“Teruel fue clave. Si no hubiera estado La Venta del Aire, el operativo de Catarroja no hubiera podido existir”, repite la asesora técnica del Servicio de Seguridad y Protección Civil del Gobierno de Aragón y responsable de la Red de Agrupaciones de Voluntarios de Protección Civil de Aragón, Sara Pelegrín, un año después de la catástrofe meteorológica que arrasó Valencia hace doce meses.
La Venta del Aire, casi en el límite entre la provincia de Teruel y la Comunidad Valenciana, se convirtió tras la tragedia de la dana que arrasó Valencia el 29 de octubre de 2024 en el catalizador de la ayuda desplegada desde el Gobierno de Aragón a la comunidad vecina. En el hostal Los Maños se instaló el puesto desde donde se canalizó durante 32 días la ayuda aragonesa que se desplegó en Catarroja.
“Allí se instaló un Centro de Recepción de Medios”, recordó Pelegrín. Y desde allí se desplegó todo el caudal de ayuda que desde Aragón se desplegó en Catarroja. “Cuando llegamos (a Catarroja) no teníamos nada, no teníamos luz, no teníamos agua, no teníamos internet, no teníamos comida, no teníamos nada” por lo que se decidió montar “un operativo de apoyo en el municipio de La Venta del Aire, en la comarca de Gúdar - Javalambre”. Ese centro estuvo “totalmente operativo durante los 32 días que el Gobierno de Aragón se encontró desplegado en Valencia”, recordó la técnico.
El restaurante Los Maños se convirtió así en el Centro de Recepción de Medios (CRM) del Gobierno de Aragón, siendo el enlace entre la Comunidad aragonesa y el centro operativo de Catarroja. Su ubicación, junto a la autovía A-23 y casi a las puertas de la Comunidad Valenciana, le convirtieron en una lanzadera idónea para catalizar los suministros que tienen que llegar a la zona devastada por la tormenta.
Al frente del operativo de Albentosa estuvo la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil de Gúdar - Javalambre, que contó, además, con el apoyo de las agrupaciones de voluntarios de Teruel, Albarracín y Maestrazgo, resaltó Pelegrín, que no escatimó en halagos a estas agrupaciones por el trabajo desarrollado durante ese mes largo. “Si no hubiera estado la Venta del Aire, el operativo de Catarroja no hubiera podido existir”, sentenció la responsable de Protección Civil.
El CRM de la Venta del Aire proporcionó “soporte” al dispositivo desplegado en la localidad valenciana de Catarroja. “Nos daban todo lo que es la parte de material y manutención”, resaltó la responsable regional, que recordó que incluso se habían reservado de forma permanente dos habitaciones en el establecimiento para que los voluntarios pudieran descansar.
“La Venta del Aire es la que viste y alimenta a Catarroja”, subrayó Pelegrín a propósito del servicio que proporcionaba este centro a los voluntarios desplazados en Valencia. “Por ahí pasaban todos los convoys que lanzaba Protección Civil”, con un total de 182 voluntarios y 35 vehículos, recordó la responsable.
Además de ser un punto estratégico en el desplazamiento de personas, el restaurante Los Maños se convirtió en un “centro de distribución de determinados productos, de material. Incluso de menús de comida también se cocinaban ahí y se mandaban” a centro de mando. “Las dos grandes funciones principales fueron dar soporte de material y soporte de avituallamiento”, repasó Sara Pelegrín. Los primeros 25 días de servicio del CRM, desde la Venta del Aire se distribuían 280 comidas y 280 cenas calientes para los voluntarios de Catarroja. La última semana se rebajó ese número hasta los 110 debido a la reducción del operativo.
Desde los operativos desplazados en Valencia se agradeció especialmente la calidad de los menús que se hacían llegar dos veces al día. “Nosotros estamos acostumbrados a comer bocadillo, pero desde allí, desde venta del aire, suministro siempre plato caliente”, recalcó Pelegrín.
Además de la manutención, desde Los Maños se distribuía material y equipo para los voluntarios. “Botas, sobre todo”, explicó la asesora técnica del Servicio de Seguridad y Protección Civil del Gobierno de Aragón, ya que aunque cada voluntario disponía de su propio uniforme, no todos tenían botas adecuadas para trabajar en las condiciones de barro y humedad que se daban en la zona del desastre.
También desde la comarca de Gúdar Javalambre se canalizaron las ayudas que empresas como Decatlón, con un cargamento de ropa térmica, donó a los voluntarios y afectados.
De la misma manera que Los Maños era un punto de entrada hacia el holocausto, también servía de parada para los voluntarios de Protección Civil que regresaban a sus casas después de los turnos de 72 horas en la zona del desastre. Los bomberos y los policías hacían turnos más largos, y también paraban en Los Maños camino de casa.
Bomberos de la DPT
La Diputación de Teruel desplegó un total de 70 personas en el operativo que la institución llevó a la Comunidad Valenciana para ayudar a los afectados por la dana que arrasó parte de la provincia de Valencia. El despliegue provincial se estableció en el puesto de mando avanzado montado por el Gobierno de Aragón en Catarroja.
Bomberos de Teruel, en acción. DPTBomberos de Teruel, en acción. DPT
Se hicieron turnos de dos o tres días realizando labores de revisión y peinado de toda la zona para la búsqueda y rescate de posibles víctimas, se revisaron cientos de coches, garajes, calles y barranco. Posteriormente, se achicó agua de múltiples garajes y se revisaron los bajos de los edificios. Se hizo una evaluación integral de necesidades, para avanzarnos a esos trabajos necesarios, recordó la institución provincial con motivo del aniversario del desastre.
Desde la DPT se llevaron en total 8 vehículos y llegaron a ir hasta 19 bomberos a la vez, también se llevaron remolques con material. Estos bomberos realizaron estas labores de manera voluntaria sin entorpecer el servicio. Se establecieron turnos de 2 y 3 días y entre las labores que le fueron asignadas estaba el achique de agua en múltiples garajes, revisar los bajos de los edificios, y labores de búsqueda y rescate.
Desde la institución provincial se insistió en su día que los bomberos que se desplazaron a Catarroja lo hicieron de forma voluntaria, en sus turnos de descanso y sin que ese despliegue supusiera una merma en el servicio.