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De los delirios de Prokofiev a Bach a ritmo  de bachata; el diablo está entre nosotros De los delirios de Prokofiev a Bach a ritmo  de bachata; el diablo está entre nosotros
El pianista Juan García Collazos (izda.) y el guitarrista Arturo Lozano, integrantes de Ecce Homo Followers, en la redacción de DIARIO DE TERUEL. MA

De los delirios de Prokofiev a Bach a ritmo de bachata; el diablo está entre nosotros

‘Diabulus in musica’ es el primer proyecto de Ecce Homo Followers, un virtuoso dúo turolense
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Diabulus in musica es un término acuñado probablemente en el siglo XVIII que se refiere a la combinación -intervalo- de una nota musical y su quinta disminuida, la que se encuentra a tres tonos de distancia de la primera -de ahí que también se llame tritono-. Un do y un fa sostenido, o un fa y un si, por ejemplo. Durante la Edad Media no se utilizaba, no porque invocara a Satán o despertara las apetencias sexuales así porque sí, como se ha llegado a sugerir, sino sencillamente porque suena fatal. Pura disonancia. En el siglo XIII quedaba tanta música por componer que era tontería empezar por algo tan incómodo de escuchar. Solo a partir del final del Barroco -mediados del XVIII- comenzó a escucharse, y más tarde el Romanticismo lo popularizó porque suena a desastre, a muerte inminente o a amor no correspondido. Hoy ese odioso sonido es un clásico en el cine de terror o en el rock duro -Black Sabbath lo utilizó en su canción homónima, de forma descendente, con un obstinato inicial que da casi tanto miedo como la portada de su primer disco-, y queda poca gente en el mundo occidental que no lo haya escuchado gracias a las dos primeras notas de la sintonia de Los Simpson.

Desde primeros de año, Diabulus in Musica es también el primer proyecto musical que han emprendido Ecce Homo Followers, un dúo formado por el pianista Juan García Collazos y el guitarrista Arturo Lozano. El nombre les viene al pelo porque su objetivo es compartir el gusto por la música incómoda, lo grotesco, lo absurdo y lo atípico. Pretenden dar una sacudida a los convencionalismos a los que está mal acostumbrado nuestro oído y explorar lo raro y lo oscuro, fruto de la fusión entre la música clásica, la vanguardia y la improvisación. A lo peor no consiguen convocar al mismísimo demonio en cada concierto, pero quien les escuche sabrá de inmediato que eso no es lo habitual.

‘Diabulus in musica’ en el único concierto que ha podido escucharse en Teruel capital, en abril en el Espacio Luvitien

Juan García Collazos es un zaragozano afincado en Teruel, profesor de piano del Conservatorio Profesional de la capital mudéjar y a quien el repertorio clásico siempre se le ha quedado algo pequeño. Arturo Lozano nació en Fuentes Claras, vive en Torrijo y dirige el Áula de Música de Calamocha, además de dar clase de guitarra eléctrica por varios pueblos de Teruel y el Alto Tajo.

Hace cuatro años que empezaron a tocar juntos y comprobaron que empastaban bien en un concepto atípico y poco explorado, la música clásica compuesta por músicos rusos y soviéticos, como Prokofiev o Shostakovich, revisitada, reinterpretada y arreglada para piano y guitarra eléctrica -”con distorsión sin es posible”, apunta García Collazos-.

Su delirante y delicioso repertorio abarca desde Sugestión diabólica de Prokofiev a una fuga barroca de inspiración dominicana -dominicana del Caribe, no del patrono de Samper de Calanda o Lécera- para piano y guitarra eléctrica titulada Bachata y Fuga de J. S. Bach; pasando por el Preludio nº 10 de Shostakovich, Romeo y Julieta de Prokofiev; una reinterpretación lisérgica de Ligeti sobre Música Ricercata nº 7 o la banda sonora original -original es poco- de un queso de bola que cae rodando por las laderas de los Alpes suizos.

Básicamente Ecce Homo Followers coge piezas clásicas del siglo XX para piano y las arregla para piano y guitarra eléctrica. No se trata de música clásica habitual o, con alguna excepción, popularmente conocida, sino de un repertorio donde las vanguardias empiezan a aparecer, “que ya de por sí es muy cañero y que además te permite arreglarla para guitarra distorsionada”, explica García Collazos. “No es la típica música amable de salón para piano, que a todo el mundo le parece bonita”. Lo que buscan es una música más “jonda”, como asegura Lozano, más del lado oscuro de la vida. “Estamos en un mundo que tiene su cara bonita, la que suele representarse, y luego está la cara que tienes tú, que sin llegar a ser Dorian Gray no tiene por qué coincidir”.

“El reto es ser capaces de coger este repertorio y llevarlo a los garitos, a que lo escuche la gente mientras se toma una copa”, explica Collazos. “Esto no es música amable pero tampoco rock and roll. Es algo que te permite salir del bar habiendo vivido una experiencia musical que, si bien no es que te cambie como persona, sí que ha ocurrido algo en tu interior”. “Y teníamos dudas de si la gente podría escucharlo sin salir corriendo a los diez minutos... pero sí, a la gente e incluso a los niños les atrae y les interesa”.

La propuesta de Ecce Homo Followers es pura provocación. “Nos gusta jugar con la expectativa y con lo inesperado”, afirma Collazos. “Estás tocando una versión de Shostakovich y de repente aparece Dua Lipa. La gente la reconoce y entonces se va... Esa idea de provocar, de obligar a que la escucha tenga que ser atenta por narices nos encanta”.

García Collazos (izda.) y Lozano bromean en una de las fotografías promocionales de Ecce Homo Followers

Para Lozano, cuya trayectoria musical le ha llevado desde los trece años por muy diversos géneros y formaciones, arreglar para guitarra eléctrica partituras clásicas responde casi a una necesidad: “Cuando era joven yo era más heavy que una lluvia de hachas, y conforme avanzas te vas pasando a técnicas más variadas, más rápidas, te pasas al death metal, black metal, y todo eso. Llega un momento en el que no es suficiente y ya te pones a estudiar (risas). La búsqueda de cosas nuevas es permanente, y tanto a Juan como a mí, en esabúsqueda de algo especial cada vez más tuyo, más profundo y jondo, al final te encuentras con unas músicas que te ofrecen más posibilidades de realizarte como músico”.

La provocación y el humor están presentes también en su puesta en escena, e incluso a su propio nombre: “Ecce Homo Followers hace referencia a Borja, claro... que esa pintura se hiciera tan famosa nos define bastante bien como especie”, afirma el pianista. Supone aceptar y abrazar con alegría el hecho de que el ser humano es absurdo y grotesto, y pone banda sonora a esa naturaleza.

Diabulus in musica hace pues referencia al primer proyecto musical del dúo, y para ello toma un nombre “que nos divierte porque lleva a pensar que vas a escuchar a gente tocando el clavecín e instrumentos barrocos”, explica Collazos. “El nombre juega con el contraste de que no es para nada música barroca, pero sí que tiene ese espíritu del tritono, de ese intervalo que te está pidiendo que resuelvas, que resuelvas, que resuelvas... Es el Petas Zetas de la música, la cosa más ácida, que te estimula y te deja con ganas de más”.

La pregunta del millón es la siguiente: ¿Por qué tocan versiones y no temas propios? La respuesta no es sencilla. Quizá porque, antes que crear temas nuevos, es todavía más contracultural llamar a la insurrección musical a partir de composiciones que ya existen, procedentes de la tradición musical que suele denominarse clásica -o lo que es casi lo mismo, según Collazos, que han sido escritas por “señores con gafas que han estudiado mucho”. O quizá la pregunta esté mal planteada. Quizá siempre han sido temas propios: “No hemos compuesta ninguna pieza desde cero, pero algunas beben de diecisiete cosas diferentes”, afirma Lozano. Los dieciséis temas que llevan en repertorio tienen un título propio -alguno tan sugerente como Julieta y su Alpha Romeo, Una de piratas o Danza macaria- y una indicación sobre la pieza original en la que se inspira. En ocasiones su parecido es tan puntual, difuso y conceptual que ningún juez admitiría a trámite una denuncia por plagio si se reivindicaran como originales.

Ecce Homo Followers tampoco tiene demasiado claro que en algún momento su trabajo pueda verse reflejado en un disco. Lozano afirma que “no es una prioridad. Lo de la grabación depende por desgracia de subvenciones, ayudas, y cosas que jamás han sucedido ni sucederán. Para grabar un disco puedes hablar con Puerto y gastarte cinco, seis, siete u ocho mil euros, para hacer una cosa bonita para luego tener cero contrataciones. Es lo que pasa siempre”.

Collazos además introduce otro matiz -demasiadas llagas para tan pocos dedos-: y es que ni en los ensayos la banda toca dos veces la misma canción. “Tanto en los conciertos como en los ensayos tiramos mucho de improvisación, que para nosotros es un refugio para descansar un poco del trabajo habitual. Cuando tocamos tenemos clara la obra y lo que queremos hacer, y a partir de ahí le damos forma conforme va evolucionando. Darle a una pieza una vida diferente cada vez que suena es para nosotros lo más emocionante”. Si ninguna de las piezas de Ecce Homo Followers se repite dos veces por ese placer por la improvisación... ¿cuál de las versiones grabar en un CD?

Tras tres conciertos -Calamocha, Monreal y Teruel- en lo que llevamos de 2023, Ecce Homo Followers está abierto a contrataciones y a seguir evolucionando. Por un lado podría incorporar nuevos músicos, “aunque es una árdua labor encontrar músicos afines, que tengan una gran capacidad de improvisación y les atraiga este concepto. "Muchos compañeros a quienes se la hemos presentado han preferido desaparecer discretamente", bromea Lozano.

Y por otro lado, también crece como experiencia. En otoño se pondrá en marcha un evento en Molina de Aragón que combinará Diabulus in musica con otra de las grandes pasiones de Arturo Lozano, la gastronomía. “Persigue ofrecer una especie de degustación gastronómica y musical, con productos del territorio y platos que también busquen la sorpresa y la excelencia”, describe Juan García Collazos.

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