

La Historia (XXII)
Si bien es cierto que existen ganaderías referenciales por la unicidad de su esencia, véase, por ejemplo, Miura, quien ya pasó por este espacio, otras las hay que radican su importancia en ser líneas que luego otras casas ganaderas han seguido. Este último es el caso de Murube.
Se remonta la historia de este hierro, que también se considera encaste (denominado Murube-Urquijo) 1863, cuando Dolores Monge, viuda de Murube, procedente José Arias, yerno de el Barbero de Utrera, que había comprado, a su vez, vacas al conde de Vistahermosa (una de las cinco líneas fundacionales del ganado bravo), legándolas a Arias a su muerte. Tras fallecer Monge, su hijo vendió su parte de la ganadería a Eduardo Ybarra, en 1884, naciendo entonces la rama Ybarra-Tamarón-Conde de la Corte. Tamarón, por cierto, que era la divisa escogida para lidiar por Gallito.
Por otro lado, Joaquín Murube siguió con la línea de Murube. El 18 de abril de 1897 se lidió en Sevilla, a manos de Reverte, un toro de Murube llamado Playero, emblema de esta ganadería, y que fue indultado, posteriormente vuelto a lidiar en Campo Pequeno de Lisboa y devuelto, una vez más a la Cobatilla (finca que acoge toros bravos desde 1848). Playero, que salvó su vida por la bravura que disponía, se dejaba tocar e, incluso, montar, como atestigua la foto, donde Joaquín Murube descansa sobre su lomo en el campo.
Y es que, por aquel entonces, Murube era una de las ganaderías escogidas por los toreros que pueden escoger qué torear, es decir, por las figuras. Urquijo y Ussía adquiere la ganadería en 1917, naciendo el encaste Murube-Urquijo. En 1980 pasa a manos del diestro Antonio Ordoñez, y vuelve a manos de los Murube en 1984, en propiedad de José Murube, padre del actual propietario.
Se considera que en la actualidad existen cerca de cinco mil vacas reproductoras de esta línea, con hierros como Castillejo de Huebra, Bohórquez o Luis Albarrán como descendencia de Murube, ganadería madre del campo bravo. Ganadería de figuras.