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Eufemismos

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Fabiola Hernández
Si Góngora, experto en retorcer la lengua hasta límites inalcanzables para el común de los mortales, levantara la cabeza, si cualquiera de nuestros clásicos resucitara, observaría perplejo uno de los espectáculos más populares a los que asistimos actualmente (queramos o no). Eso sí, gratis. En él, el Castellano es torturado inmisericordemente para que confunda a las personas en vez de hacer que se entiendan. El último ha sido el del Feijóo intentando diferenciar derecho de derecho fundamental para no desdecirse, ni lo contrario, de lo que ya dijo, pero quizás no quiso decir sobre el aborto. Intentaba no herir la sensibilidad de ninguno de sus potenciales votantes, una empresa imposible que quizás hubiera terminado mejor con una opinión sincera. Pero qué sabremos nosotros. A juzgar por nuestra historia política muy reciente, sobrevaloramos la franqueza o tenemos que aprender más de gramática y semántica (sobre esto último no me cabe duda) si queremos entender los discursos políticos construidos a base de palabras que aguantan resignadas la vergüenza de significados que no les corresponden, como haría un operario de limpieza barriendo las calles a las siete de la mañana vestido de torero.
¿Recuerdan el “crecimiento negativo” y la “desaceleración transitoria más intensa” de Rodríguez Zapatero para referirse a la gravísima crisis económica de 2008, o la archi famosa “indemnización en diferido” de Luis Bárcenas que elevó a los altares de la retórica a Dolores de Cospedal? Los grandes clásicos son indiscutibles, pero hubo muchos más: “las medidas excepcionales para incentivar la tributación de rentas no declaradas” con las que Montoro bautizó su amnistía fiscal o el “recargo temporal de solidaridad” tras el que Sáenz de Santamaría escondió la subida de impuestos de 2011. Pero ojo con infravalorar al receptor y sus conocimientos de Filología, a base de palos, la ciudadanía ha acabado dando a “ajuste” “sobriedad” o “reforma” el significado contrario del que los celebrados discursos pretendían.