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María Resa y el hipnótico arte de surcar los cielos suspendida de telas de colores María Resa y el hipnótico arte de surcar los cielos suspendida de telas de colores
María Resa posa durante una acrobacia, colgada de las telas aéreas

María Resa y el hipnótico arte de surcar los cielos suspendida de telas de colores

La acróbata de Bello apuesta por extender esta dura disciplina al medio rural
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José Luis Rubio

Pasa de la levedad absoluta, de flotar acariciando las largas telas entre las que se desliza tan sutil como sinuosa, a precipitarse de forma vertiginosa hasta casi rozar el suelo mientras quien la contempla se sobrecoge, tanto con la levedad como con la caída. María Resa, de Bello, es una de las acróbatas más experimentadas de la provincia en la exigente disciplina de telas aéreas.

Más que de un deporte, se trata de una modalidad circense en la que el artista enlaza diferentes movimientos en los que se combinan creatividad, acrobacia y danza en una mezcla tan hipnótica como sorprendente mediante secuencias, figuras y caídas.

Resa se colgó por primera vez de unas telas hace cerca de seis años. Ahora se debate entre la oposición que está preparando y dedicarse de forma profesional al mundo del espectáculo y la formación. Hasta que se desató la pandemia, María Resa había trabajado en clínicas veterinarias de animales pequeños, pero tras los confinamientos empezó a estudiar de nuevo preparándose para el sector público. Sin embargo, al tiempo que trabajaba, primero, y opositaba, después, se estuvo formando “durante muchos años” en las telas aéreas hasta llegar a convertirse en su fuente de ingresos en la actualidad.

Esta disciplina exige fuerza y concentración

En su día a día, la acróbata compagina la preparación de la oposición con la participación en exhibiciones y la realización de cursos y talleres, sobre todo en el medio rural. “Aunque es verdad que empecé con la formación, porque siempre me ha encantado enseñar lo que me gusta, como son las telas aéreas, y a mis amigos les animaba para enseñarles porque cuando algo te gusta quieres compartirlo. Pero al regresar a Bello, después de vivir en Valencia, me decidí a desarrollar un proyecto formativo centrado en la zona rural donde no se conoce mucho esta actividad”, explicó Resa que reconoció que la acogida ha sido muy buena. “Funcionó muy bien y venía gente incluso desde Teruel”, confirmó.

La didáctica ha estado compaginada con la participación en algunos festivales y espectáculos.

Más de seis años entre telas

“Empecé en 2016”, recordó sacando las cuentas María Resa, que tuvo que hacer frente a las dificultades que supone esta práctica, para la que es imprescindible contar con un punto de anclaje a una altura elevada. “Es el principal hándicap de este deporte. No es como el yoga, por ejemplo, en el que basta con coger una esterilla y lo puedes practicar casi en cualquier lado. En esto siempre hay que estar buscando una estructura o algo que esté alto y sea seguro para poder montarlo o algún árbol que tenga una rama que coincida bien para poder montarlo, con seguridad de que no se va a estropear la rama”, explicó.

La acróbata turolense lleva su espectáculo por diferentes municipios de la provincia

Volar en el medio rural

Con orgullo, Resa reconoce que es “de pueblo” y que le “gusta el medio rural” y por ello apuesta con determinación por “fomentar la actividad en estas zonas, en las que parece estén un poco olvidadas”. Por eso, quiere poder “ofrecer algo más alternativo y que no se pueda encontrar en todos los sitios a zonas en las que no tengan tantas oportunidades”, explicó.

Para poder iniciarse en esta disciplina no es necesario ni tener un forma física determinada ni conocimientos de ninguna otra especialidad. En su afán por difundir esta disciplina, Resa se esmera en cada una de las jornada de formación que imparte en adaptar el nivel a las características y capacidades de cada una de las personas que participa. “En lo pueblos la actividad es para todo el público y da igual que se trate de un niño, un adolescente o un adulto.

La modalidad del High Line es la más exigente de la disciplina de telas aéreas

“No hace falta formación previa ni practicar deporte a diario”, sentenció, aunque sí reconoció que la condición física y la experiencia en otras disciplinas favorece la progresión en los aéreos. Precisamente, las limitaciones físicas sueles ser el desencadenante de cierta frustración entre aquellas personas que lo prueban. “Si no tienes una buena condición física o te cuesta un poco más, suele ser poco agradecido al principio”, matizó “porque la tela duele y puede quemarte si te roza rápida. Salen moratones y duele todo mucho”. La fuerza es imprescindible para hacer las acrobacias con seguridad, pero en esta especialidad se trabajan músculos que no suelen estar acondicionados a estos esfuerzos, por mucho que se sea una persona activa u deportista. “Hasta que fortaleces esos músculos específicos, que se hace a través de la propia actividad, cuesta un poco”, recordó, antes de que la actividad se vuelva “súper gratificante” al tratarse de una actividad “súper creativa y divertida en la que uno se supera a sí mismo”, dijo.

Surcar los cielos y los simas

No contenta con desafiar las leyes de la física en una entorno controlado como puede ser una nave, una estructura especial o un árbol con una colchoneta de seguridad, María Resa rompe con lo establecido llevando su vocación un poco más allá.

“Eso es otro deporte”, explica entre risas cómplices. Se trata de una fusión entre el High Line (una suerte de funambulismo extremo) y las telas aéreas. Del cable sobre el que caminarían los funambulistas, María Resa cuelga sus telas y una línea de vida con material de escalda como sistema de seguridad.

Resa resalta el grado de concentración que alcanza cuado hace las acrobacias a cielo abierto

“¿Que por qué lo hago? Es bastante divertido, la verdad”, reconoce sin tapujos. Sus perfiles en redes sociales están salpicados de espectaculares fotografías de ejercicios colgada de las telas a varias decenas de metros del suelo, suspendida en lo alto de un barranco y sujeta a la vida solo con su pericia y la fuerza de sus manos.

“Cuando estoy ahí no pienso en nada. Eso es lo que me gusta. Es como una desconexión total porque estoy muy concentrada. Aunque sé que estoy asegurada, da muchísima impresión estar suspendida de una tela que está colgada de una línea que está colgada en un barranco. Da mucho respeto. Cuando me subo estoy muy concentrada y siempre hago cosas sencillas que he hecho mil veces... pero disfruto muchísimo mirando al horizonte y es como volar, como sentirse un pájaro. Son sensaciones que solo experimento ahí”, describe la acróbata.

Las telas aéreas están consideradas como un deporte de riesgo. Sin embargo, Resa restó importancia a esta catalogación y valoró que para ella “es algo seguro” ya que aunque se trata de “un deporte en el que hay que tener mucho cuidado y saber muy bien lo que se está haciendo porque se practica a varios metros de altura y te puedes caer y hacerte mucho daño. Pero si tienes cuidado y sabes lo que haces no suele pasar nada”.

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