del capricho y a la compra impulsiva. Las transacciones más importantes se apalabran en el cuerpo a cuerpo pero se dejan para más adelante, fuera del fragor de la feria.

El alcalde de Calamocha, Manuel Rando, afirmó después de la ceremonia de inauguración del certamen que se trata de una “feria que va a más” y que está orientada tanto “a profesionales y coleccionistas” como “al público en general” porque, continuó el edil, “es una feria muy atractiva en la que puedes pasar una mañana o una tarde de forma muy agradable”.

Foto de familia de representantes de las instituciones durante la inauguración


Precisamente, el alcalde explicó que, en su opinión, el futuro de las ferias pasa por los salones sectoriales, afirmando que “de cara al futuro habrá que mirar las ferias más profesionales, centrados en ferias especializadas”, aunque también confió en el desarrollo de otras fieras generalistas como ExpoCalamocha, que es una tradición en el municipio y que se celebra desde el siglo XIX.

Rando se refirió también al difícil momento que atraviesan las ferias, sectoriales y generalistas en un entorno en el que “las redes sociales han ganado un papel muy importante en el mundo de los negocios” aunque aseguró que “en Calamocha no se ha notado por el momento”.

Enseñas militares, objetos de culto y artículos cotidiano se suceden en las mesas de exposición de la feria


El director gerente de la Institución Ferial, Juan Ignacio Ibáñez, explicó tras el protocolario corte de la cinta, que en esta ocasión el salón estrenaba actividades como el taller de restauración, el curso para para diferenciar muebles antiguos de réplicas, la demostración de elaboración tradicional del turrón de guirlache o la Concentración de Vehículos Clásicos que se ha programado para este domingo en el exterior del recinto ferial. Sin embargo, Ibáñez resaltó que toda “la feria en si es una novedad porque las piezas no se repiten”.

De nuevo, el índice de repetición de los expositores ha sido alto y el 80 por ciento de los 25 participantes ya habían expuesto antes en Calamocha. “Tratamos de guardar un equilibrio porque es verdad que tenemos una lista de espera de una quincena de expositores que querían participar este año”, explicó el gerente del ferial, que insistió en que los 2.000 metros cuadrados del pabellón están ocupados.

El diputado provincial delegado de Agricultura y Ganadería, Miguel Ángel Navarro, recordó en Calamocha el compromiso de la institución provincial con las ferias como “una forma también de preservar, de restaurar y de poner en valor todo aquello que nuestros padres y abuelos han cuidado en una vida que en este momento tenemos todo de usar y tirar”, apostando por la importancia de dar nuevas vidas a los objetos. Además, Navarro recordó que la DPT tiene un programa de apoyo a ferias del que se benefician los municipios de Teruel, Alcañiz y Calamocha, además del convenio con el que se apoya a las ferias que se realizan en el resto de municipios y que está dotado en los presupuestos de la Diputación con una partida total de 120.000 euros.

De un lado del mostrador...

Una buena parte de los expositores ya es veterana en la feria calamochina. Es el caso de Vicente Catalá, del Viejo Desván de la Tomasa, en Bañón, que ha participado en el salón desde su creación. Catalá agradeció que este salón cada vez sea más conocido, “va cogiendo más ímpetu, hacen más publicidad y gracias a eso tenemos público también de toda España”, dijo. El anticuario no dudó en calificar a Antiquarius como “una muy buena feria comercialmente. Una de las mejores” y la valoró como “una de las cinco mejores de España. Entre las cuatro o las cinco de España” destacando su “renombre, cada año más”, lo que se traduce en una lista de espera de hasta 15 aspirantes para exponer en el ferial del Jiloca. En su exposición se puede encontrar un poco de todo. En esta ocasión Catalá llevó a la feria “mucho tebeo de coleccionismo porque aquí demanda mucho juguete, tebeo, navajas, insignias militares, traigo algo de publicidad que está de moda la artillería antigua también, algo de mueble pequeño, se ha un poco variado de todo, el barro se está dejando ya un poco más aparte para un público más profesional pero sí traemos un poquito de todo”.

Cientos de personas acudieron desde primera hora al ferial de Calamocha 


Al frente de la tienda y taller de antigüedades La Gitanilla, Rubén Jiménez, sí que juega en casa. Este comercio de Calamocha vende a todo el mundo a través de su página web. “El 95 % del trabajo lo hacemos por Internet. Entonces lo mandamos todo con transportistas especializados a toda España e incluso a Europa”, explicó el anticuario calamochino especializado en mueble antiguo de gran volumen que suele buscar en otros países.

Jiménez apostó porque los visitantes pierdan la timidez de entrar a ver lo que ofrece cada expositor asegurando que “queremos que nos conozcan en la zona y que vean un poquito lo que tenemos”. Además, explicó que el mercado de antigüedades ha evolucionado desde los años 90 cuando “las piezas que se vendían entonces eran mucho más caras, a lo mejor se vendían sin restaurar pero había un mercado bastante importante. Ahora se venden con cuentagotas, sobre todo lo que trabajamos nosotros que es mueble decorativo”.

El coleccionista de militaria José Romero también lleva participando en Antiquarius “desde el origen”. Está especializado en “todo o que es relacionado con los ejércitos, tanto nacionales como extranjeros, de los diferentes conflictos bélicos” y su colección ofrece, sobre todo, objetos del siglo XIX y principios del XX. De Antiquarius, Romero destaca el trato que reciben los expositores desde la organización, que califica como “exquisito”. En cuanto a los visitantes, asegura que es “muy receptivo con este tipo de género”.

La Gitanilla es un anticuario calamochino que vende a todo el mundo por Internet


Quienes sí debutan este año en Antiquarius son Érika y Pablo, de La Casona de Tirso, en El Cuervo. Érika Franco explicó que vieron el cartel de la feria en Internet y quisieron aprovechar que la feria se celebra “cerca de casa”. Tras los primeros compases del fin de semana, Franco aseguró que el salón le estaba “encantando” y que el “ambiente es buenísimo”.

Uno de los expositores que concitó el interés de los más pequeños fue el de Miguel García, de Coleccionismo García, que llevó una ingente selección de reproducciones antiguas de coches. García se mostraba orgullos de la colección que había llevado a Calamocha, pero más todavía de la suya privada que guarda en casa. Miguel García reconocía que hay dos tipos de público que se para en su stand: el más adulto que reconoce cada modelo y que recuerda haber jugado con algunos de estos coches y, por otro, los jóvenes, que aprovechan para descubrir el pasado de la automoción. De entre su colección, destacó la reproducción del Seat 850 en escala 1:24, que es “un coche que piden mucho, pero que es muy caro. Suele valer entre 120 y 130 euros”, explicó. No obstante, los precios del resto de miniaturas, aún siendo alto, no lo es tanto.

... y del otro

En cuanto a los visitantes, la gran mayoría son curiosos, unos más aficionados al mundo de las antigüedades y otros no tanto, pero todos con la mirada atenta, disfrutando de cada una de las piezas expuestas.

Puri Bullón afirmó que aunque había acudido a mirar, no descartaba comprar “si aparece algo interesante”. Habitual del salón, asegura con orgullo haberlo visitado “muchas” ediciones. Bullón explicó, mientras contemplaba un mueble de madera oscura, que sus piezas favoritas son “los muebles, las radios, los gramófonos”, reconociendo que ya había encontrado “algún mueble que está bien”. Aunque aseguró Bullón que los precios en la feria no son tan competitivos, sí reconoció que en algunos casos se encuentras verdaderas oportunidades.

Entre las actividades complementarias a la propia exposición y venta de producto, el sábado por la mañana se llevó a cabo un taller de restauración decorativa conducido por la restauradora, licencianda en Historia del Arte y propietaria de un estudio de restauración en Calamocha, Sonia Marco. Con las diez plazas del curso cubiertas, las alumnas realizaron un trabajo cada una aplicando resinas en un lienzo. “La clave es que, a pesar de que todo el mundo tiene el mismo soporte, cada uno haga una pieza completamente diferente”.

Otra de las actividades complementarias de esta edición de Antiquarius es la participación de la Asociación Cultural Batalla de Cutanda, que expuso, por segunda vez desde su fundación, en la Feria de las Antigüedades de Calamocha. Si entonces se abordó el tema del campamento, en esta ocasión, el hilo argumental de su exposición es el armamento. Tamara López, portavoz de la asociación, explicó que “este año ha tocado armamento, protecciones y vestimenta.Los soldados totalmente armados es lo que más llama la atención de la gente. Son réplicas de recreación y son lo que utilizamos nosotros para recrear la batalla el fin de semana de la recreación”. En esta ocasión se exponen cuatro uniformes, dos maniquís cristianos y dos almorávides de alto rango y de infantería y “se diferencian, sobre todo, en los ropajes que llevan y en las armas. eso, todos diferentes, con sus escudos, sus armamentos de manos, sus lanzas y sus protecciones, tanto de hierro como de cuero o de tela”, dijo Tamara López.

 

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