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Desde tu ventana Desde tu ventana

Desde tu ventana

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Fabiola Hernández

Desde tu ventana no se ve Irán, ni desde la mía ni desde la del ningún colegio mayor, supongo. Se ve la tele; en cuanto te giras, dejas de insultar y vejar a tus vecinas y diriges la mirada hacia dentro, pero esa se puede apagar.  Yo la he tenido encendida estos días. Cuenta que la policía iraní ha matado a casi 200 personas por protestar por la muerte de Misha, una joven de 22 años (la edad de muchos de los que miran por la ventana) en una comisaría. Llevaba mal puesto el velo. La detuvieron para reeducarla, por su bien, se entiende, y ya no volvió.

El Ayatolah Jomeini afirmaba que el pelo de la mujer emite rayos «que enloquecen al hombre» Se habrán vuelto todos locos en Irán porque las mujeres han empezado a quitarse el velo. También escucho en la tele que las víctimas de violencia machista han aumentado en Aragón más de un 22% en tres meses. Hubo 1.000 entre marzo y junio, según el Consejo General del Poder Judicial. A veces, los propios jueces parecen estar mirando por la ventana cuando aplican la ley: la semana pasada, el Tribunal Supremo rebajó ocho años la condena a un hombre que asestó 83 puñaladas a su mujer y la degolló delante de sus hijas pequeñas. Las abandonó junto al cadáver. El alto tribunal no cree que eso les causara un daño psicológico. Según un estudio de Instituciones Penitenciarias, un 41% de los condenados por violencia de género reincide en este mismo delito, el doble que el resto de criminales. Se rasgan las vestiduras en varias cadenas porque se le está dando demasiada importancia a una tradición inofensiva en la que jóvenes varones gritan “putas, ninfómanas y conejas” a sus compañeras de estudios.

Llevar el velo en Irán es una tradición, por lo menos desde la revolución islámica de 1979. ¿Todavía alguien cree que las tradiciones son expresiones de la sabiduría popular? Seguramente los mismos que solo miran por su ventana, para que nada les despisten de pensar solo en lo que ya creen: que quienes insultan a las mujeres en nombre de la tradición no las acabarán matando porque les provocaron.