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Los desaparecidos del siglo XIX regresan, al menos en foto, en el calendario de Sempiterna Los desaparecidos del siglo XIX regresan, al menos en foto, en el calendario de Sempiterna
Ropa de mudar de finales del siglo XIX es la elegida para la portada, realizada en la plaza España de Alcañiz. C.Pérez Riva

Los desaparecidos del siglo XIX regresan, al menos en foto, en el calendario de Sempiterna

Personal del Hospital de Alcañiz posa con ropa tradicional para recoger fondos para Asapme
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Cruz Aguilar

El día 22 de febrero de 1892 desaparece en Valdealgorfa Joaquina Fuster Aguilar, de 34 años, soltera, pelo y ojos negros y nariz regular. Viste pañuelo a la cabeza de algodón color café con cruces blancas, pañuelo al cuello de lana oscuro, saya azul de indiana, medias de estambre blancas y alpargatas de cáñamo. Esa es la descripción que ha servido para vestir a una de las modelos del calendario Rememora 2023, que como cada año se realiza con personal del Hospital Comarcal de Alcañiz. El impulsor de la iniciativa, Dabí Latas, que es el responsable de la Asociación Sempiterna, dedicada al estudio de la indumentaria tradicional, comenta que deseaban hacer un almanaque diferente e inspirado en los Boletines Oficiales de la Provincia de Teruel, concretamente en los de los años que van desde 1888 a 1896.

Allí se recogían los datos tanto de personas desaparecidas como fugadas o desertores del servicio militar. “Como la gente tenía tan poca ropa era sencillo describir lo que llevaban puesto en el momento de la desaparición”, comenta Latas. Además de desaparecidos, la publicación incluía descripciones de personas halladas muertas y se describe la ropa que llevaban en ese momento para poder identificarlos. “Son detalles de la persona, por un lado, y de la ropa, por otro, para intentar encontrarlos”, dice el experto en indumentaria.

Varias modelos con indumentaria de diario en la plaza de España de Alcañiz . Cristina Pérez Riva

Las prendas que visten a los modelos proceden tanto de la colección particular de Dabí Latas como del Centro de Indumentaria de Valdealgorfa. Sin embargo, aunque este año contaba con la reseña de la ropa que debían llevar los modelos, la selección no ha sido sencilla ni a la hora de localizarla ni para adaptarla a la persona que sí encajaba con el físico descrito. Entre los modelos hay niños porque la publicación también incluía descripciones de críos desaparecidos.

Colores aplomados y garzos

El coordinador destaca la descripción que se hace de los colores, ya que los grises se convierten “aplomados”; los ojos son “garzos”, es decir, como la garza, azulados; o los rojizos tienen el tono “de la granada”.

Detalle de la sesión fotográfica realizada durante este mes

En este almanaque las imágenes no son grupales, como en los de años anteriores, sino que en cada una de ellas aparece un modelo. En cada mes hay dos personas, un hombre y una mujer, vestidos tal y como se describe en el Boletín Provincial pero con un fondo neutro, de forma que se destacan sus rasgos y la vestimenta.

El impulsor de esta iniciativa comenta que en cada mes se ha incluido a un modelo con la ropa descrita en el boletín en ese mismo mes, como una forma de ver la evolución de los ropajes en función de la época del año. Todas las vestimentas escogidas se confeccionaron en ese final del siglo XIX y esta elección no es casual ya que, como apunta el experto, en estos años se produjo una transición en la forma de vestir y fue un momento en el que las prendas tradicionales, como el calzón, convivían con otras como el pantalón largo. “A raíz de la revolución industrial empieza a haber muchos tejidos, es posible comprar ya ropa confeccionada, por tallas, y se popularizan tejidos como el algodón, que hasta ese momento estaban reservados a las familias más pudientes”, relata Dabí Latas. En el caso de las mujeres, empiezan a aparecer las toquillas y pelerinas, que son toquillas cortas y finas que reciben ese nombre porque están hechas con pelo de cabra.

Modelo que representa a Joaquina, desaparecida en Valdealgorfa

Los protagonistas del calendario de este año vivieron entre los años 1888 y 1896 en las localidades de El Vallecillo, Santa Cruz de Nogueras, Calamocha, Villarluengo, Anadón, Formiche Alto, Royuela, Valverde, Loscos, Teruel, navarrete, Valdealgorfa, Manzanera, Aguilar del Alfambra, Tronchón y Albalate del Arzobispo. Junto a la foto irá un texto con la descripción del boletín en la que se ha inspirado y entre los modelos de este año está también Dabí Latas, cuya vestimenta está obtenida de un desaparecido en Miravet, que, según se recoge en la publicación, “parecía aragonés”.

A la venta en diciembre

Este año el dinero recaudado irá a para a Asapme, la Asociación Pro Salud Mental del Bajo Aragón. En anteriores ediciones el dinero obtenido ha ido a parar a otras asociaciones como la del Alzheimer, el Cáncer, Atadi o Somos Pera, una agrupación aragonesa de enfermedades raras.

Dabí Latas posa como modelo para el calendario 2023

Aunque todas las fotos ya se han realizado, en un total de siete sesiones, la venta del calendario se iniciará en diciembre, ya que durante noviembre se llevará a cabo la edición del mismo. El precio de venta será de 10 euros. Desde Rememora tienen previsto editar mil calendarios que se venderán en varios establecimientos de Alcañiz y también a través de la página web rememora.org. Cada año hay una mayor demanda para su adquisición y en el caso del de 2023 se cumple el deseo de muchos aficionados a la indumentaria, que era ver la vestimenta más de cerca para apreciar los detalles.

En los boletines también aparecían niños. Cristina Pérez Riva

Donde sí aparecerán varios modelos, hasta una decena, es en la portada, cuya fotografía ha sido tomada en la plaza de España de Alcañiz y en la misma participan las personas que se atrevieron con la primera edición del almanaque. Se han elegido para esos modelos dos tipos de ropa, por un lado hay un grupo de mujeres vestidas de diario, con prendas con las que iban por la calle o a trabajar en un día normal. Por otro lado hay mujeres mudadas para ir a misa, con mantilla, pañuelos de seda o incluso mantones bordados.

Entre los modelos de cada uno de los meses y los que han tomado parte en la portada, Dabí Latas calcula que sumarán unas 60 personas, entre las que incluye también a los colaboradores que han aportado objetos o incluso prendas antiguas que encajaban con las descripciones.

En Tronchón desapareció un sombrerero que aparece así reflejado

Al igual que en anteriores ocasiones, los modelos son personas vinculadas al departamento de Farmacia del Hospital de Alcañiz, que es de donde partió la idea, aunque en esta ocasión han necesitado contar con amigos y familiares debido a que debían ajustarse a las descripciones físicas aparecidas en el boletín.

Las fotografías han sido realizadas por Cristina Pérez Riva y son todas en estudio porque el objetivo de este año es que los modelos y sus prendas destaquen por encima del escenario, que en calendarios anteriores ha jugado un papel transcendental.

 

 

 

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