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Los jóvenes estudiantes de Bellas Artes se llevan el bodegón clásico al siglo XXI Los jóvenes estudiantes de Bellas Artes se llevan el bodegón clásico al siglo XXI
Imagen panorámica de las obras que componen ‘El bodegón contemporáneo’, colectiva en la que participan 41 estudiantes de Bellas Artes

Los jóvenes estudiantes de Bellas Artes se llevan el bodegón clásico al siglo XXI

Más de cuarenta alumnos participan en la exposición colectiva que se inauguró ayer
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Suele considerarse erróneamente que Un cesto de flores, pintado por Caravaggio en 1596, fue el primer bodegón de la historia. Sin embargo es cierto que ese lienzo fue uno de los primeros grandes espaldarazos hacia una temática pictórica que, después de haber sido utilizada por griegos y romanos como elemento decorativo, se consolidó como un género propio que con altibajos se ha conservado hasta la actualidad, con Blas de Prado y Juan Sánchz Cotán como dos de los principales impulsores en nuestro país.

Claro representante de la pintura figurativa, el bodegón no pasa por su mejor momento dentro del arte contemporáneo, desde la irrupción de las vanguardias y la abstracción, y quizá por eso los cuarenta estudiantes del Aula-Taller de Pintura del grado de Bellas Artes en Teruel proponen una relectura del género a través de una exposición colectiva, El bodegón contemporáneo, que fue inaugurada ayer y que podrá visitarse en el Edificio de Bellas Artes de Teruel hasta el 1 de junio.

La muestra consta de un total de 40 trabajos de alumnos de la asignatura Color I de 1º de Bellas Artes del taller de pintura, además de la artista invitada María Luis Mongío, estudiante también del grado de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas del campus turolense de la Universidad de Zaragoza.

El proyecto expositivo surge como una de las actividades lectivas de los alumnos del curso, y resulta interesante no solo por el filtro al que se somete un género clásico y, en ocasiones, considerado anticuado, por estudiantes jóvenes de Bellas Artes, sino además por sus posibilidades pedagógicas. Según Carmen Martínez Samper, profesora de Bellas Artes y comisaria de la exposición, “el bodegón facilita la práctica en el arte de un modo muy interesante cuando se necesitan modelos que deben permanecer inmóviles el tiempo necesario para llevar a cabo la pintura. Nada más sencillo que organizar objetos sobre una mesa, revisar lo que tenemos a nuestro alcance, reorganizarlo con fines expresivos, elegir un punto de vista, iluminar de forma apropiada y analizar la tridimensionalidad”.

De forma tradicional, se considera que el bodegón es una temática que reúne alimentos y elementos de cocina, representa espacios cotidianos y trata de ser un espejo de la vida diaria a través de sus alimentos y cacharrería, elementos que se fueron multiplicando y diversificando a lo largo de las décadas.

La muestra destaca por su colorismo y la originalidad en las propuestas para revisar y actualizar el concepto pictórico del bodegón

Resulta especialmente interesante la revisión a la que los alumnos someten el género. Más allá de la calidad pictórica de los cuadros -”los hay mejores y peores, porque el objetivo era no hacer una selección de los cuadros y que todos los trabajos entraran en la exposición”, explica Carmen Martínez. Hay que tener en cuenta que se trata de pinturas de un estadio inicial de la formación de sus autores, y a pesar de ellos “en términos generales estoy muy satisfecha”, asegura Martínez Samper.

Según la profesora el bodegón es mucho más actual de lo que pueda parecer porque entronca con la “representación virtual de la realidad del objeto y el espacio donde se sitúa dentro de un soporte bidimensional. Crear ese engaño, aprender con su representación, nos hace ser más contemporáneos de lo que podemos imaginar”, afirma. “Nada más mentiroso y virtual que la pintura, con todos mis respetos hacia esta práctica artística”, insiste. “Pero es una mentira piadosa que nos permite comprender el mundo en el que nos movemos y cómo representarlo para disfrutar desde lo conceptual hasta el oficio y viceversa”.

También es cierto que más allá de la pura representación realista de motivos vegetales, de alimentos u objetos inanimados, el bodegón es terreno abonado para el simbolismo en naturalezas muertas, vanitas, memento mori y otros temas muy relacionados con el bodegón y donde cada elemento recurrente apelaba a una serie de significados sugeridos perfectamente reconocibles por sus contemporáneos.

Y tampoco es un género exclusivo de las escuelas clásicas por el que no hayan pasado numerosas vanguardias, como recuerda Martínez Samper. “Desde Velázquez, Zurbarán, Goya, Sánchez Cotán, Meléndez o Juan Fernández el labrador hasta las creaciones de Morandi, Van Gogh, Cèzanne, o la revisión llevada a cabo por los artistas cubistas que incorporaron otros modos de tratar este género, como el collage y la geometría que deconstruye el objeto y que pervive tanto en pintura como en la fotografía e incluso con aportaciones del ámbito escultórico en su tratamiento de las agrupaciones de objetos sobre la mesa”.

Dos estudiantes señalan algunas de sus piezas

La profesora también destaca en la perspectiva contemporánea del género las conocidas piezas de Andy Warhol que reproducen las latas de sopa Campbell, con una perspectiva actualizada que tiene que ver con “la creación de alimentos preparados y listos para el consumo”, fabricados y consumidos en serie. Un paso subsiguiente en el género a la luz del arte contemporáneo pasa por el trash art y el arte realizado con la basura y los desperdicios como referente, ya que “somos el resultado de la sociedad de consumo y por ello no podemos permanecer impasibles ante los nuevos imaginarios”, destaca Martínez Samper. A modo de ejemplo, la profesora explica que “los alimentos, las vajillas exquisitas y los ambientes ricos redunda en la mayoría de las representaciones en una cultura de la abundancia y la vanidad, en la que se necesitaba mostrar el estatus y la imagen social que se quería trasladar al espectador. Esta sociedad de la abundancia se manifiesta hoy a través de los restos, de lo que se tira y desperdicia”. “Sigue siendo, por tanto, una temática social con un mensaje claro sobre la pérdida del valor de la buena comida y su valor”.

Una temática actualizada

En este sentido resulta especialmente interesante para el espectador la exposición, buen botón de muestra de cómo se reinterpreta este género en el fondo y en la forma por los artistas que ejercerán su profesión durante los próximos años. En sus reinterpretaciones encontramos “objetos personales, rincones de cada cual, juegos y juguetes, vistas particulares de esta revisión social de una parte de nuestros jóvenes”.

Así, los autores de las piezas expuestas recrean naturalezas muertas extraidas de sus espacios personales, con referencias a la cultura pop, a la comida rápida, a referentes infantiles o juveniles y, en general, a un universo estético que para cualquier observador recrea a la perfección el espacio temporal y cultural de la generación que se sitúa en torno a los veinte años.

En este sentido la profesora admite que sentía curiosidad por conocer las posibilidades infinitas que un tema tradicional, y tratado también en las vanguardias, adquiere a través de los ojos y la creatividad del estudiantado del grado de Bellas Artes de Teruel.

Arte en femenino

Carmen Martínez Samper no se olvida de destacar un detalle que suele pasar desapercibido, y es que es una temática “casi femenina en sus inicios”. Y enumera una serie de pintoras representativas que trabajaron este género “cuando no se les permitía acceder a las academias de Bellas Artes”. Y como ha ocurrido en otras ocasiones, “lo que en un mometo de la historia se consideraba un tema secundario, pasó a tener una relevancia mayor cuando las obras estaban firmadas por pintores hombres”.

Entre esos nombres destacados en femenino, Martínez Samper subraya algunos como Fede Galizia (1578-1630), Louise Moillon (1610-1696), Clara Peeters (h.1594-h.1659), Alida Withoos (1661/1662-1730), Josefa de Ayala Figueira, conocida como Josefa de Óbidos, (1630-1684), Rachel Ruysch (1665-1750), Lili Martin Spencer (1822-1902), Mary Ensor (1837-1886), María Blanchard (1881-1932), Georgia O’Keeffe (1887-1986), Frida Kahlo (1907-1954), Sofía Morales (1917-2005), M.ª Dolores Andreo (1934-2006), Carmen Laffón (1934-2021), Isabel Quintanilla (1938-2017) o María Moreno (1933-2020).

Colectiva formada por cuarenta y un autores

Los cuarenta alumnos de Bellas Artes que participan en El bodegón contemporáneo son: Lucía Alcaine, Laura Arribas, María Pilar Asensio, Cristina Bernad, Sara Brezaeru, Susana Buedo, Carla Cardenete, Paula Cava, Jennifer Conde, Manuel Cuéllar, Alba Domínguez, María Estévez, Julia Ferrer, Elías García, Sara González, Ana Hinojosa, Patricia Humanes, David Martín, Ixeya Navarro, Asián Orera, Carles Ortuño, Melanie Vásquez, Asier Isasa, Paula Magaña, Erín Manzanares, Irene Mata, Inés Melero, Laura Montero, Rafael Muoz, Lorién Ollero, Jlia Pinilla, María Pokusina, Raisa Ponce, Joshua Quijano, Irene Rubio, Julia Ruiz, Marta Sancho, Alba Sanz, Rubén Siso, Lucía Solórzano, Nerea Villanueva y Alejandro Zarazaga, además del artista invitado María Luis Mongío.

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