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El blues labra una senda entre los surcos de un tractor en Villanueva y un granero de Alcorisa El blues labra una senda entre los surcos de un tractor en Villanueva y un granero de Alcorisa
La banda en su local de ensayo, un granero junto al río en Alcorisa, de donde es parte de la banda, y que es el que le dio nombre

El blues labra una senda entre los surcos de un tractor en Villanueva y un granero de Alcorisa

Granero Blues toca canciones propias y cuenta ya con suficiente repertorio para grabar un disco
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Cruz Aguilar

En el tractor, mientras labra en su pueblo, Villanueva del Rebollar de la Sierra, Nacho García escucha la música que le pasan sus compañeros Arturo Carbó, Xavi Hurtado, Darío Sanz y Txarly Alquézar. La mayoría de las notas no le inspiran esa lucha contra la despoblación que es lo que marcan los cánones que tiene que salir de un grupo de la España vaciada. Algunas sí hacen referencia a esa soledad de los pueblos que ellos trampean tocando en un granero, pero casi todas “son muy peliculeras”, inspiradas en libros de Stephen King, en el vacile a un segurata en una discoteca o hablan sobre malos tratos infantiles o acerca de un atraco frustrado desde el punto de vista del conductor sudoroso que espera a sus compañeros.

La primera actuación del grupo fue el año pasado en el Festival AlkoRock de Alcorisa

Se llaman Granero Blues, porque su lugar de ensayo es un granero en Alcorisa, cerca del río, y su música está más influida por B.B. King que por los Judas Priest o La Polla Record, cuyos acordes mecieron las madrugadas de casi todos ellos durante la juventud. Casi todos porque Nacho García se define como “más suave y más viejo, más de Sabina, Miguel Ríos, Extremoduro o Rosendo”, asegura.

Nacho García es el encargado de las letras de los temas. Fue el último, junto con Xavi Hurtado, en sumarse al equipo y lo hizo “enamorado de las canciones” y de su “forma diferente de tocar”, “fue como un flechazo, quería ser su cantante”, asegura. Escuchar esas melodias le incitó desde el primer momento a crear canciones, en su libreta, sobre el tractor y trazando surcos, que es la manera en que Nacho busca la inspiración. Cuando tiene alguna idea la manda al resto y, si gusta, a partir de ahí, ya perfila la letra.

Arturo Carbó es guitarra solista en Granero Blues

La prueba de fuego de Granero Blues, el paso del local en solitario a enfrentarse al público, fue el AlkoRock de 2022, donde sus blues fueron el contrapunto al rock y punk de grupos tan conocidos como Acero, Barrena o Ni Zorra! Se subieron al escenario de casualidad, porque Malas Pulgas se cayó del cartel, con muchos nervios, muy pocas canciones en el repertorio y un guitarra, Xavi Hurtado, que apenas se las sabía. Reconocen que estaban atacados aunque Nacho lo disimuló muy bien: “Posiblemente seamos la mejor banda de todos los tiempos, no creo que lo demostremos, pero realmente es así”, dijo sin ninguna modestia a modo de presentación cuando cogió el micrófono. Ya en la primera canción se dieron cuenta de que la cosa iba sobre ruedas –posiblemente de tractor- y, a partir de ahí, comenzó la diversión.

Darío Sanz es el bajista del grupo

Todos los integrantes de Granero Blues habían tocado antes en otros grupos. Darío Sanz (bajista), Txarly Alquézar (batería) y Arturo Carbó (guitarra solista) llevan toda la vida juntos. Precisamente fue Darío el que les clavó la espinita del blues en el cuerpo, un ritmo que descubrió en los tres años que pasó en Canadá: “Empecé a escuchar gente que tocaba con raíces en el country, el blues y el rock más clásico y me abrieron un panorama diferente”. Cuando regresó a Alcorisa les dijo a sus colegas de grupo que debían “cambiar el chip y tocar más despacio, hacer menos ruido”, explica.

Las nuevas notas que sacaban de esos instrumentos, hasta entonces consagrados al rock duro, les convencían, pero les seguía faltando un cantante. Al final se encontraron con Nacho García, de Villanueva del Rebollar, en las Cuencas Mineras, quien animó a sumarse al equipo a Xavi Hurtado, guitarra rítmica de Utrillas y que también les encajó porque necesitaban esa segunda guitarra para lograr una mayor variedad de sonido.

Xavi Hurtado fue el último en sumarse al quinteto

Nacho y Xavi también llevan media vida tocando juntos, han estado en grupos como Escombro y, desde hace algún tiempo, tienen un dúo, Los Solos, dedicado a versionar canciones de los 90 de cantantes como Sabina o Manolo García. Ahora aspiran a convencer a Txarly para que ponga la percusión y convertirse en trío.

El resultado de ese quinteto son canciones a medio camino entre el rock y el blues, melodías en las que experimentan y van descubriendo “otras formas de componer”, dicen. Ninguno de ellos tiene más conocimientos musicales que los que dan los tutoriales de internet y unas cuantas clases de guitarra, pero le ponen una gran pasión y, sobre todo, la música se ha convertido en una forma de disfrutar en buena compañía.

Nacho García, cantante y compositor de los temas

Nacho García es agricultor, una profesión que le encanta pero le lleva a pasar mucho tiempo a solas, por lo que “mentalmente el grupo me ayuda mucho, estás conectado con una serie de personas con las que tienes un proyecto común. Creamos magia, canciones y a mí me da mucha vida, ahora no la concebiría sin la música, es un aliciente brutal para el día a día”, dice, para añadir que tiene un buen oído y le gusta escribir, “pero ni idea de música”.

Después de AlkoRock llegó otro bolo en un bar de Alcorisa, y ahora, con un repertorio de 16 canciones, están listos para tocar donde haga falta y buscan locales con público aficionado a su tipo de música, garitos fuera de la zona con música en directo.

Txarly Alquézar es el batería del grupo

El grupo no tiene una gran trayectoria pero está muy cohesionado y Darío Sanz apunta que ya tienen material para grabar. Hasta un total de 16 canciones propias, con los ritmos que les gustan y las letras que salen de un tractor, elemento que han convertido en el símbolo de la banda como reconocimiento a ese medio rural en el que viven, pero que no es una constante en sus temas.

Eso sí, Sanz quiere hacer un disco a la antigua: “Me gusta grabar como se hacía antes, que es tocando todos a la vez, me gusta si hay algún fallo, no es como un estudio que grabas encima, cortas y pegas, pero el sonido sale con menos fluidez”, dice.

Editar su primer disco sería una forma de darse a conocer y también de “poner fecha a una época” porque, asegura, estas primeras canciones no serán como las siguientes, “habrá una evolución a lo largo del tiempo y grabar es una forma de delimitar”, dice. Lo importante, con grabación o sin ella, es, como dice Nacho García, que se creen sus canciones y “así da gusto tocar”, argumenta.

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