Joseda no pierde de vista el esférico en una acción defensiva ante la UE Sant Andreu. Álvaro Martín - UE Sant Andreu
El CD Teruel se borra de los bombos de cara a la segunda ronda de la Copa del Rey (2-1)
Andrés Rodríguez fuerza la prórroga, pero Lucas Viña ahorra los penaltis para los ‘quadribarrats’
El CD Teruel cae de nuevo en la primera ronda y se borra del sorteo para la segunda fase de la Copa del Rey. El conjunto rojillo sucumbió en la tarde-noche de este miércoles ante la UE Sant Andreu por un marcador final de 2-1 en un envite de emociones fuertes en el que los dos equipos se vieron fuera y dentro de la competición. Andrés Rodríguez se erigió como el redentor turolense al forzar la prórroga después de que su equipo fuese perdiendo durante aproximadamente 70 minutos, pero todo se cayó como un castillo de naipes en el 110’ tras la sentencia de Lucas Viña que terminó dándole el pase a la UE Sant Andreu. Desde la 2014-2015 que el CD Teruel no logra superar la primera fase de Copa y la cosa seguirá así.
Envalentonado por su dinámica en la competición doméstica, la Primera Federación, con cuatro victorias en los últimos cinco partidos y a un punto del líder, el CD Teruel saltó al césped del Narcís Sala “con todo”, tal y como avisó el técnico, Vicente Parras, en la rueda de prensa previa al envite. No hubo pues demasiado espacio para la rotación y el cuadro mudéjar formó con sus mejores bazas, los hombres de confianza de Parras. La aparición de Goyo por el carril izquierdo y la ausencia de Teddy fueron las únicas variaciones con respecto a lo visto en otros onces iniciales. Así, el CD Teruel formó con el gen Palop bajo los palos; tres centrales encarnados por Nico Van Rijn, Abraham del Moral y Relu, y dos carrileros, Joseda y Manel Royo, de parapeto; Blesa y Albisua en la sala de máquinas; y en la vanguardia, Sergio Moreno, Jorge Padilla y Goyo Medina.
Enfrente, Natxo García, ex del Real Zaragoza, armó un once con Raúl García-Alejo en portería; Pablo Santiago, Luis Martínez, Javi Gómez y Jordi Méndez en la línea de atrás; Daniel Torices, Albertito y Sergi García en la medular; y Serrano, Salvans y el exrojillo Guillem Naranjo en el ataque para frenar al conjunto rojillo. La gran sorpresa en este caso fue la ausencia del delantero goleador Marcos Mendes, seis tantos en seis partidos, que esperaría su momento desde el banquillo.
Una categoría marcaba las diferencias entre turolenses, en Primera Federación, y catalanes, en Segunda RFEF, sobre el papel. Sobre el verde otro gallo cantó. Desde el inicio los rojillos buscaron el dominio del juego con sus armas habituales, pero se encontraron a un rival bien plantado dispuesto a hacer sudar tinta en cada disputa. Advirtió de eso el exrojillo Naranjo con un primer toque de atención sobre Blesa en el primer duelo.
La UE Sant Andreu se pidió el balón en los primeros instantes de juego para bascular a toda la rocosidad defensiva de los rojillos y encontrar los espacios que le acercaran al gol. La mejor alternativa turolense para contrarrestar la estrategia catalana pasó por la presión alta, con la que pudieron provocar algún que otro fallo en la salida de balón, y el balón parado, desde donde llegaron sus acciones de mayor peligro en el primer tiempo. Pero lo cierto es que ese contexto reflejaba la incomodidad de los de Vicente Parras, a quien parecía que Natxo García había estudiado con lupa. Asustó así el cuadro catalán con dos acciones, una que se marchó lejos de las inmediaciones de Palop y otra en la que fue necesaria la intervención del guardameta valenciano para dormir el esférico abajo. Y metió todavía más miedo con el primer gol del partido. Inesperado por la lógica de las categorías de este deporte, que presupone la superioridad de los equipos más cercanos a lo profesional, pero una realidad que llegó tras una buena jugada hilvanada por los locales y un disparo a bocajarro de Sergi Serrano inalcanzable para Palop.
El mismo Serrano tuvo otra más tarde que falló, pero que le sirvió para concentrar todos los focos. Los de su grada y los de los rojillos que, prevenidos de sus capacidades, se apresuraron a cortarle las alas. Y eso que le retó su compañero en la otra banda, Pau Salvans, que tampoco tuvo reparos en perforar la zaga mudéjar y pudo meter a Manel Royo en un compromiso después de caer en el área rojilla ante el reclamo de la grada. Salvó entonces el colegiado a los de Parras al no decretar penalti. El banquillo local tampoco solicitó revisar la acción.
El CD Teruel trató de crecer en el partido con alguna posesión más larga hacia el final del primer tiempo, pero no encontró la forma y se marchó a los vestuarios con el marcador en contra y celebrando la corta distancia que les permitía estar vivos.
Con todo en contra, el CD Teruel no había dado ningún atisbo de reacción. De hecho, ni una llegada clara había tenido en toda la primera mitad. Lo que, sumado a la necesidad acuciante de respuesta, obligó a Vicente Parras a introducir los primeros cambios. La mayor parte en ataque. Salieron pues al césped del Narcís Sala Andrés Rodríguez, Ayman Arguigue y Teddy tras la reanudación para ocupar los puestos de unos desaparecidos Sergio Moreno y Jorge Padilla, y un sobrepasado Joseda.
El carril izquierdo se convirtió en la mejor vía de los rojillos hacia la meta rival. Manel Royo halló la forma de verticalizar su juego, ayudado por Goyo, para colgar algún balón peligroso al área. De hecho, Albisua cazó uno de estos y probó repetir el trallazo ante el Eldense, pero le salió desviado por encima de la portería de García-Alejo.
Se percató de ello Vicente Parras y decidió realizar un nuevo cambio por este costado para introducir piernas frescas y ayudar a Royo en su cometido. Así pues, se desdijo por completo de su apuesta inicial en el ataque el técnico ilicitano y dio entrada a Traoré por Goyo.
Tomó el relevo el africano con ímpetu. Hizo gala de su velocidad y su electricidad, a veces desbocada, para seguir percutiendo por ese costado, pero seguía el conjunto de Parras sin dar con la tecla para profanar la meta de García-Alejo.
En esas, el balón parado volvió a convertirse en el mejor aliado de los de Parras. El guante de Blesa sumó alguna que otra acción más de peligro hasta que llegó el empate desde un córner. Blesa sirvió y Andrés Rodríguez embocó a puerta al filo del final. Cuando parecía que todo estaba perdido, se erigió una de las mejores facetas del CD Teruel y la libreta del técnico para empatar la contienda.
Pudo evitar la prórroga el conjunto turboleta en una contra eléctrica de las suyas en la que a punto estuvo de ver puerta Ayman Arguigue en primera instancia y Hugo Redón, en el campo desde el 81’ tras dar descanso a Relu, en segunda. De hecho, Redón sí que llegó a festejar el tanto, pero el árbitro aguó la fiesta al pitar una falta cometida por el centrocampista en el forcejeo que, además, le costó la tarjeta.
La prórroga derivó en una batalla a cara descubierta. Los dos equipos se volcaron al ataque, las salas de máquinas perdieron peso y se impuso el fútbol directo cargado de segundas jugadas, velocidad, intensidad e interrupciones, muchas interrupciones. No dio a basto Francisco José Ortega a la hora de poner orden y las tarjetas amarillas se multiplicaron para ambos conjuntos.
En ese juego sin orden ni criterio, sembró pavor sobre la meta de Palop el cuadro local en varias acciones hasta que encontró premio. Un centro lateral culminó con la entrada completamente solo de Lucas Viña quien, con la testa, batió a un diligente Andrés Palop que se estiró, pero no pudo hacer más.
Lanzó la moneda y a punto estuvo de salirle cara al preparador ilicitano, pues el propio Merencio se inventó un centro medido que terminó en el travesaño. Quiso repetir el CD Teruel el gol de Andrés que forzó la prórroga y evocó a la épica, pero finamente el conjunto rojillo regresará a la ciudad de Los Amantes sin épica y sin su nombre en los bombos para la segunda ronda de la Copa del Rey.
Envalentonado por su dinámica en la competición doméstica, la Primera Federación, con cuatro victorias en los últimos cinco partidos y a un punto del líder, el CD Teruel saltó al césped del Narcís Sala “con todo”, tal y como avisó el técnico, Vicente Parras, en la rueda de prensa previa al envite. No hubo pues demasiado espacio para la rotación y el cuadro mudéjar formó con sus mejores bazas, los hombres de confianza de Parras. La aparición de Goyo por el carril izquierdo y la ausencia de Teddy fueron las únicas variaciones con respecto a lo visto en otros onces iniciales. Así, el CD Teruel formó con el gen Palop bajo los palos; tres centrales encarnados por Nico Van Rijn, Abraham del Moral y Relu, y dos carrileros, Joseda y Manel Royo, de parapeto; Blesa y Albisua en la sala de máquinas; y en la vanguardia, Sergio Moreno, Jorge Padilla y Goyo Medina.
Enfrente, Natxo García, ex del Real Zaragoza, armó un once con Raúl García-Alejo en portería; Pablo Santiago, Luis Martínez, Javi Gómez y Jordi Méndez en la línea de atrás; Daniel Torices, Albertito y Sergi García en la medular; y Serrano, Salvans y el exrojillo Guillem Naranjo en el ataque para frenar al conjunto rojillo. La gran sorpresa en este caso fue la ausencia del delantero goleador Marcos Mendes, seis tantos en seis partidos, que esperaría su momento desde el banquillo.
Diferencias sobre el papel, no sobre el césped
Una categoría marcaba las diferencias entre turolenses, en Primera Federación, y catalanes, en Segunda RFEF, sobre el papel. Sobre el verde otro gallo cantó. Desde el inicio los rojillos buscaron el dominio del juego con sus armas habituales, pero se encontraron a un rival bien plantado dispuesto a hacer sudar tinta en cada disputa. Advirtió de eso el exrojillo Naranjo con un primer toque de atención sobre Blesa en el primer duelo.
La UE Sant Andreu se pidió el balón en los primeros instantes de juego para bascular a toda la rocosidad defensiva de los rojillos y encontrar los espacios que le acercaran al gol. La mejor alternativa turolense para contrarrestar la estrategia catalana pasó por la presión alta, con la que pudieron provocar algún que otro fallo en la salida de balón, y el balón parado, desde donde llegaron sus acciones de mayor peligro en el primer tiempo. Pero lo cierto es que ese contexto reflejaba la incomodidad de los de Vicente Parras, a quien parecía que Natxo García había estudiado con lupa. Asustó así el cuadro catalán con dos acciones, una que se marchó lejos de las inmediaciones de Palop y otra en la que fue necesaria la intervención del guardameta valenciano para dormir el esférico abajo. Y metió todavía más miedo con el primer gol del partido. Inesperado por la lógica de las categorías de este deporte, que presupone la superioridad de los equipos más cercanos a lo profesional, pero una realidad que llegó tras una buena jugada hilvanada por los locales y un disparo a bocajarro de Sergi Serrano inalcanzable para Palop.
El mismo Serrano tuvo otra más tarde que falló, pero que le sirvió para concentrar todos los focos. Los de su grada y los de los rojillos que, prevenidos de sus capacidades, se apresuraron a cortarle las alas. Y eso que le retó su compañero en la otra banda, Pau Salvans, que tampoco tuvo reparos en perforar la zaga mudéjar y pudo meter a Manel Royo en un compromiso después de caer en el área rojilla ante el reclamo de la grada. Salvó entonces el colegiado a los de Parras al no decretar penalti. El banquillo local tampoco solicitó revisar la acción.
El CD Teruel trató de crecer en el partido con alguna posesión más larga hacia el final del primer tiempo, pero no encontró la forma y se marchó a los vestuarios con el marcador en contra y celebrando la corta distancia que les permitía estar vivos.
Con todo en contra, el CD Teruel no había dado ningún atisbo de reacción. De hecho, ni una llegada clara había tenido en toda la primera mitad. Lo que, sumado a la necesidad acuciante de respuesta, obligó a Vicente Parras a introducir los primeros cambios. La mayor parte en ataque. Salieron pues al césped del Narcís Sala Andrés Rodríguez, Ayman Arguigue y Teddy tras la reanudación para ocupar los puestos de unos desaparecidos Sergio Moreno y Jorge Padilla, y un sobrepasado Joseda.
Compartir es vivir
Aumentó entonces la iniciativa turolense para obligar a compartir el balón al conjunto local. Se dibujó así un nuevo escenario sobre el verde en el que el CD Teruel abandonó la incomodidad inicial y la UE Sant Andreu experimentó también el sufrimiento. Las fuerzas se igualaron sobre el tablero.El carril izquierdo se convirtió en la mejor vía de los rojillos hacia la meta rival. Manel Royo halló la forma de verticalizar su juego, ayudado por Goyo, para colgar algún balón peligroso al área. De hecho, Albisua cazó uno de estos y probó repetir el trallazo ante el Eldense, pero le salió desviado por encima de la portería de García-Alejo.
Se percató de ello Vicente Parras y decidió realizar un nuevo cambio por este costado para introducir piernas frescas y ayudar a Royo en su cometido. Así pues, se desdijo por completo de su apuesta inicial en el ataque el técnico ilicitano y dio entrada a Traoré por Goyo.
Tomó el relevo el africano con ímpetu. Hizo gala de su velocidad y su electricidad, a veces desbocada, para seguir percutiendo por ese costado, pero seguía el conjunto de Parras sin dar con la tecla para profanar la meta de García-Alejo.
En esas, el balón parado volvió a convertirse en el mejor aliado de los de Parras. El guante de Blesa sumó alguna que otra acción más de peligro hasta que llegó el empate desde un córner. Blesa sirvió y Andrés Rodríguez embocó a puerta al filo del final. Cuando parecía que todo estaba perdido, se erigió una de las mejores facetas del CD Teruel y la libreta del técnico para empatar la contienda.
Pudo evitar la prórroga el conjunto turboleta en una contra eléctrica de las suyas en la que a punto estuvo de ver puerta Ayman Arguigue en primera instancia y Hugo Redón, en el campo desde el 81’ tras dar descanso a Relu, en segunda. De hecho, Redón sí que llegó a festejar el tanto, pero el árbitro aguó la fiesta al pitar una falta cometida por el centrocampista en el forcejeo que, además, le costó la tarjeta.
La prórroga derivó en una batalla a cara descubierta. Los dos equipos se volcaron al ataque, las salas de máquinas perdieron peso y se impuso el fútbol directo cargado de segundas jugadas, velocidad, intensidad e interrupciones, muchas interrupciones. No dio a basto Francisco José Ortega a la hora de poner orden y las tarjetas amarillas se multiplicaron para ambos conjuntos.
En ese juego sin orden ni criterio, sembró pavor sobre la meta de Palop el cuadro local en varias acciones hasta que encontró premio. Un centro lateral culminó con la entrada completamente solo de Lucas Viña quien, con la testa, batió a un diligente Andrés Palop que se estiró, pero no pudo hacer más.
De perdidos al río.
Vicente Parras llevó a cabo un último cambio a la desesperada para tratar de propulsar el ataque mudéjar. Sentó así a un fatigado Manel Royo y dio entrada a Álvaro Merencio para agotar todas las opciones posibles.Lanzó la moneda y a punto estuvo de salirle cara al preparador ilicitano, pues el propio Merencio se inventó un centro medido que terminó en el travesaño. Quiso repetir el CD Teruel el gol de Andrés que forzó la prórroga y evocó a la épica, pero finamente el conjunto rojillo regresará a la ciudad de Los Amantes sin épica y sin su nombre en los bombos para la segunda ronda de la Copa del Rey.
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