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La Diócesis de Teruel y Albarracín clausuró el Jubileo de la Esperanza con renovada ilusión La Diócesis de Teruel y Albarracín clausuró el Jubileo de la Esperanza con renovada ilusión
Clausura del Jubileo por el administrador diocesano, Alfonso Belenguer . J.C.E.

La Diócesis de Teruel y Albarracín clausuró el Jubileo de la Esperanza con renovada ilusión

El Itinerario Jubilar destacó por su recorrido espiritual y social por lugares significativos
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La Diócesis de Teruel y Albarracín cerró el Jubileo de la Esperanza con una eucaristía de clausura celebrada en la Catedral de Teruel, haciendo balance del mismo en este acto. La misa, presidida por el administrador diocesano, Alfonso Belenguer, coincidió con la fiesta de la Sagrada Familia. Con esta celebración se puso fin a un Año Santo que ha marcado intensamente la vida diocesana y que ha buscado acercar la esperanza cristiana al territorio mediante iniciativas pastorales, celebrativas y sociales.

El Jubileo de la Esperanza comenzó para la diócesis el 19 de enero, cuando la Catedral de Albarracín abrió sus puertas como templo jubilar en una celebración presidida por el obispo José Antonio Satué y organizada por el arciprestazgo de Albarracín-Jiloca, informó la diócesis en una nota de prensa. “Este Jubileo ha sido un tiempo en el que la diócesis se ha reconocido unida en la esperanza. Hemos rezado, hemos caminado juntos, hemos compartido preocupaciones y búsquedas, y hemos comprobado que la esperanza cristiana no es una idea abstracta, sino una fuerza que sostiene la vida cuando aparecen la fragilidad, el dolor o la incertidumbre. Doy gracias por la participación de tantos fieles y por el esfuerzo de tantas comunidades que han mantenido vivo este impulso a lo largo de todo el año”, señaló Alfonso Belenguer.

Entre las propuestas del año destacó el Itinerario Jubilar de la Esperanza, concebido como un recorrido espiritual y social por lugares significativos de la ciudad, desde la iglesia de los Franciscanos, pasando por el Hospital San Juan de Dios y el Hospital San José, hasta concluir en la ermita de la Virgen del Carmen, junto al Centro Penitenciario. El itinerario quiso mostrar una esperanza vinculada a la enfermedad, el dolor y la exclusión social.

Del 23 al 25 de mayo, Teruel acogió el congreso La Esperanza, Emergencia Social en el Centro Cultural San Julián. Especialistas en salud mental, sociología, espiritualidad, filosofía y periodismo abordaron allí la urgencia de recuperar la esperanza en un contexto marcado por la fragilidad y la incertidumbre.

El Jubileo tuvo también una dimensión peregrina. El 22 de junio, coincidiendo con el Corpus Christi, la diócesis peregrinó a Cantavieja en una convocatoria organizada por la Delegación de Apostolado Seglar y la parroquia local. El 31 de agosto, el Santuario de la Virgen de la Aliaga, en Cortes de Aragón, acogió una celebración jubilar presidida por el obispo.

Durante el año se celebraron además confirmaciones conjuntas en distintos templos -Catedral de Teruel, Albarracín y Cantavieja- para subrayar la dimensión comunitaria del Jubileo. El horizonte universal estuvo presente en la peregrinación diocesana a Roma a finales de octubre, en la que participaron más de 80 fieles, compartiendo la experiencia jubilar con peregrinos de todo el mundo.

Un legado para el futuro

La diócesis quiso que el Jubileo dejase frutos duraderos. En esta línea anunció la creación del Centro de Escucha Esperanza, que ofrecerá acompañamiento a personas en situaciones de sufrimiento, vulnerabilidad o duelo. Este recurso empezará su actividad pastoral tras la Pascua de 2026, dentro de la Red de Centros de Escucha coordinada por el Centro de Humanización de la Salud de los religiosos camilos.

Con la clausura del pasado domingo en la Catedral, la diócesis dio gracias por un año marcado por la vivencia comunitaria de la esperanza cristiana y renovó su compromiso de seguir ofreciendo acompañamiento, cercanía y consuelo en un tiempo necesitado de signos creíbles de esperanza.

“Clausuramos el Jubileo, pero no cerramos su horizonte. Los frutos que han ido naciendo -las peregrinaciones, los encuentros, el acompañamiento mutuo, la escucha de las necesidades reales de las personas- nos recuerdan que la esperanza se cultiva cada día. El anuncio del Centro de Escucha es un signo de ese compromiso duradero. Ahora nos toca seguir caminando, con serenidad y responsabilidad, para que la Iglesia en Teruel y Albarracín sea siempre un lugar donde la esperanza se ofrece y se comparte”, explicó Alfonso Belenguer.

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