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La sevillana Marta Fresneda pone el alabastro al servicio de la dignidad del ser humano La sevillana Marta Fresneda pone el alabastro al servicio de la dignidad del ser humano

La sevillana Marta Fresneda pone el alabastro al servicio de la dignidad del ser humano

El Museo de Arte Sacro de Teruel acoge 'Volver al Origen. Retratos de la sociedad actual'
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El Museo de Arte Sacro de Teruel (MAST) acoge hasta el 30 de septiembre Volver al Origen. Retratos de la sociedad actual, una muestra de escultura en alabastro y hierro, fundamentalmente, de la artista sevillana afincada en Florencia Marta Fresneda Gutiérrez. Se trata del desarrollo de uno de los principales proyectos creativos de la escultora sobre la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La solidaridad, el amor fraternal, las libertades colectivas e individuales y el respeto a la diversidad son algunas de las principales líneas de trabajo para la andaluza, para quien, desafortunadamente, “la reivindicación no cabe dentro del arte contemporáneo”, aunque en su caso afirma que “todavía” puede permitirse el lujo “de ser utópica”.

La mayor parte de las esculturas de Fresneda apelan a un derecho o grupo de derechos contenidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, desde una perspectiva figurativa, en los que caben desde el derecho a disfrutar de la infancia en paz y libertad al servicio asistencial durante la vejez, pasando por los derechos básicos a la alimentación, a la educación, a la libertad religiosa, a tener un trabajo y una vivienda digna o a no ser molestado o condenado de forma arbitraria.

Fresneda trabaja en este concepto desde 2018, cuando creó las primeras piezas que pueden verse en el MAST precisamente durante una residencia artística en Albalate del Arzobispo. “El concepto y la base creativa es la misma, aunque he incorporado mucha obra nueva desde entonces”. Entre los elementos que Marta Fresneda incorpora a su discurso artístico está el Preámbulo de la Declaración Universales, que en síntesis reconoce la dignidad intrínseca del ser humano en términos generales, como paso previo a promover la libertad, la justicia y la paz. “Estamos hablando de un texto que se aprobó por la ONU después de la Segunda Guerra Mundial”, recuerda Fresneda.

Historia pasada


“Pero no es historia pasada, sino que debemos hacer que esté vigente todos los días”. En este sentido la escultura ha incorporado a la colección una serie de rostros y de piezas que representan personas de diferentes etnias, religiones o sexos, que inciden en la vulnerabilidad. “Me interesa especialmente el hecho de que todos estamos implicados en la vulnerabilidad, no debemos pensar en ella como algo que afecta solo a los niños del Tercer Mundo o a los ancianos. En un momento dado todos hemos atravesado un momento de gran vulnerabilidad, y por tanto deberíamos ser más empáticos con eso”.

Marta Fresneda también ha incorporado a su narrativa las virtudes teologales; la fe, la esperanza y la caridad, a través de tres esculturas. Una de ellas, La Caridad. Joaquín y su nieto, está dedicada a San Joaquín, abuelo de Jesús “de quien casi nadie se acuerda”, asegura.

Marta Fresneda se define como cristiana y católica practicante y afirma que su faceta artística no le da la espalda a su fe, pese a que “en alguna ocasión he recibido críticas porque mi perspectiva de los Derechos Humanos es la de una creyente”, admite. “Por eso me gusta especialmente que esta exposición pueda verse en el MAST, cuya narrativa tiene que ver con la Biblia”.

Como en otras exposiciones de arte contemporáneo que ha acogido el MAST en los últimos meses, las piezas que forman Volver al Origen se integran perfectamente con la colección permanente de arte de origen sacro. “Las piezas de hecho conversan con las otras de un modo que no está elegido al azar. Una anciana está mirando a la Virgen, lo mismo que el rostro de una mujer musulmana”, explica Fresneda. “Es un camino sinodal, que debe conducir a que las religiones se centren en los elementos que tienen en común, y no sean excluyentes”.

Búsqueda de la textura

En lo formal, la escultura de Marta Fresneda reproduce rostros y cabezas en mayor medida que cuerpos enteros, “ya que el rostro humano en mucho más expresivo que el resto. La cara es el espejo del alma y es mucho más fácil comunicar y conectar con el espectador a través de ella”. Buena parte de esa expresividad la consigue Marta Fresneda con las particularidades que ofrece su forma de trabajar el alabastro del Bajo Martín. Lo habitual es lijar y pulir el alabastro para abrillantarlo, sacar el máximo lustre posible y aprovechar las característica forma que tiene que interactuar esa piedra con la luz. “Eso está muy bien, pero en mi caso pierdo mucha expresividad, porque la piedra pulida resulta mucho más plana, inerte y sin fuerza”, afirma Fresneda. “Cada vez tiendo a pulir menos el alabastro porque de esa forma su textura contribuye a crear luces y sombras en la superficie, y la figura resulta mucho más expresiva”.

Marta Fresneda incorpora elementos metálicos a muchas de sus piezas, en forma de alambradas o pequeñas formas humanoides en alambre, que interactúan con la piedra dando forma al mensaje de cada escultura.

Además la escultora ha integrado la utilización de materiales reciclados en muchas de las piezas más recientes, algunas de las cuales se han creado durante este mismo año en el CIDA de Albalate, que Marta Fresneda ha alternado con Florencia, su lugar habitual de residencia. No se trata solo de utilizar bolos de alabastro que en otras circunstancias acabarían como material de desecho, que también, sino de hacer de la necesidad virtud y convertir el material reciclado en parte del mensaje. Algunas de las piezas, como los rostros que hablan sobre el Preámbulo de la Declaración Universal o las piezas sobre las Virtudes Teologales, están esculpidas directamente sobre un bloque formado por pequeños trozos y retajos de alabastro, pegados entre sí con pegamentos especiales. En zonas de la escultura la estructura de enladrillado que forman los bloques no está rebajada y se aprecia perfectamente, mientras que en las partes trabajadas por la artista sigue siendo patente esa estructura gracias a las diferentes tonalidades de cada fragmento de piedra.

Esa heterogeneidad de la escultura la enriquece notablemente, ya que alude y sugiere a la construcción/deconstrucción del ser humano a través de la articulación de los Derechos Humanos que contiene la Declaración, o incluso la diversidad, la multiplicidad y los infinitos matices que comprende el ser humano, muy alejado de ser algo homogéneo.

Fresneda participó en la décima edición del Simposio de Escultura en Alabastro del Centro Integral para el Desarrollo del Alabastro de Albalate del Arzobispo (CIDA) en 2015 y desde entonces mantiene una estrecha relación con el centro, donde se han desarrollado muchas de las piezas que expuestas. Las primeras fueron creadas en 2018 durante una residencia artística en Albalate, y se expusieron por primera vez en 2019 en Híjar. En aquella ocasión fueron once piezas las que pudieron verse, entre ellas Poder, Niño robado o Artículo 30, entre otras, y desde entonces la colección ha crecido notablemente y ha visitado salas de toda España. En octubre de 2021 algunas de estas esculturas se expusieron en el Museo Juan Cabré de Calaceite junto a obras gráficas creadas con la técnica de collage, en una exposición acerca de los Derechos Humanos y de los Objetivos de la ONU de la Agenda 2030.

 

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