El Puente de Fonseca, geología y biodiversidad en un enclave privilegiado en el Maestrazgo

En la comarca turolense del Maestrazgo, situada entre la Cordillera Ibérica y la Depresión del Ebro, se despliega un territorio de grandes contrastes donde los relieves abruptos, los barrancos y los bosques mediterráneos forman un paisaje característico. En este entorno destaca el Monumento Natural del Puente de Fonseca, uno de los cuatro monumentos naturales declarados en la zona dentro del Parque Cultural del Maestrazgo y del Geoparque homónimo, creado en 2006 con el objetivo de conservar espacios de especial valor natural y paisajístico. Con una extensión que ronda las 249 hectáreas y altitudes que oscilan entre los 640 y los 1.100 metros, este enclave del término municipal de Castellote ofrece una combinación singular de geología, biodiversidad e historia.

Muy cerca del pequeño núcleo de Ladruñán, anexionado a Castellote, el río Guadalope —principal río del Maestrazgo— se encajona entre los paredones calcáreos de la Umbría de la Perona y Minarete. Es precisamente este río, de régimen mediterráneo y caudal irregular condicionado por la pluviometría, el que ha modelado uno de los elementos geológicos más llamativos de Aragón: un puente natural excavado en la propia roca. La formación travertínica, resultado de la precipitación del carbonato cálcico disuelto en el agua sobre plantas, restos orgánicos y sedimentos, fue creciendo hasta generar un edificio de toba. Cuando ya no pudo elevarse más, el Guadalope abrió paso a través de él, formando un túnel fluvial que en este punto llega incluso a dividirse en dos brazos. Este proceso, poco común en ríos aragoneses, convierte al Puente de Fonseca en un ejemplo claro de geomorfología fluvio-kárstica.

 

Flora y fauna: un oasis de vida entre roca y agua

La presencia constante de humedad junto al sustrato calcáreo crea un microclima que contrasta con el ambiente mediterráneo dominante y permite el desarrollo de especies hidrófilas en las zonas próximas al cauce. Las paredes rezumantes del puente natural albergan musgos, helechos como el culantrillo de pozo y otras plantas propias de ambientes umbríos. En la ribera prosperan álamos, chopos y sauces, y en las laderas más alejadas se extienden pinares de pino carrasco combinados con enebros, carrascas y zonas de pastizal. La vegetación también conserva especies menos frecuentes como el madroño y el latonero, que encuentran refugio en las umbrías y áreas más protegidas.

Los relieves calcáreos del entorno son el hábitat de especies destacadas de la avifauna rupícola. En ellos se observan el águila perdicera, el águila real, el halcón común y una importante colonia de buitre leonado. La salud del curso fluvial queda reflejada en la presencia de nutria, martín pescador, mirlo acuático y del escaso cangrejo de río común, protegido por el Decreto 127/2006 del Gobierno de Aragón, que regula su recuperación. Entre los mamíferos terrestres destacan el jabalí y la cabra montés, cada vez más abundante en estos parajes.

El paisaje del monumento está marcado por la conjunción de agua, roca y vegetación. Las hoces labradas por el Guadalope configuran un valle estrecho, con paredes que se elevan abruptas y que en algunos tramos se abren ligeramente para dar paso a una vegetación más variada. A pesar de la dureza del relieve, este mosaico natural se ha mantenido en parte gracias a los usos tradicionales vinculados al territorio, como la ganadería extensiva, que han contribuido a la conservación de la biodiversidad asociada al paisaje rural del Maestrazgo. Además de su valor natural, el entorno conserva muestras de ocupación humana desde tiempos antiguos, como demuestran las pinturas rupestres del cercano yacimiento de El Arenal, que subrayan la relevancia histórica de la zona y la relación prolongada entre las comunidades humanas y el paisaje.

 

El Monumento Natural del Puente de Fonseca es accesible mediante varios senderos señalizados. El SL-TE 31, con inicio en el paraje de El Higueral, recorre un itinerario de cuatro kilómetros que desciende al río y lo remonta hasta el puente natural. El SL-TE 32 parte de Ladruñán, pasa por La Algecira y continúa hasta el puente del vado, desde donde sigue por la margen izquierda del Guadalope hasta llegar al monumento, en un recorrido total de trece kilómetros entre ida y vuelta. También puede accederse en vehículo todoterreno por la pista que conduce al aparcamiento de El Arenal, próximo al yacimiento arqueológico.

Visitar el Puente de Fonseca supone descubrir un espacio donde los procesos geológicos se aprecian con claridad y donde la relación entre agua y roca ha dado lugar a un paisaje de gran singularidad. Es un enclave protegido que conserva valores naturales, culturales y paisajísticos de especial interés, y que ofrece al visitante un entorno tranquilo, diverso y representativo del Maestrazgo turolense.