

Los restos confirman que los túmulos de la Muela de Jorcas se construyeron al mismo tiempo que la ciudad
Las conclusiones de la campaña de excavación se presentarán al público el sábadoExcavan en el yacimiento de La Muela de Jorcas un asentamiento de más de 2.500 años de antigüedad
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“Los restos que hemos encontrado en el túmulo se corresponden en el tiempo con los que hallamos en la casa que excavamos en la anterior campaña”, explicó Óscar Bonilla, gerente de la empresa Gestión Integral del Patrimonio, encargada de los trabajos arqueológicos que se están llevando a cabo en la Muela de Jorcas desde hace cinco semanas y que concluirán este sábado con una jornada de puertas abiertas en la que los arqueólogos explicarán sobre el terreno los hallazgos obtenidos en el mes largo de trabajo.
El hecho de que los restos de las dos construcciones coincidan en el tiempo solo hace que refrendar lo extraordinario del yacimiento, por tener dentro del mismo recinto amurallado tanto las casas y la zona de vida como los túmulos con los restos de los que parecen haber sido personalidades ilustres del asentamiento.
Los objetos que se han desenterrado en estas semanas corresponderían a un momento entre los siglos VII y VI antes de Cristo y mantienen las tendencias mediterráneas de la cultura fenicia, hibridadas con la proto ibérica, lo que hace todavía más importante el yacimiento turolense.
Durante los últimos casi cuarenta días, los investigadores han cribado los restos del túmulo funerario más importantes del recinto. Al alcanzar a la cista (cavidad en la que se depositaban los restos cremados del difunto acompañado frecuentemente de ofrendas u objetos personales), los expertos descubrieron que se trataba de un receptáculo de grandes dimensiones en el que pudieron identificar diferentes tipos de restos. Los primeros correspondían a objetos que s inhumaron junto con los restos de difunto. Después, se han identificado huesos de animales en lo que parece los restos de un festín. Ahora, los últimos días de trabajo servirán para tratar de identificar si los materiales hallados en la tercera zona de la cista corresponden con el cuerpo calcinado del muerto.
“Al ser un corredor alargado es mucho más grande y parece que hemos encontrado dos zonas diferenciadas. Una en la que tenemos más restos de cerámicas que podían ser ofrendas, y es la zona de la deposición de los huesos de los animales consumidos, sea comidos y cortados y troceados. Ahora estamos excavando la zona del fondo, nos están apareciendo ahí unas estructuras de arcilla” que apuntan a que puedan ser urnas funerarias.
El equipo de Bonilla confía en haber concluido tanto la extracción de restos como su análisis antes del sábado para poder explicar a los visitantes que acudan a la jornada de puertas abiertas que arrancará a las 10 de la mañana en el propio yacimiento los resultados de la excavación.
Minuto y resultado
“Estamos excavando las estructuras de forma tumular y por ahora hemos encontrado un lote de materiales que nos llevan al cambio entre el siglo VII y el siglo VI antes de Cristo. Estamos haciendo todos los trabajos de flotación con el sedimento para tratar de localizar los pequeños huesecillos que estamos identificando, porque hay gran cantidad de huesecitos quemados y estamos a la espera de confirmar si son de origen animal o de humano, porque todavía no los tenemos totalmente identificados y los próximos días esperamos poder identificarlos”, explicó Bonilla sobre los últimos movimientos de su equipo dentro del yacimiento y en el laboratorio improvisado en el salón municipal.
Bonilla bromeó asegurando que, “como siempre, en las excavaciones lo mejor queda para los últimos días” a propósito de los últimos materiales que están apareciendo en el túmulo, en el que se está “excavando en el centro de esas estructuras tumulares y aparece gran cantidad de cerámica y de hueso, muchísimos restos de hueso quemado, de huesos calcinados. Los huesos que nos aparecen parece que son fruto de un banquete, de una comida, porque tienen marcas de corte, están trabajados a la forma del despiece de los animales y para su consumo”.
Además, están aflorando otros materiales como metales o cerámica que “nos llevan a ese horizonte de finales del siglo VII y principios del siglo VI (...) los materiales que estamos encontrando fundamentalmente son cerámica ibérica pintada de los primeros momentos, que son unas tinajillas que están pintadas en varios tonos, con líneas y círculos. También tenemos, por ejemplo, una urna de cierre hermético que se conoce como las urnas de orejetas, que son muy habituales de contextos funerarios. Y luego, el resto de materiales que nos están saliendo son de cerámica de la época, con cordones aplicados, con decoraciones digitadas. En cuanto a los elementos metálicos que han salido, son elementos de adorno personal”, detalló.
Todos eses elementos se corresponden con el estilo de las piezas del llamado Tesoro de Jorcas que conserva el Museo de Teruel. “Los materiales que tenemos, como las cerámicas de imitación fenicia que son fabricadas en el sur de la península, siguen apareciendo”, ahondó el arqueólogo, que se referió a la fíbula que se ha encontrado y que “remite a modelos del sur del sur peninsular del sur y del levante peninsular mientras que el broche por ejemplo sí que es un poco más habitual encontrarlo en contextos de por toda la península incluso en el sur de Francia”.
Además, la cista destapada durante la excavación no es convencional. “Lo que hemos localizado es un espacio alargado que de más de metro de ancho todavía no podemos determinar cuánto de largo es el corredor que estamos excavando porque nos queda un poco para terminarlo”, explicó Bonilla, que confió en haber terminado las pesquisas antes del sábado.
Todos estros indicios señalan a que se traba de un poblado que miraba, sobre todo, hacia el mar y hacia el sur.