El alma de Teruel empujó a los rojillos en su gesta en Baleares

"Si aguantan un poco este equipo, puede llegar a cualquier sitio". Pablo y Fernando Martínez fueron un par de los alrededor de medio centenar de aficionados del CD Teruel que acompañaron al equipo en el desplazamiento que este domingo llevó a cabo para conquistar el pase a la eliminatoria final por el ascenso a Primera RFEF en Palma de Mallorca. Aguardaba un rival fiero, un proyecto con mimbres y recursos de Segunda División. Dio igual. El ánimo y la ilusión de los seguidores no faltö. Y el equipo volvió a recompensarla, a devolver con creces el cariño de la hinchada. "Volveremos a viajar en el siguiente desplazamiento", dicen los dos.

Ese último viae del curso será el que determine si el equipo rojillo juega el año que viene una categoría por encima, vuelve a la Primera Federación que ya probó en la temporada pasada. Los trescientos que se arrimaron a Pinilla, a la pantalla grande instalada por el club a la entrada de los graderíos, lo tienen claro. "Que sí, joder, que vamos a ascender". Grito de guerra que se oye en cada partido en el feudo turolense desde que arrancó la segunda vuelta de la liga regular, también este domingo tanto en Mallorca como en Teruel. La representación principal de la Junta directiva del club estuvo con el equipo en la isla. El resto compartió espacio con los aficionados en Pinilla, se acercó un rato también la alcaldesa de Teruel, Emma Buj.

Lo vieron duro mediada la segunda parte. "Sufrimos un poco de tensión y de nervios, porque pensábamos que íbamos a la prórroga", reconoce Esther, acompañada por José María, ambos también en el Estadi Balear. "Ahora veremos qué rival nos toca y dónde nos queda el viaje". porque la temporada, las emociones, no han terminado todavía en este curso de vaivén, de montaña rusa, en el que lo mejor queda todavía por venir. "Lo que está haciendo este equipo este año es histórico, tiene mucho mérito, tanto o más como la temporada del ascenso", explica Javi justo debajo de la pantalla grande de Pinilla. Pegó el sol, duro, a mediodía, tanto en Mallorca como en la capital mudéjar. No importó. 

Porque al final resonó el "Vamos Teruel", en alto, en bucle, en cuanto cayeron, uno detrás de otro, los tres goles que sentenciaron el choque en apenas cinco minutos, en un éxtasis final inesperado por todos menos por los jugadores y el cuerpo técnico rojillo. Sigue adelante, camino de las estrellas, hacia el firmamento, el equipo de Unai Mendia ajeno a lo terrenal. No sabe de dineros, ni de presupuestos, ni de nombres o haberes o fueros. El CD Teruel se enfrentó en la primera ronda del 'play-off' de ascenso al enemigo más poderoso, al proyecto más rutilante de los que cabían esperar en este camino hacia Primera. Lo ha derribado. Que pase el siguiente.