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El Andorra acaricia el triunfo pero se tiene que contentar con el empate (0-0) El Andorra acaricia el triunfo pero se tiene que contentar con el empate (0-0)
Los de Carlos Gil practican un buen fútbol para arrancar la campaña 2025-2026. Aitana Rodríguez

El Andorra acaricia el triunfo pero se tiene que contentar con el empate (0-0)

Lleno total del Juan Antonio Endeiza en plenas fiestas patronales para recibir la temporada

Andorra respondió a lo grande en el inicio liguero. Coincidiendo con las fiestas patronales, el Juan Antonio Endeiza registró un lleno absoluto y presentó un ambiente espectacular, con una afición minera que no falló y llevó en volandas a su equipo durante los 90 minutos. Las gradas se llenaron mucho antes de que arrancara el choque, y cuando la madrina del club en este 2025, Julia Miguel, realizó el saque de honor, el estadio ya era una auténtica caldera que marcaba el tono festivo de la tarde. Acarició la victoria el conjunto de Carlos Gil, pero finalmente el marcador no se movió y el Andorra arrancó el curso con empate.

El encuentro comenzó con máxima intensidad. El Andorra trató de llevar la iniciativa desde los primeros compases, buscando hacerse fuerte con la posesión, aunque el Caspe, muy bien plantado, logró contener esas primeras acometidas locales. Los visitantes, apoyados en un bloque compacto, trataron de sorprender con rápidas transiciones cada vez que recuperaban el balón. Los duelos en el centro del campo fueron constantes y el árbitro tuvo que intervenir pronto, amonestando a Kever en el minuto 12 y a Lou en el 14. La primera mitad estuvo muy equilibrada, con mucho esfuerzo físico y pocos espacios. El Caspe se mostró sólido y el Andorra no encontró la forma de generar ocasiones claras, aunque dominó territorialmente. El choque se jugaba de área a área, pero sin demasiada presencia en las porterías, lo que aumentaba la sensación de que cualquier detalle podría marcar el desarrollo del duelo.

Tras el descanso, el guion cambió ligeramente. El Andorra dio un paso al frente y fue superior a su rival en buena parte de la segunda mitad. El equipo minero apretó más arriba, ganó metros y metió al Caspe en su campo. Fruto de ese dominio, el conjunto visitante se quedó sin opciones ofensivas y acabó el partido sin disparar entre los tres palos. El Caspe resistía como podía, mientras que los locales, empujados por el ambiente festivo y el apoyo constante de la grada, intensificaban su búsqueda del gol. La tensión llegó también a los banquillos, con amarilla para el técnico local, Carlos Gil, en el minuto 60. Los entrenadores movieron el banquillo para refrescar a sus equipos: Romanos dejó su sitio a Blasco en el Caspe (64’). Poco después, el Andorra realizó un doble cambio con las entradas de Villalba y Paulo por Juárez y Gracia (70’), en un intento de dar más dinamismo al ataque. Ese mismo minuto, Taboada vio amarilla.

El Caspe respondió con un doble relevo (73’), dando entrada a Franco y Mocanu. La peor noticia para los mineros llegó en el 79’, cuando Guía tuvo que retirarse lesionado, siendo sustituido por Trasobares. En la recta final, Marin (72’) y Rubí (83’) fueron amonestados en el Caspe, y Monta entró por Horno en el 84’. El partido parecía encaminado a un empate sin goles, pero en el último minuto el Andorra tuvo la oportunidad más clara del choque para decantar la balanza. La jugada hizo levantarse a todo el público de sus asientos, pero la suerte le dio la espalda al conjunto local y el balón no acabó en el fondo de la portería. Fue la ocasión que pudo haber cambiado el signo del partido y que reflejó la insistencia de los mineros en la segunda mitad.

El pitido final confirmó el 0-0, un resultado que muestra la igualdad vivida, aunque con la sensación de que el Andorra mereció algo más por su empuje y superioridad tras el descanso. El Caspe se marchó satisfecho con el punto obtenido en un campo difícil, mientras que el Andorra se quedó con la espina de no haber logrado la victoria pese al esfuerzo y al apoyo masivo de su afición. Más allá de lo deportivo, el debut liguero sirvió para constatar la fortaleza del vínculo entre el equipo y su gente. El Endeiza, lleno hasta la bandera, volvió a demostrar que es uno de los campos con más ambiente de la categoría. El respaldo incondicional de la afición, en plena semana festiva, convirtió el estreno de temporada en una celebración colectiva que fue mucho más allá del fútbol.
 

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