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Primer domingo de mayo Primer domingo de mayo
Imagen de Prostooleh en Freepik

Si escuchas que un hombre dice: Yo también tengo madre - huye. Es una bandera roja como la copa de un pino que te advierte de que ese señor practica el cuñadismo y que tiene la desfachatez de usar un argumento como ese para intentar hacer creer al mundo que no tiene nada en contra de las mujeres. Después dirá eso de ¨ni machismo, ni feminismo¨, que el fútbol femenino no es fútbol ni es nada y que las mujeres somos más machistas que los hombres. Señores de este tipo son los que vanaglorian al hombre que prefiere trabajar en lugar de asistir al parto de su mujer, son los mismos que escriben titulares en la prensa calificando un hecho como ese de ¨historión¨, viva la corresponsabilidad. Estoy hablando del futbolista del Villareal que se pasó por el larguero el nacimiento de su hijo, me parece increíble, ya se puede intuir que este niño va a tener un padre ausente. Podría entender su actitud si de ese modo evitase el dolor que va a pasar su mujer durante el parto, o las horas posteriores y los días siguientes curando la posible episiotomía de entre las piernas. Por eso una madre lo vale todo, está ahí no solo por obligación biológica, está por amor, porque da su vida entera, algo que muchos hombres parece que todavía no quieren entender por mucho que digan que quieren mucho a la suya.

Yo, que sí quiero mucho a la mía, aunque tengamos nuestras diferencias y discrepemos en muchas cosas, me hubiese gustado que ella hubiese podido disfrutar, junto con mi padre, de esos días de permiso por paternidad. Ellos que no pudieron tener ese poquito de ayuda a la corresponsabilidad y que les separan unos cincuenta años de diferencia en la crianza con respecto a este jugador de fútbol, supieron hacerlo mejor. Mi madre ha parido a cuatro hijos, durante esos cuatro embarazos vomitó todos los días de los nueve meses que duraron, ha lavado pañales y no por cuidar del planeta, ha tenido que ponerse a trabajar a los tres meses y medio de haber parido y sin protestar… Espero que mi hijo, dentro de muchos años, pueda decir esto mismo, porque significará, primero, que le importa la crianza y piensa en ello y, segundo, que algún avance ha habido con respecto a las condiciones que viví yo.

Antes de ser madre siempre le decía a la mía que el hecho de serlo es un grado, siempre he pensado que en el momento en el que eres madre tu vida cambia y la manera de percibir las cosas es diferente y que tanto las alegrías como las penas por las hijas y los hijos es algo que no se puede medir ni cuantificar y que vives la vida a través de sus necesidades cuando son pequeños y de sus logros cuando son mayores. Ahora que lo soy puedo certificar que es verdad; si es algo que quieres y que no viene condicionado por circunstancias no deseadas o por presión social. Comencé a vivir todo con una intensidad diferente; él es el motivo de gran parte de mis alegrías y, aun sabiendo que también lo será de la gran mayoría de mis penas, sé que el amor que ha hecho florecer en mí es lo más especial que he vivido nunca y esa vivencia no la cambio por nada.  

Ahora pienso en que si mi madre me quiere aunque sea solamente una cuarta parte de lo que yo quiero a mi hijo, soy una persona afortunada.

Gracias mamá.

Perdóname por todas las veces que has llorado por mí, por las ocasiones en las que te has preocupado por si estaba tomando la decisión correcta, por alejarme de ti en la edad del pavo. Gracias infinitas por quererme, por aceptar que debía elegir mi propio camino y, aunque yo no supiese verlo, acompañarme incluso aunque no estuvieses de acuerdo.

Mañana es el día de la madre.

Felicidades. Te quiero.