Los Órganos de Montoro revelan la grandeza de la naturaleza en la provincia de Teruel
Un espacio entre Villarluengo y Ejulve que inspira al visitante a detenerse, observar y sentir la fuerza de la tierra en el Geoparque del MaestrazgoEn el corazón más agreste y pintoresco de Teruel, entre los términos municipales de Villarluengo y Ejulve, se alza uno de los enclaves paisajísticos más impresionantes de Aragón: el Monumento Natural de los Órganos de Montoro. Declarado oficialmente en 2010 mediante el Decreto 189/2010, de 19 de octubre, y con una extensión que ronda las 188 hectáreas, este paraje forma parte del Parque Cultural y del Geoparque del Maestrazgo, un territorio singular situado a caballo entre la Cordillera Ibérica y la Depresión del Ebro, cuya abrupta orografía y belleza natural han permitido la declaración de varios Monumentos Naturales con el objetivo de proteger algunos de los lugares más valiosos de su geografía y favorecer un desarrollo sostenible basado en la conservación de sus valores ambientales. En este espacio se unen, además, figuras de protección tan relevantes como la ZEPA Río Guadalope – Maestrazgo y el LIC Muelas y Estrechos del río Guadalope, que ponen de manifiesto la importancia ecológica y geológica del entorno.
Los Órganos de Montoro son una monumental formación caliza de estratos subverticales de edad cretácica, esculpida durante millones de años hasta adoptar la icónica apariencia de tubos gigantes que recuerdan a un órgano musical. Su fuerte buzamiento y la verticalidad de sus paredes son el resultado directo de la intensa estructuración geológica de este sector del Sistema Ibérico turolense. La espectacularidad de esta formación se debe en gran medida al río Guadalope, que a lo largo del tiempo fue encajándose en el eje de un pliegue sinclinal con forma de U, cuya parte central estaba compuesta por materiales blandos que el agua fue arrastrando progresivamente. De esta manera quedaron expuestas las paredes calizas laterales, mucho más duras, en las que la lluvia únicamente logró abrir pequeños regueros siguiendo fracturas y zonas de debilidad, labrando poco a poco los conocidos “tubos” que individualizan este paisaje único. Esta obra maestra natural constituye un referente geológico dentro del Maestrazgo y uno de los paisajes más emblemáticos y populares de la comunidad aragonesa debido a su accesibilidad y su extraordinaria belleza.
Diversidad de flora mediterránea y fauna rupícola
El entorno del Monumento Natural presenta una vegetación característica de la media montaña mediterránea, donde predominan las carrascas, la sabina negra, el pino laricio o negral y el pino carrasco. Junto a estas especies abunda un matorral esclerófilo muy bien adaptado al clima continental-montañoso, con veranos suaves e inviernos muy fríos. En este espacio también se pueden encontrar ejemplares de flora catalogada en Aragón, como los rabos de gato, las hierbas de Santa Rosa y los tomillares de Thymus godayanus, además del acebo. En las paredes de roca, la vegetación rupícola —restringida a grietas y fisuras—, aunque escasa en superficie, posee un enorme valor por su carácter endémico y su adaptación a condiciones extremas. La fauna de los Órganos de Montoro es igualmente diversa e interesante, destacando especialmente las aves rupícolas. El buitre leonado es el gran protagonista del cielo de este enclave, donde encuentra condiciones idóneas para su reproducción y supervivencia, mientras que sobre el suelo la cabra montés o cabra pirenaica ocupa los escarpes y riscos de este entorno rocoso, constituyendo otro de los iconos faunísticos del Monumento Natural. La presencia de estas especies refuerza la importancia ecológica del lugar y lo convierte en un punto privilegiado para la observación de fauna silvestre.
El Barranco de Cueva Muñoz, que marca el límite oriental del Monumento Natural, es otro de los tesoros paisajísticos de este territorio. Sus laderas están cubiertas por densos bosques de pino laricio y su parte baja conserva una rica vegetación de ribera. Un antiguo camino y varias sendas, utilizadas en el pasado por masoveros, recorren el barranco ofreciendo magníficas vistas de los estrechos del Guadalope y de las sierras de la Garrucha y Carrascosa. A mitad del barranco se encuentra la Cueva del Ermitaño, una amplia concavidad natural que fue aprovechada tradicionalmente como vivienda y espacio de trabajo, incorporando dependencias como corrales y un horno de pan. Este refugio, habitado hasta tiempos relativamente recientes, constituye un testimonio excepcional de la vida rural en estas montañas. Para quienes deseen conocer el entorno a pie, el sendero turístico SL-TE 29 Barranco Cueva Muñoz ofrece un recorrido de 6,8 kilómetros (ida y vuelta) que une la Masía de los Barrancos (Ejulve) con la desembocadura del barranco en el río Guadalope (Villarluengo). Se trata de un itinerario que combina historia, naturaleza y espectaculares panorámicas, permitiendo descubrir de forma pausada la riqueza geológica y biológica de este entorno.
Los Órganos de Montoro representan, en definitiva, mucho más que un monumento natural: son un símbolo del Maestrazgo turolense, una ventana abierta al pasado profundo de la Cordillera Ibérica y un paisaje excepcional donde la naturaleza ha escrito su historia en piedra. Un lugar emblemático por su belleza, su importancia ambiental y su capacidad para emocionar al visitante, invitándolo a detenerse, contemplar y sentir la fuerza de la tierra que lo creó.
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