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Concha Fernández Milián, médico psiquiatra y escritora: “Cualquiera puede ser víctima  de una secta, desde ancianos en soledad a jóvenes en crisis vital” Concha Fernández Milián, médico psiquiatra y escritora: “Cualquiera puede ser víctima  de una secta, desde ancianos en soledad a jóvenes en crisis vital”
Concha Fernández Milián, con su última novela en la Feria del Libro de Zaragoza

Concha Fernández Milián, médico psiquiatra y escritora: “Cualquiera puede ser víctima de una secta, desde ancianos en soledad a jóvenes en crisis vital”

La zaragozana afincada en Teruel aborda la persuasión coercitiva en su tercera novela, ‘La sombra de la Vía Láctea’
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Concha Fernández Milián (Zaragoza, 1967) es médica psiquiatra en el Obispo Polanco de Teruel y autora de La sombra de la Vía Láctea (Imperium). Tras dos novelas que exploraban la salud mental -Más allá de la puerta blindada (Mira, 2019) e Iguana blues (Mira, 2021), en su tercera publicación se adentra en el mundo de las sectas destructivas con el Camino de Santiago como telón de fondo.

-Abandona su espacio de seguridad...

-Cambio de tema aunque de algún modo sigo tocando tangencialmente el mundo de la salud mental, porque uno de los protagonistas ha salido de un ingreso psiquiátrico. El tema fundamental de la novela es el Camino de Santiago y también las sectas destructivas

-¿Existe relación entre las sectas y la enfermedad mental, como causa o como efecto?

-No necesariamente. Las víctimas de sectas destructivas o de técnicas de persuasión coercitiva no abundan en las consultas de salud mental, aunque hay psicólogos especializados que tratan con ellas. Un ejemplo es Laura Merino, la psicóloga que prologa la novela, con la que participé en unos cursos en la Universidad de Verano de Teruel sobre sectas, manipulación y radicalización.

-¿Las personas con enfermedades mentales no son más manipulables, más susceptibles de ser sectarizadas?

-No. Cualquiera puede ser víctima en un momento de vulnerabilidad. Personas mayores que sufren soledad, jóvenes en crisis vital, gente con grandes aspiraciones económicas que caen en estructuras piramidales muy sectarias... Ahora también hay muchas sectas en internet, en torno al coaching, pseudoterapias o criptomonedas, que atrapan a mucha gente joven.

-Se habla de sectas destructivas, pero... ¿hay sectas consideradas no destructivas?

-El término secta en sí no es negativo. Define simplemente a un grupo con una determinada ideología, ya sea religiosa, política o de otro tipo. Lo de destructivas se aplica a aquellas que utilizan técnicas de persuasión coercitiva, lavado de cerebro, con procedimientos muy estudiados para captar y retener a las personas. Obedecen a estructuras de poder económico o sexual y se organizan con dinámicas de control y abuso.

¿Desde la psicología, la medicina o la ley existen criterios objetivos para designar qué es o qué no una secta destructiva?

-Hay modos de funcionamiento definidos psicológicamente, como la persuasión coercitiva o el lavado de cerebro, pero no hay criterios diagnósticos como en la medicina. Y a nivel legal hubo intentos de tipificar estas conductas. Pilar Salarrullana fue una senadora que intentó en los años 80 y 90 llevar una ley al Congreso, pero fue boicoteada por algunos grupos sectarios, no lo consiguió y tuvo muchos problemas. Hoy en día sigue habiendo intentos por definir legalmente la persuasión coercitiva. Pero no es fácil, porque alguien que está manipulado puede ser mayor de edad y declarar voluntariamente que no lo está.

-Vamos con la novela... ¿qué historia plantea?

-Los protagonistas son un joven que ha salido de una secta y su prima, que es periodista. Ambos recorren el Camino de Santiago, y durante el trayecto, a través de flashbacks, van reconstruyendo la experiencia del chico, desde la captación hasta el desenlace. La novela describe las fases que los expertos identifican en este tipo de proceso.

-¿Por qué situarla precisamente en el Camino de Santiago?

-Porque soy una gran amante del Camino. Lo he recorrido varias veces y quería escribir una novela donde el Camino fuera protagonista, desde Roncesvalles hasta Finisterre. No es un simple escenario, es un canto de amor al Camino de Santiago. He intentado que el lector lo huela, lo vea, lo palpe y que experimente su magia.

-¿La historia se basa en alguna experiencia cercana o personal?

-No, es ficción. Me he basado en los cursos que hice en la Universidad de Verano y en la bibliografía que consulté para documentarme.

-¿Y de dónde le viene la afición por el tema?

-De joven me impactó mucho todo lo que se denunciaba sobre conductas sectarias. Me llamaban la atención personas como el periodista Pepe Rodríguez o Pilar Salarrullana. Entonces veíamos proliferar grupos como los Hare Krishna, los de la Meditación Trascendental, el Sahaja Yoga... Coincidió con la apertura social y espiritual de la Transición y siempre me interesó.

-¿Qué hay del título de la novela?

- Iba a llamarse Camino de regreso, pero mientras escribía imaginaba a los protagonistas caminando de noche y me gustó la imagen de caminar bajo la sombra de la Vía Láctea. Y luego, simbólicamente, la novela también habla de luces y sombras: hay mucha luz espiritual, pero también mucha oscuridad. He querido escribir una novela con muchas capas.

-¿Trabaja ya en lo próximo?

-Tengo terminado un ensayo sobre psicología y la saga Juego de Tronos. Es un análisis de la serie, de sus personajes y de su simbología desde la perspectiva de la psicología. Lo tengo terminado, pero estoy buscando una editorial que esté interesada.