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Castellote da una segunda oportunidad a  zarrios usados en el mercado de pulgas Castellote da una segunda oportunidad a  zarrios usados en el mercado de pulgas
El mercado de pulgas se instaló en la plaza del Horno, donde antaño se ubicó el horno de pan, ya derruido, y que ahora apenas tiene uso

Castellote da una segunda oportunidad a zarrios usados en el mercado de pulgas

Se celebró el pasado domingo y en él una decena de particulares vendieron sus pertenencias
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Cruz Aguilar

Castellote estrenó el pasado domingo su mercado de pulgas, nombre que se da a los mercadillos de segunda mano en los que son los propietarios los que se ocupan de vender o intercambiar sus pertenencias. Desde un microondas hasta discos de vinilo de Isabel Pantoja pasando por cómics de Asterix y Obélix, bisutería, ropa u objetos decorativos. Decenas de productos se pusieron a la venta en la plaza del Horno de la localidad, en un total de diez puestos entre los que curiosearon un buen número de vecinos y turistas que durante este puente visitaban el Maestrazgo.

Dos personas, el pasado domingo en el mercado de pulgas de Castellote

La idea partió de la bibliotecaria del pueblo, Marisa Tena, quien el pasado miércoles decidió que este tipo de mercadillo sería ideal para poner a la venta los libros que ha retirado de las estanterías de la biblioteca con el fin de renovarlos porque ya estaban muy usados. “Tenía libros para sacar porque se habían quedado muy ajados y siempre hago expurgo. Lo que se saca de esas ventas se reinvierte en la compra de títulos nuevos o de sustitución. Había bastantes libros y se me ocurrió hacer esto”, relata la bibliotecaria.

Los denominados mercados de pulgas son muy conocidos en ciudades como París, Berlín o Barcelona. Ahora Castellote también tiene un mercadillo de este tipo –el primero de la provincia de Teruel– y lo va a celebrar cada seis meses, justo el día en el que se cambia la hora: “Así se queda la idea de que cuando cambiamos de hora, cambiamos de armario y sacamos los zarrios a la venta”, especifica Marisa Tena, quien fija por tanto la próxima cita para el mes de marzo.

En el mercado se vendieron todo tipo de objetos de segunda mano

La iniciativa fue “simpática y divertida”, según detalla su organizadora, quien comenta que además de pasar un buen rato este tipo de actividades fomentan la sostenibilidad porque “lo que a ti no te hace falta, porque ya no te resulta útil, le puede venir bien a un vecino”.

Desde la Biblioteca de Castellote se fijó el lugar y la hora, pero luego fueron los propios participantes los que marcaron el precio de venta de los objetos: “Si querían podían hacer trueque o incluso regalarlo, la decisión fue suya”, detalla Tena. En todo caso, los objetos que se vendieron fueron a un precio simbólico.

El puesto de la biblioteca, en la imagen, fue uno de los más concurridos

La fecha elegida resultó muy acertada puesto que Castellote estaba lleno de turistas y de propietarios de segundas residencias que se animaron a acudir al mercado de pulgas. Además, el espacio habilitado era totalmente al aire libre y se colocó un difusor de gel hidroalcohólico a la entrada para que los visitantes pudieran echarse como medida preventiva.

Una decena de castellotanos hicieron limpieza de trasteros, graneros y armarios y también fueron muchos los que no participaron al enterarse tarde de la iniciativa, pero que anunciaron que prepararán los enseres de los que se quieren deshacer para la próxima cita del mercadillo.

 

 

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