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Eduardo Viñuales, escritor, fotógrafo y naturalista: Eduardo Viñuales, escritor, fotógrafo y naturalista:

Eduardo Viñuales, escritor, fotógrafo y naturalista: "Ver una alondra ricotí para un ornitólogo inglés es como para nosotros ver leones"

El zaragozano presentó en Aguilar del Alfambra su 'Ruta para observar aves' de Aragón
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Juanjo Francisco

El escritor, naturalista, ornitólogo y fotógrafo zaragozano Eduardo Viñuales presentó este sábado en Aguilar del Alfambra su última obra, Rutas para observar Aves, editada en la colección Aragón de la editorial SUA. Se trata de una guía de campo visual y rigurosa que reúne treinta excursiones por algunos de los espacios naturales más paradigmáticos de Aragón donde pueden observarse las aves más características, esquivas o bellas del territorio.

-¿Lleva la cuenta de los libros que ha publicado sobre el patrimonio natural de Aragón?
-¡No! Son demasiados, y además muchos de ellos están escritos en colaboración. Pero lo importante no es la cantidad, sino seguir sembrando a través de los libros el amor a la naturaleza y a los tesoros que tenemos en Aragón.

-Pero sí que es el primero sobre aves, su gran pasión...
-Sí, y ya tocaba la verdad. Mi afición por la naturaleza comenzó con los pájaros, cuando con trece años un amigo y yo jugábamos a aprendernos las especies de una guía y después acertar sus nombres tapándolos. Empezamos a pasear por el Parque Grande de Zaragoza con unos prismáticos para identificar las que veíamos. Eso me llevó a la fotografía, comprándome mi primera cámara con 17 años, y después a la botánica, a la geología y a todo lo demás. Como se dice del cerdo, de la naturaleza se aprovecha todo, porque te da una visión especial del mundo, llena de belleza y felicidad.

-¿A qué público se dirige la guía? ¿Neófito o especializado?
-He tratado de que sea muy equilibrada. Alguien que no sepa nada de pájaros puede coger la guía y realizar las excursiones que propongo, si además tienes cierta afición por la ornitología puedes intentar identificar o escuchar las especies reseñadas en cada ruta, o saber dónde puedes encontrar una especie en particular que deseas observar. También se dirige a ornitólogos expertos que deseen descubrir territorios o especies en las que no están especializados, como puede ser la perdiz nival o la alondra ricotí, que tiene en Aragón su único hábitat en Europa. Ver este pájaro para un ornitólogo inglés es como para nosotros ver leones en África.

-¿La obra describe las rutas que hay que seguir para ver determinadas aves, o describe las aves que veremos si seguimos determinadas rutas?
-El elemento que articula el libro es el ave, es la protagonista sin duda. Es decir, la guía describe rutas en las que se pueden observar aves muy interesantes, al margen de que además sean bonitas. No incluyo la Laguna del Cañizar, por citar un ejemplo, porque sea un paraje muy bello, sino porque además de eso es uno de los mejores lugares de Aragón para observar determinadas aves. Dicho esto, también hay que aclarar que trato de que aquí también haya cierto equilibrio. Es decir, tampoco expongo rutas en las que se puedan observar aves pero que no tengan ningún interés paisajístico porque estén muy humanizadas, o que sean de muy difícil acceso, por ejemplo. Y en tercer lugar la idea es representar todos los ecosistema que podemos encontrar en  Aragón que son variadísimos, desde el desierto estepario a la alta montaña.

-¿Dígame qué aves aragonesas no debemos perdernos?
-La alondra ricotí es un tesoro. Es un pájaro discreto, y hasta soso, porque no tiene colorido, pero muy interesante por su rareza. Hasta los 80 se creía que solo existía en el norte de África, pero en los 80 Adolfo Aragüés la descubrió en la zona de Belchite y las Saladas de Alcañiz. También se encuentra en las estepas del Ebro o las parameras de la zona de Aguilar del Alfambra, el único sitio de Europa donde puede verse. Es dificilísima de ver, aunque podemos escuchar su canto característico, una especie de ricotí, ricotí. También hay que destacar por su importancia el Quebrantahuesos, cuyo bastión fue el Pirineo aunque se está empezando a reintroducir en otros lugares de montaña, como el Maestrazgo, o la grulla, que nos ofrece un espectáculo africano con las grandes concentraciones en los atardeceres espectaculares del otoño en Gallocanta. Y una de mis preferidas es la perdiz nival, una reliquia glaciar que vive en las cumbres de 3.000 metros, y que se mimetiza con la nieve hasta el punto que puedes pasar a su lado sin verla.

-¿Y en cuanto a los territorios? ¿Cuáles son los mayores santuarios aragoneses de aves?
-Gallocanta es uno de los más especiales, por las grullas y también por la gran cantidad de anátidas o de aves limícolas que podemos observar. Y también son interesantísimas las parameras del Alfambra, una zona de especial protección de aves (ZEPA) que sin embargo es muy poco conocida y, de hecho, existe muy poca información sobre ella. No existen rutas marcadas o publicadas. Chabier de Jaime me ayudó a describir esa ruta y descubrí muchas especies comunes y otras más raras, como la curruca tomillera, la curruca mirlona o el roquero rojo. Me hace especial ilusión haber incluido esa ruta porque no había nada publicado, y en los libros siempre hay que contar algo nuevo.

-Además de una buena guía de campo, la obra es un gran libro de fotografia...
-Tanto SUA como yo intentamos que la obra sea visualmente muy espectacular, porque eso invita al viaje. Las imágenes están obtenidas a lo largo de los años y la mayor parte son mías, excepto alguna puntual que hemos tenido que comprar o pedir a algún otro autor, de algún ave como el treparriscos, por ejemplo, de la que no tenía fotos o estas no eran de la calidad necesaria. En el caso del avetorillo me ocurrió que también pedimos una fotografía, y cuando la guía estaba en imprenta un amigo me ayudó a localizar una pareja criando en Zaragoza, y pudimos incluir su fotografía a última hora.