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200 personas disfrutaron de la calidez de las Micromúsicas de Valdealgorfa 200 personas disfrutaron de la calidez de las Micromúsicas de Valdealgorfa
El grupo alcorisano Los del Chimbao en uno de sus pases en el festival, con espectadores alrededor. Antonio Amigo

200 personas disfrutaron de la calidez de las Micromúsicas de Valdealgorfa

La organización destaca una valoración “muy positiva” del evento
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Valdealgorfa cerró este fin de semana la séptima edición del Festival de Micromúsicas, que tuvo lugar el sábado con un formato íntimo, itinerante y distribuido por rincones históricos del municipio. El evento cerró su edición más sólida hasta la fecha con aforo completo —200 personas repartidas en cinco grupos de 40 asistentes— y una valoración muy positiva tanto por parte del público como de los artistas participantes.

Jorge Alloza, promotor y coordinador del festival, destacó tras el cierre de la jornada que “las críticas han sido muy buenas, las palabras que nos ha transmitido la gente son muy cálidas, y la mayoría nos decía que se lo había pasado muy bien”. La propuesta, que combina música en pequeño formato con la recuperación de espacios patrimoniales como bodegas, patios y viviendas particulares, logró consolidar el modelo que ha hecho del festival una de las citas culturales más singulares de la zona.

Cinco rutas

El formato del festival se mantuvo fiel a su esencia: cinco rutas simultáneas, diferenciadas por colores, en las que cada grupo de asistentes visitó cinco conciertos distintos en espacios reducidos. La jornada arrancó con un concierto inaugural conjunto a cargo de Artistas del Gremio, y a partir de ahí el público se dispersó por las calles y patios del pueblo para recorrer un circuito musical a medida. Según Alloza, “el color de tu entrada marca por dónde empiezas, pero todos ven los mismos conciertos. Es una forma de garantizar el equilibrio y que nadie se pierda nada”.

Los grupos participantes, muchos de ellos procedentes de distintos puntos de Aragón, también valoraron muy positivamente la experiencia. “El ambiente fue muy bueno, la respuesta del público muy cálida y, al ser un formato tan cercano, se genera una conexión directa entre artista y espectador”, explicó Alloza. Algunos músicos se alojaron en casas rurales habilitadas por la organización, y otros compartieron comida y cena con vecinos y voluntarios, lo que demuestra, una vez más que es un evento capaz de estrechar lazos y de volver a ver caras conocidas o incluso conocer otras nuevas y establecer una buena relación.

Evolución constante

Aunque la valoración general ha sido excelente, desde la organización ya se está trabajando en posibles ajustes de cara a futuras ediciones. “Siempre hacemos una evaluación posterior, recogemos impresiones a través de un formulario con código QR y, aunque muchos comentarios son muy positivos, también hay aspectos que pulir. Sabemos que hay detalles que mejorar, pero también somos un equipo pequeño y con medios limitados”, explicó Alloza. Una de las medidas que se probaron este año fue la instalación de puntos de hidratación autogestionados para asistentes y artistas durante la mañana, algo que se evaluará en los próximos días dentro del balance organizativo. “Somos críticos porque queremos mejorar año tras año”, añadió.

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