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Javier Hernández-Gracia

Estoy totalmente de acuerdo con Vicente Parras. Lo acontecido en Pinilla el sábado no fue un partido de fútbol; ya la hora del mismo no invitaba a optimismo, por añadidura el día muy desapacible, y con el cierzo como convidado menos. A pesar de todo ambiente de gala, la afición del Teruel con su equipo y notable visita de aficionados del Cartagena, los cantoneros o cantonales o paisanos de Isaac Peral, como el publico prefiera, son el equipo de la gran inversión en este grupo segundo, otra cosa es lo que podamos ver en la prensa dentro de unos meses.

Dicho lo cual, entrar en materia es lo que toca. Ya en artículos anteriores hablaba de que el llamado VAR de bronce para mí es como las muñecas de Famosa, aunque este zarrio no se dirige al Portal precisamente. Este invento satánico se está demostrando que es un retroceso en la práctica del balompié, ha convertido los partidos en cansinos, hace perder el ritmo a los equipos y no soluciona casi nada. Comentaba con mis compañeros que, viendo el Europa-Eldense hace unas jornadas por televisión y ante una revisión del cacharro de marras, las imágenes eran tan infames que era imposible discernir nada, ni patada, ni mano ni fuera de juego ni si el jugador era del Europa o del Wisla Cracovia.

En Primera Federación pues hay un problema y un problema serio, por la falta de operatividad de este invento de Satanás y sobre todo porque con él ha aparecido una nueva clase en este fútbol, este sí de bronce. Esa nueva raza la llamaremos Árbitro Vedette, sí amigas y amigos; claro ejemplo lo tuvimos el fin de semana con el trencilla González Páez, de nacionalidad andaluza, aunque pertenecer, lo que se dice pertenecer, es al colegio madrileño. Por cierto el sujeto en cuestión ya arbitró al Teruel hace dos temporadas en su encuentro en el campo del Unionistas salmantino que concluyó con 0-0, año de su ascenso a Primera Federación, lo que es la vida.

El domingo Gonzalo González Paéz (qué orgullosos están del gonzalismo en esa familia) dio un recital de anti-fútbol de primer nivel, eternas revisiones ante un mecanismo que no funcionaba correctamente, doble rasero en las faltas rojillas y también en las tarjetas... Parecía que de un momento a otro se iba a colocar en el centro del campo a pedir un micrófono y cantar Lola Lolita la piconera. Para colmo la escasez de cámaras en Pinilla no ayuda precisamente, y habría que poner en altavoz lo que se dijo en sala de prensa: “Si no hay cámaras que las pongan”. Los mismos derechos que los grandes tienen los no tan grandes, en presupuesto, claro, porque no olvidemos que en lo deportivo el Teruel ahora mismo es tercero en la clasificación, precisamente con los mismos puntos que los cartageneros morenos.

Yo afirmo que lo visto en Pinilla raya la indecencia, revisiones de más de tres minutos hacen que el partido sea otro, como bien apuntaba ya Vicente Parras. También que cada vez que nos cae en suerte un árbitro del hemisferio sur nos toca el dardo, y siempre dentro de mi opinión, pero qué quieren que les diga, prefiero los del hemisferio norte, aunque es verdad que perteneciente al hemisferio norte era el que arbitró el partido contra el Eldense y menuda joya de Tiffanys era el hombre.

En suma, una actuación arbitral deplorable, que nos tiene que llevar a reivindicar soluciones: no podemos pegarnos toda la temporada con revisiones eternas, deficientes en medios técnicos, con memeces como la revisión del cabezazo de Ayman, que no entró desgraciadamente y lo vio todo el mudo, en suma un sainete argumentado en el despropósito con un protagonista cuya actuación sus jefes del comité superior de fantasías arbitrales sería conveniente que revisaran. Aunque ya se sabe que esto de los árbitros es como una película de Tarantino, paras en el bar de carretera y hasta la máquina de discos es un vampiro.

Lo que sí es cierto es que el Teruel da la cara, a veces no para que se la rompan tan gratuitamente; que el Cartagena ha sido confeccionado para ser puntero es un hecho, pero vamos a ver en los próximos días o semanas, uno ya tiene edad para haber visto grandes proyectos que iban a subir los peldaños de dos en dos y a día de hoy alguno ya ni existe, plantillas que como digo yo duran hasta que se acaban las perras. De momento que nadie dé por caído al Teruel, porque a Murcia se irá sin miedo alguno como sin miedo se ha caminado hasta ahora. Si hay algún Ángel caído ése va de amarillo y el tiempo pone a cada uno en su sitio.