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Lloran Lloran
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Fabiola Hernández
Tiene unos cinco años y toda la piel quemada. Un adulto que parece su padre, al que le están vendando la cabeza, la sostiene en brazos mientras intenta consolarla, pero no lo consigue. La niña llora angustiada por el dolor o el miedo; o todo a la vez, porque en la franja de Gaza ahora mismo, no creo que se pueda distinguir el uno del otro. Están en lo que fue un hospital donde ahora los únicos que no tienen heridas traumáticas visibles son los sanitarios. O quizás no las vemos, porque debajo de la piel hay ocultas muchas de esas que no sangran, pero que nunca curan.

Es solo una foto de un medio digital. Hay cientos, todas muy parecidas. Me traen a la memoria otras en que los niños eran más rubios, pero lloraban igual. Aterrados y desorientados despedían a sus padres sin entender qué pasaba. Desperados e impotentes, incluso los golpeaban con sus diminutos puños inofensivos. Las tomaron los fotoperiodistas hace algo más de un año y medio en Ucrania. Quién nos iba a decir hace solo unas semanas que ya no tendrían ningún interés. En las imágenes de la guerra de Siria recuerdo menos niños llorando. Será porque el silencio de los cadáveres se imponía sobre ciudades apocalípticas que han desaparecido completamente de los medios de comunicación y las redes sociales. Igual, no caben todas. Allí los niños siguen llorando. Los vivos. Solo que no los oímos.

Esta semana la ONU cumplió años. Fue creada el 24 de octubre de 1945, de ese momento también hay fotos. De ese, y de los 78 años que lleva el organismo internacional dejando llorar y morir niños mientras debate dónde colocar  el adjetivo apropiado en su declaración de condena, para que ninguno de los agresores/ miembros contribuyentes se ofenda.

Los adjetivos son muy importantes, todos lo sabemos. Tanto como el agua, los alimentos y las medicinas. Eso deben pensar los 193 países que trabajan sin descanso para que aparezcan en el lugar adecuado mientras millones de personas claman por un amparo que no encuentran, mientras los niños siguen llorando.