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Esas manchas blancas que aparecen cuando te vuelves moreno Esas manchas blancas que aparecen cuando te vuelves moreno

Esas manchas blancas que aparecen cuando te vuelves moreno

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Joan Izquierdo

El otro día, Marisa, la típica paciente simpatiquísima que siempre anima, me preguntó algo que muchos piensan, pero pocos se atreven a decir en voz alta: - Doctor, ¿esto blanco en la espalda es un hongo, una alergia… o ya empiezo con el vitíligo?

Y me enseñó, con cara de preocupación, esas manchas blanquecinas que había notado al volver de la playa. No le picaban, no dolían, pero allí estaban, muy visibles sobre su piel bronceada. Como si su moreno veraniego hubiese decidido esquivar esas zonas a propósito.

En el trabajo veo cada semana muchas pieles que hablan (y algunas que gritan), estas consultas son un clásico del verano. Y es lógico: pocas cosas inquietan tanto como una mancha nueva. Pero, por suerte, la mayoría no son más que eso: manchas benignas que aparecen por causas muy comunes.

La más habitual es la pitiriasis versicolor, una infección superficial por un hongo que todos tenemos en la piel, pero que, con el calor, la humedad y el sudor decide montar su fiesta. El resultado: zonas blancas o rosadas, normalmente en la espalda, cuello o pecho, a veces con leve descamación. Es más común de lo que se piensa, y aunque se trata fácilmente con antifúngicos, las manchas pueden tardar semanas en volver a su tono habitual. Aquí es cuando la gente entra en bucle: ya no hay hongo, pero la mancha sigue. Paciencia.

Otra causa frecuente es la hipopigmentación postinflamatoria: tras una quemadura solar, una picadura o un eccema, la piel puede regenerarse con menos pigmento. También están las manchas solares idiopáticas (sí, suena importante, pero son simplemente pequeñas manchas blancas que salen con los años, sobre todo en piernas y brazos). Y en niños o adolescentes, aparece mucho la pitiriasis alba, unas manchas claras, sobre todo en la cara, relacionadas con la piel atópica y que mejoran con hidratación.

Ahora bien, ¿cuándo hay que preocuparse? Cuando las manchas cambian rápidamente de forma o tamaño, pican mucho, aparecen en mucosas o hay antecedentes de enfermedades autoinmunes. En esos casos, hay que valorar si estamos ante un vitíligo u otra patología menos frecuente.

Y, ya que estamos, rompamos algunos mitos:

No, no salen por “tomar mucho el sol de golpe”.

No, no es que “se me ha ido el bronceado justo ahí”.

Y salvo el hongo (que no es peligroso ni alarmante), no son contagiosas.

Lo cierto es que la piel tiene memoria… pero a veces también se le olvida el color. Y eso, en verano, se nota más.

Así que si este verano, después del moreno playero o de la excursión al pantano, te ves alguna manchita blanca que antes no estaba, no entres en pánico.

Obsérvala, hidrata, usa protección solar y, si dudas, consúltalo. Mejor una revisión tranquila que un diagnóstico por internet.