La revista Rehalda renace dando voz a una Sierra de Albarracín viva, inclusiva y sin tabúes

Hay algo que calienta más que la lumbre en los inviernos de la provincia, el calor de la memoria compartida y el empuje de quienes se niegan a dejar que los pueblos se apaguen. Este diciembre de 2025, ese calor llega en forma de papel y tinta —y ahora también en píxeles— con el lanzamiento del número 41 de Rehalda. La veterana revista del Centro de Estudios de la Comunidad de Albarracín (Cecal) no solo regresa fiel a su cita, sino que lo hace con un espíritu renovado, savia joven y una valentía editorial que marcará un antes y un después en su trayectoria.

Al timón de esta nueva etapa se sitúa el periodista Pablo Doncel Gracia, quien asume la dirección con una mezcla de responsabilidad y pasión personal. Con raíces en Castralvo, describe esta revista no como un simple conjunto de páginas, sino como un "latido compartido", un puente necesario entre el pasado que nos define y el futuro que debemos construir. Su carta de presentación es toda una declaración de intenciones: Rehalda seguirá siendo el hogar de nuestra historia y naturaleza, pero abre sus ventanas de par en par a los vientos de la modernidad y la justicia social.

Mirada a la realidad social

Lo que más sorprende de este número 41 es su audacia para abordar temas que, a menudo, han permanecido en la sombra en el medio rural. Rehalda se despoja de tabúes para hablar de una Sierra de Albarracín plural y diversa, poniendo el foco en la comunidad LGTBIQ+. En un artículo necesario y valiente, la revista afronta realidades dolorosas como el "sexilio" —la migración forzada de quienes deben abandonar sus pueblos para vivir su identidad en libertad—, un fenómeno que sangra doblemente al territorio turolense, por la intolerancia y por la despoblación que conlleva.

Pero la mirada social no se detiene ahí. La revista tiende puentes transoceánicos y temporales que hablan de migración y multiculturalidad. Desde la sorprendente historia de la Virgen de Guadalupe en Alobras, que une México con Teruel gracias a la emigración de principios del siglo XX, hasta el recuerdo de los moriscos de Gea de Albarracín, cuya expulsión supuso una catástrofe demográfica y económica que aún resuena en la memoria histórica. Precisamente es la imagen de la virgen la que ocupa la portada del presente número.

Esta nueva Rehalda no olvida de dónde viene. Sigue siendo fiel a la divulgación del patrimonio natural, con joyas como el extenso reportaje sobre la mariposa Graellsia isabellae, la "joya alada" de Griegos, o la investigación sobre el yeso rojo, ese "ocre duradero" que da color y alma a la arquitectura de la Sierra.

Ilustraciones digitales y QR

Sin embargo, la forma de contarlo ha cambiado. El diseño se ha modernizado y se abraza la tecnología, incorporando ilustraciones generadas por inteligencia artificial y facilitando la lectura digital a través de códigos QR, demostrando que la tradición no está reñida con la vanguardia.

Este número 41 es, en palabras de su director “un acto de amor y resistencia”. Es la demostración de que la Sierra de Albarracín quiere seguir viva, contando sus historias -las de ayer y las de hoy- con voz propia y sin miedo. Como bien dice su nuevo director, esta revista es "una ventana abierta a la belleza, la memoria y el porvenir de nuestra querida tierra". Desde estas líneas, solo podemos invitarles a asomarse a ella.