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Nacho Escuín: “Se lee poco a Lorca en comparación con lo que se opina de él” Nacho Escuín: “Se lee poco a Lorca en comparación con lo que se opina de él”
Nacho Escuín y Juan Villalba durante la presentación del libro y del nuevo curso del Club de Lectura del Casino

Nacho Escuín: “Se lee poco a Lorca en comparación con lo que se opina de él”

El turolense presentó en el Casino de Teruel su última obra, ‘Vivir para leer’
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El turolense Nacho Escuín presentó ayer lunes en el Casino de Teruel su última obra, Vivir para leer Breve guía de la Literatura Española en 101 libros. (Libros del frío), un recorrido por las obras que le han brindado una experiencia más gratificante como lector y también de aquellos que considera indispensable para comprender algunos fenómenos que se han producido en España siempre en torno a las letras.

La presentación tuvo lugar en el contexto de la primera sesión del Club de Lectura del Casino de Teruel, que este curso se reinventa con Juan Villalba y el propio Nacho Escuín como coordinadores. Como primeros objetivos se han marcado dar un giro de tuerca a los textos propuestos en el club, incluyendo algunos menos convencionales como teatro o ensayo para tratar de atraer a nuevos públicos más jóvenes, además de contar con presencia de autores en el máximo número de sesiones posibles.

Fuera de canon

A la hora de seleccionar los 101 títulos que definen la literatura española, Nacho Escuín se sale del canon convencional pero no pretende romperlo por deporte, sino más bien reivindicar y demostrar que existen tantos cánones como lectores. “Además el canon se construye siempre desde el poder, y necesita que de vez en cuando se revisite o se resignifique. ¿Por qué no decir que la poesía de posguera de Miguel Labordeta puede ser tan importante como la de Gabriel Celaya? O el asunto de Lorca, que es tan polémico porque existe un posicionamiento previo a la lectura de Lorca, que adquiere tanta importancia como su propia literatura”, apunta. “En mi opinión se lee poco a Lorca en comparación con lo que se opina de él”.

Sin ser un mero listado de obras, o un catálogo de obviedades para el gran público o de rarezas para sacar pecho de lector selecto, Vivir para leer también tiene su valor como guía para lectores aunque va más allá, ya que cada referencia le permite hablar sobre aspectos fundamentales de nuestras letras. “Me autoimpuse nombrar una sola obra de un autor, y en el caso de Elvira Lindo elegí Manolito Gafotas, porque eso me permite hablar del áuge de la novela infantil y juvenil que hemos experimentado en los últimos 25 años”.

También reseña nada menos que Corín Tellado, alguien a quien nadie con ínfulas académicas incluiría en su listado, pero que forma parte de la historia de la literatura del país porque es la segunda escritora española más leída de todos los tiempo, por detrás únicamente de Cervantes. “Otra cosa es que muchos de esos lectores no quieran admitirlo”.

También es posible ser fiel al canon saliéndose de él al mismo tiempo. “Si yo recomiendo a Sender no estoy descubriendo nada nuevo, pero seguro que hay muchas personas que no se acercan a Sender, y yo recomendaría hacerlo a través de El lugar de un hombre, una novela maravillosa sobre el mundo rural”.

También recomenda acercarse a la poesía de Miguel Labordeta, cuyo Sumido-25 “explica en buena medida el sentimiento aragonés que tuvo José Antonio Labordeta”, y menciona como grandes referencias aragonesas a Ignacio Martínez de Pisón o Manuel Vilas, “que han hecho cosas maravillosas que todavía no se valoran en su justa medida”.

Nacho Escuín admite que “este es mi canon, y lo entiendo tan discutible o incompleto como el de cualquiera”, explica. Pero cuando alguien traba una relación tan íntima, longeva e intensa con la literatura está legitimado para contar esa relación. “Eso no te da derecho a hacer un dogma de nada, pero te proporciona herramientas que te ayudan a hacer algo bonito”.

Cualquier recomendación parte necesariamente con la intención de llegar a un público, y a un público concreto. En ese sentido Escuín admite que, sin tener un público objetivo en mente, Vivir para leer ha sido escrito “desde la experiencia de haber dado clase de literatura a gente que no ha estudiado filología. Estudiantes de Publicidad, Magisterio, Periodismo... y sumando algo muy bonito, que son los alumnos de la Univerisidad de la Experiencia, donde doy clases hace tiempo. Allí he encontrado a un tipo de lectores muy agradecidos, que valoran mucho cualquier consejo y que son muy selectivos”.

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