

Siempre se ha dicho eso de que "hecha la ley hecha la trampa" y algo así es lo que ha hecho la alcaldesa demócrata de Salt Lake City (Utah, EEUU) Erin Mendenhall. Esta mujer ha conseguido saltarse el veto del Estado de Utah que desde este miércoles prohíbe que las banderas arcoíris del Orgullo, entre otras, se cuelguen en escuelas y edificios gubernamentales por no ser oficiales. Y os preguntaréis: ¿Cómo lo ha hecho? Pues en realidad con un movimiento muy sencillo: Las ha hecho oficiales. Así, su ayuntamiento acepta como oficiales tres nuevas banderas que "celebran los derechos humanos" y que "reflejan con mayor precisión los valores de la ciudad y de sus residentes". Y es que no sirve de nada negar las evidencias por mucho odio irracional que se acumule en algunos sectores socio-políticos del mundo; ella quiere que en su ayuntamiento todas las personas estén representadas.
Además de la tradicional bandera de lirio sego del estado de Utah que representa la paz, ahora también son oficiales las banderas de “la celebración, que representa la historia de Juneteenth (Día de la Emancipación de esclavos) y de los residentes afroamericanos de la ciudad”; la de “la pertenencia, que representa a los residentes LGBTQIA de la ciudad y la aceptación más amplia de esta comunidad”; y la de “la visibilidad, que representa a los residentes transexuales de la ciudad y el compromiso de ver y celebrar sus vidas”.
Sin la decisión de Erin Mendenhall, podrían sufrir multas de hasta 500 dólares diarios por mostrar banderas con un mensaje tan noble como los anteriormente citados y es que ya se sabe que los restrictivos y ultraconservadores republicanos no se andan con remilgos últimamente a la hora de quitar derechos de los colectivos menos favorecidos y más castigados por la discriminación.
En su discurso la alcaldesa de la ciudad ha argumentado su decisión con los valores de diversidad, equidad e inclusión en una ciudad en la que valora la unión y la humanidad compartida. Ojalá más alcaldes y alcaldesas tomen decisiones como esta en todos aquellos estados en los que los republicanos estadounidenses van recortando derechos de sus ciudadanos.
Lo cierto es que el avance de las ideas de extrema derecha es algo palpable, la impunidad con la que los dirigentes con más poder y los lobbies con alto poder económico están moviendo los hilos del mundo hacia una preocupante posición política, es abrumadora.
En nuestro país no nos libramos, ya hubo mucho debate con la prohibición de la bandera LGTBIQ+ en edificios públicos. Sin embargo, puesto que no infringe la ley, ni contradice los principios de neutralidad y objetividad de las Admininstraciones Públicas, el Tribunal Supremo avala su uso de forma temporal y con motivos de eventos puntuales como la celebración del Orgullo. Además, el tribunal subraya la Constitución y la normativa europea, promueven la eliminación de cualquier forma de discriminación, incluyendo la relacionada con la orientación sexual o identidad de género. Habrá que estar atentas a las ideas anticonstitucionales que nos intentan colar, porque eso resuena a tiempos pasados a los que no creo que fuese bueno regresar.
De un tiempo a esta parte, los ataques a la comunidad LGTBIQ+ han aumentado notablemente, y es que los discursos de odio hacia el colectivo aumentan también y tienen cabida en no pocos escaños del congreso de los diputados. Son discursos de odio que se están normalizando y viralizando con consecuencias nefastas. Bulos, sesgos, mala información y discursos de odio son sus armas y desembocan en que la LGTBIfobia es el principal delito de odio, un 30% de los casos.
Ya tenemos nuevo Papa, ¿seguirá considerando la iglesia que la homosexualidad es un pecado?