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1967, el Dos Caballos, Gracita Morales y el nacimiento del Dabadabada 1967, el Dos Caballos, Gracita Morales y el nacimiento del Dabadabada
Estrenada el 5 de diciembre de 1967, tuvo el favor del publico desde el primer momento

1967, el Dos Caballos, Gracita Morales y el nacimiento del Dabadabada

Comedia conmovedora con el sello de Pedro Lazaga, e inolvidable banda sonora de Antón García Abril
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Javier Hernández-Gracia

Generalmente se asocia el seiscientos como símbolo del progreso de los sesenta en la España de la dictadura, luego llegaría el Dos Caballos, más identificado con un segmento de población joven, probablemente debido a que su techo era retráctil, o vete tú a saber, mi tía Josefina tenía un dos caballos (gris por supuesto, aunque luego acabó pintado de rojo) mi vecino Antonio tenía otro azul en tono claro, mi cuñado Alfredo tenía otro Dos Caballos gris y a veces quitaba el techo y luego estaba el de Rafa que como era viajante era modelo furgoneta para llevar mercancía. Por tanto bien merece una película un coche que fuera tan cercano en aquellos años de viaje entre los sesenta y los setenta.

La película de Lazaga, con guión de Pedro Masó y Rafael Salvia es uno de los éxitos de referencia de nuestro cine, gozó desde su estreno del favor del público, y a pesar de tratarse de un argumento de los blandos del cine, tiene un argumento imaginativo y una sucesión de interpretaciones que convierten a la película en atractiva, entretenida y en algún caso con toques en la fibra de esos que hacen escapar alguna lágrima. Un grupo de monjas que se dedican a ayudar a la infancia huérfana y en cuyos papeles principales cuentan con dos actrices santo y seña de ese tipo de cine español en el que serían tan populares para el gran público: Gracita Morales y Rafaela Aparicio.

Dicho lo cual, hay que significar que Sor Citroën tuvo que pasar el duró trago de la censura, pese a ser considerada una comedia sin ningún tipo de mensaje oculto, los censores fueron implacables, de hecho eliminaron una escena del comedor, en el que mientras las monjas comían, una hermana recitaba el código de circulación en lugar de las sagradas lecturas habituales en una orden, se intentaba así que Sor Tomasa (Gracita Morales) estuviera preparada para el examen de conducir, pero a los censores no les pareció adecuado ni de buenos cristianos semejante cosa, así que escena suprimida. Como dato no menor, la película recaudó en los meses posteriores a su estreno 32 millones de las pesetas de 1967.

Comprar un Dos Caballos

Con la intención de cumplir mejor sus cometidos y llegar a más lugares, la comunidad de religiosas decide comprar un vehículo, en este caso un Citroën de segunda mano que ha pertenecido a un señor que fuera Alcalde. La madre superiora papel encarnado por Maricarmen Prendes encarga a Sor Tomasa que se prepare el carnet de conducir. Lo han intuido bien, ahí comienza el auténtico festival, primero el duro trance con el examinador un Rafael Alonso que esta insuperable, después con innumerables secuencias de globos, velocidad, puestos de Sandía, guardias urbanos, todo ello entre la risa de un público y un papel perfectamente ejecutado por Gracita Morales.
 

Antón García Abril. Lápiz compuesto J Hernández-Gracia

Muchas son las personas que reivindican a Gracita Morales con sus papeles en el campo del humor y su particular voz atiplada, pero también es cierto que su carácter se fue tornando enormemente difícil con el paso de los años, Gracita Morales no estaba bien, sus tremendo cambios de humor durante los rodajes y ciertos arranques de cólera motivaron que los directores y productores comenzaran a marcar distancias, López Vázquez y Alfredo Landa sostenían que todo empezó con su fracaso matrimonial, la actriz estuvo casada con el pintor tinerfeño Martín Zerolo durante ocho años, tras la ruptura su carácter fue adquiriendo tonos más agrios.

Un reparto de clásicos

El papel de José Luis López Vázquez como raterillo de medio pelo en la cinta es encantador, al igual que el de Margot Cottens, la actriz uruguaya afincada en España, con interpretación de “señora extraviada” aporta humor a la peli, un jovencísimo Pepe Sacristán, un heladero de blanco inmaculado como Jesús Guzmán y un Antonio Ferrandis que cuadra el papel de comisario con maestría. Pero es sin duda el papel de Rafaela Aparicio quien da soporte y replica tanto a la película como a protagonista, una Rafaela que da poso y templanza y a la vez refugio y humor en la trama.

Este cine de finales de los sesenta tantas veces criticado y para muchos un cine de escasa calidad, merece visiones más estudiadas, por un lado nos permite ver la radiografía de esa España, su escenografía, como era la vida en pueblos y ciudades lo que lo convierte en un material documental de primer orden, nos permite ver urbanismo, moda, imagen personal y hasta vocabulario y movimiento, por tanto más allá de que vista mucho ser especialista en Scorsese, hay que valorar la ventana que el cine de estos directores nos ofrece como baño de realidad y documento visual.