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Los Lunes Micológicos enseñan a los neófitos qué setas de la cesta pueden echar a la sartén Los Lunes Micológicos enseñan a los neófitos qué setas de la cesta pueden echar a la sartén
Pedro Blanco (2º por la izquierda) y Juan Royuela (a la derecha), el pasado lunes, mostrando las particularidades de una ‘Amanita ovoidea’

Los Lunes Micológicos enseñan a los neófitos qué setas de la cesta pueden echar a la sartén

Se desarrollan en el Campus de Teruel y buscan formar en micología a los aficionados de Teruel
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Cruz Aguilar

¿Sabías que el polvillo que sale de un pedo de lobo es un cicatrizante natural o que los Suillus, tan abundantes en los montes y que nunca se suelen echar a la cesta, son comestibles? Estas son algunas de las cosas que se pueden aprender en los Lunes Micológicos, una actividad que se desarrolla desde hace años en el Laboratorio de Ciencias de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas del Campus de Teruel y que garantiza a los aficionados que la seta que han recolectado durante el fin de semana en el monte se puede echar en la sartén sin riesgo alguno.

Otra de las curiosidades que plantean es que los champiñones son comestibles, pero siempre que las láminas sean rosáceas, porque cuando el ejemplar es viejo y se han puesto de color tabaco pueden resultar altamente indigestas.

Entre los ejemplares que el pasado lunes se analizaron había varias Macrolepiotas proceras, las denominadas “merluzas de campo”, que siempre deben de tener una altura superior a los 11 o 12 centímetros porque las setas parecidas que tienen un tamaño menor son las mortales Lepiotas brunneoincarnatas.

Polvillo que sale al presionar un pedo de lobo

En este sentido Juan Royuela, experto de la Asociación Micológica Turolense explica que la Macrolepiota nace ya muy larga y con una bola cerrada que es la que luego se abre. “Estas setas se usan muchas veces como si fueran la base de una pizza para colocar diferentes ingredientes encima y meterlas al horno”, relata el micólogo Pedro Blanco. Se trata de unas setas cuyo anillo está suelto, de forma que sube y baja por el tallo cuando el recolector lo arrastra.

La Amanita ovoidea o farinera era la seta más grande que esta semana había en el Laboratorio de Ciencias. Redondeada y blanca, su principal característica es la crema harinosa que deja en los dedos al tocar sus láminas. No todas las amanitas son tóxicas, pero los expertos aconsejan no comer esta especie por el riesgo de confusión.

Pedro Blanco comenta que es en las láminas donde se forman las esporas, que son altamente indigestas. Por eso en los ejemplares adultos es conveniente no ingerirlas. Incluso en los boletos hay que retirarlas cuando ya no están compactas y han adquirido una textura esponjosa, aunque el resto de la seta sí es aprovechable.

El pasado lunes apenas hubo seteros por el laboratorio y el motivo es que en los montes más frecuentados por los aficionados de la capital apenas se recogieron hongos durante el fin de semana. La falta generalizada de lluvias, unida al granizo que cayó en algunas de la zonas de la Sierra de Albarracín proclives a la aparición de setas, provocaron que la cesta regresara vacía del paseo campestre. El granizo se quedó bajo los pinos y en las zonas de umbría, enfriando el suelo hasta el punto de impedir el desarrollo del micelio. Ahora son necesarias las altas temperaturas y las lluvias para volver a recuperar la producción en determinados parajes, según apuntan los expertos en micología. Además, buena parte de las setas de este primer Lunes Micológico estaban agrietadas por la copa, un síntoma claro de la falta de agua.

Blanco muestra dos ejemplares de boletus afectados por la falta de lluvias

Los micólogos ayudan a diferenciar entre setas comestibles y tóxicas, pero también muestran otras especies que aunque se pueden ingerir “son de tercera”, argumenta Pedro Blanco. Entre ellas están los Suillus, que abundan en los pinares turolenses y son de color marrón en la copa y amarillentos en las láminas, de textura esponjosa. El experto detalla que hay que retirarles tanto las láminas con textura de corcho como la cutícula del sombrero, pero la carne blanca que queda debajo es comestible, aunque no presenta un elevado valor gastronómico. Blanco aconseja comer muy pocos ejemplares la primera vez que se ingieren puesto que producen reacciones alérgicas en algunas personas.

Una de las setas más apreciadas por muchos es la de chopo y la de cardo, ambas son saprófitas, es decir, que necesitan de maderas muertas para su desarrollo. Pero para coger hongos no hace falta irse muy lejos puesto que, como apuntan Blanco y Royuela, algunas de las setas de chopo que llevan cada lunes hasta el laboratorio han sido recogidas en los árboles que hay en el propio campus, a pocos metros de donde luego se exponen.

Los Lunes Micológicos se llevan a cabo a partir de las 19 horas en el Campus de Teruel mientras dura la campaña setera.

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