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Eduardo Forcada, fotógrafo: “En Etiopía estoy sin ducha ni comida; viajar es cambiar de mentalidad, no de sitio” Eduardo Forcada, fotógrafo: “En Etiopía estoy sin ducha ni comida; viajar es cambiar de mentalidad, no de sitio”
Eduardo Forcada, autor de las imágenes de Albarracín, con los integrantes de una tribu de Etiopía

Eduardo Forcada, fotógrafo: “En Etiopía estoy sin ducha ni comida; viajar es cambiar de mentalidad, no de sitio”

Hasta el próximo 8 de diciembre se puede visitar en el Museo de Albarracín su muestra sobre el triángulo de Ilemi y que lleva por título Amaisan, sonrisas africanas
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Cruz Aguilar

Eduardo Forcada es procurador de profesión y se define como aficionado a la fotografía, pese a que lleva muchos años con la cámara al cuello. Aúna esta pasión con la de viajar y fruto de ambas es la exposición que desde el 9 de octubre y hasta el próximo 8 de diciembre se puede visitar en el Museo de Albarracín sobre el triángulo de Ilemi y que lleva por título Amaisan, sonrisas africanas.

-¿Cuántas veces ha viajado al escenario de sus imágenes?

-A esta zona de Etiopía llevo unos cinco años yendo, a África muchos más.

-¿Por qué son todo retratos?

-Es una zona donde todo es fotografiable, pero a mí me gusta mucho captar la expresión de la gente. La gente critica que no abro la cámara, que no muestro lo que hay detrás, pero a mí me gustan los retratos, sobre todo de niños y niñas.

-La muestra se llama Amaisan, que significa sonrisa. Resulta llamativo que niños con tantas carencias sonrían tanto, ¿no cree?.

-Precisamente por eso, los niños están todo el día sonriendo, con cualquier cosa que les hagas, no saben que hay maldad, si no te sonríen cuendo te ven si cuando ya llevas un rato con ellos. Luego se hacen mayores y ya la ven porque en esa zona hay tiros. Estamos un poco hartos de ver navajazos y luchas, en Africa hay otra cosa, que son las sonrisas de los niños.

-¿Cómo le reciben cuando llega a estas tribus?

-Lo que hago habitualmente no es sacar la cámara, sino montar la tienda, juego, saco unos globos, una pistola de agua... Al día siguiente preparo la cámara y al principio son un poco reticentes y siempre te piden dinero, están acostumbrados y te piden 5 birr por una foto, que es una miseria, por un euro te dan 54 birr, lo que haces es al llegar a un poblado negociar.

-¿Es una zona turística entonces?

-A lo que es el Valle el río Omo venden paquetes turísticos, pero no es lo mismo ir con una tienda y dormir en el poblado que acercarte desde el coche  y tirar unas fotos a medio metro de la gente.

-Pero están acostumbrados a ver blancos.

-Si, aquí sí, pero hay poblados hacia Sudán del sur que no han visto blancos.

-¿Qué tiene de interesante esta zona para usted?

-Son gentes que viven como hace 500 años, hay algunos con la camiseta de Coca-Cola, pero la mayoría visten como siempre, son gente que no interesa a nadie, tienen muy poco porvenir y es una pena. Son muy despreciados por otros habitantes del país.

-¿Ellos sienten ese desprecio?

-No porque no tienen comunicación con el exterior, salvo con la tribu de al lado, que les pega tiros, pero no tienen conciencia del desprecio que el resto del mundo siente por ellos.

-¿Cuántas personas integran esta tribus?

-Algunos son 6.000, otros llegan a 300.000, lo que pasa es que en cada zona están en sus poblados, que pueden ser de 200 personas. Viven en chozas sin agua corriente y sin luz, la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol con la que colaboramos están haciendo pozos, pero no tienen carreteras, no hay nada.

-¿Como conoció su existencia?

-Me gusta Africa desde hace muchos años y hace 25 años empecé a colaborar con estos sacerdotes, que hace 5 o 7 años me propusieron ir ahí. Me gustó tanto que los últimos viajes he ido ya allí siempre.

-Usted pasa allí hasta tres semanas, ¿cómo se vive todo ese tiempo sin las comodidades a las que estamos acostumbrados?

-De cine, por estar algún día sin comer no te mueres y cuando te falta todo se disfruta todo mucho más, hay gente que no podría, no hay ducha, no hay comida, pero el concepto de viajar no es cambiar de sitio, es cambiar de mentalidad y allí encuentras esto. Es un sitio que te emociona por en todos los sentidos.

¿Cómo surge esta exposición con el Ayuntamiento de Albarracín?

-La última exposición que hice fue en la Diputación Provincial de Zaragoza, al alcalde, Michel Villalta, le gustaron estéticamente las fotos, me lo propuso hace algún tiempo y ha salido ahora, poco a poco se le ha dado esta idea de solidaridad para ayudar a esta gente. Se ha hecho una página web a través de la empresa Plan Activa con posibilidad de venta de las fotos.

-¿A qué se destinará el dinero recaudado?

-Se exponen 31 fotografías, pero se venden un centenar y el dinero irá a la  Misión Nyangatom para hacer escuelas. Hablamos de escualas de 30 metros, con techo de uralita, que cuestan pocodinero , pero para ellos tiene mucho valor porque no lo pueden asumir.

-Para un fotógrafo siempre es una satisfacción que alguien compre sus fotos, ¿no es así?

-Para mi es una satisfacción que a la gente compren las fotos para colaborar y que les guste. En este caso me da igual que las tiren, porque han colaborado, pero que además las cuelguen en sus casas es muy gratificante.

-¿Qué precio tienen?

-30, 50 y 80 euros, dependiendo del formato, va incluido el revelado y el transporte.

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